Capítulo cinco.
Con dos bolsas en cada mano avanzó hacia la siguiente tienda donde se encontraba _____ mirando a través de la vidriera. Se acercó hacia ella y miró hacia el vestido de novia que estaba ella mirando.
- Jason me iba a proponer matrimonio –sonrió-. Lo iba a hacer enfrente de mis padres, así quedaban como testigos.
- ¿Con dieciocho años? –hizo una mueca.
- Cuando amas a alguien no te interesa la edad.Siguieron caminando y varias chicas se acercaron a pedirle autógrafos al pelirrojo. Él sonriendo les respondía que no podía porque estaba ocupado en un paseo por el centro comercial con su mejor amiga.
- Estoy cansado –dijo sentándose en uno de los sillones de la tienda.
- Solo quiero renovar mi guardarropa –dijo del otro lado del vestidor.
- Ya son muchos zapatos, remeras…Abrió la cortina.
Una _____ con un vestido blanco por encima de las rodillas se encontraba en frente de él. Dejó las bolsas con ropa a un lado y se levantó acercándose hacia ella.
- Te ves hermosa.
_____ dio media vuelta y volvió a entrar al vestidor cerrando la cortina de este. Se sacó el vestido y se volvió a vestir con su ropa de antes. Salió con el vestido en una de sus manos y se encontró con su amigo hablando muy entusiasmadamente con la vendedora de la tienda.
Una punzada en su pecho sintió.
Celos. Celos es lo que sentía en ese momento.
Veía como se reían juntos y eso la molestaba. Dejó el vestido en el mostrador. La vendedora, una chica morocha de ojos verdes, lo miró y luego sonrió.
- ¿Lo va a comprar, señora? –le preguntó.
- Me gustó como me quedaba, pero no me gustó como era el escotado. No me lo llevo.
- Si quiere le busco…
- No. Voy a buscar en otra tienda. La ropa de acá no va con mi gusto –arrebató su cartera de las manos de Ed y se encaminó hacia la puerta de salida-. Y no soy una señora –dio media vuelta y la miró-. Apenas tengo diecinueve años. La única vieja en este lugar eres tú.
- Yo no soy vieja. Tengo veintiún años.
- ¿Enserio? Yo desde mi lugar te veo algunas arrugas en tu rostro –rápidamente, la vendedora llevó una de sus manos hacia su mejilla-. Que tengas un lindo día –le sonrió.Salió de la tienda. Minutos después, el pelirrojo salió y ella intentó evitarlo caminando hacia otra tienda. Este la tomó por el brazo y la miró.
- ¿Qué fue eso?
- ¿Qué fue qué?
- No te hagas la inocente.
- ¿Por qué debería?
- Porque… nada. Olvídalo –dio media vuelta con las bolsas en sus manos y luego la volvió a mirar-. Se llama Anahí. Y sí, la invite a cenar._____ entrecerró sus ojos y apretó sus puños. Lo observó irse y volvió a mirar hacia la tienda donde había estado antes. Vio como la supuesta Anahí estaba atendiendo a unos clientes. Aparentaba ser buena persona, pero Ed es de ella y de nadie más.
Sacó su celular de su cartera y se fijo la hora. Las seis y media. Si Ed tiene una cena con la vendedora, seguro que ahora él se debe estar dirigiendo hacia el hotel. Salió hacia afuera y tomó el primer taxi que se cruzó.
<< Eres jodidamente perfecto >>
Lo observó ponerse sus convers y luego una camisa con estampado escocés color rojo.
- Pensé que ibas a salir con…
- Lo voy a hacer.
- Que bien.Tomó su piyama y entró al baño. Abrió la ducha y luego escuchó como la puerta de la habitación se abría y luego se cerraba. Hizo una mueca. Pensó que iban a pasar sus vacaciones juntos, y no ellos dos y una vendedora cualquiera del centro comercial.
Dejó que el agua recorra por todo su cuerpo. Salió y cubrió su cuerpo y cabello con una toalla. Se puso su piyama y cepilló sus dientes. No tenía ganas de cenar, así que caminó hacia la cama y sin taparse se quedó dormida.
Los rayos del sol la obligaron a abrir sus ojos. Se removió y sintió que alguien la abrazaba. Se dio vuelta y se enfrentó a esos ojos color celeste que siempre la volvían loca. Ed le sonrió. La castaña intentó apartarse de él, pero le era imposible.
- Edward, suéltame.
- No puedo.
- Si puedes, solo que no quieres.
- Exacto.Intentó zafarse de sus brazos, pero Ed era más fuerte que ella. Le dio un beso en su frente y la soltó. Esta se levantó y rápidamente se pasó su mano por la frente limpiándose.
- ¿Qué haces?
- No quiero que quede rastro de tu saliva en mi frente.
- Yo se que te gusta mi saliva.
- Además, anda a saber en donde estuvo esa saliva anoche.
- ¿Piensas que la bese? –se levantó.
- Últimamente pienso muchas cosas de ti.
- ¿Cómo que cosas? –se acercó hacia ella.No le respondió. Apegó a _____ hacia él y se fue acercando a los labios de la castaña. Esta por instinto cerró los ojos, pero el cambió su dirección hacia su frente y luego la miró.
- Yo se que aún te sigue gustando mi saliva, aunque haya besado a otras chicas.
Se separó de ella y entró al baño. Abrió sus ojos y apoyó su espalda en la pared. Posó sus dedos en sus labios imaginándose el beso que podría a ver tenido con él.