IX.

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─ ¡Amo Damian! ─ el casi alarido del mayordomo lo hizo sentir asustado en cuestión de segundos, sentía que una mirada rápida bastaría para descubrirlos en el acto─ ¿Dónde estuvo? ¿Le parece divertido ausentarse una semana entera sin avisar su paradero? Su padre está furioso con usted.

─ No soy un niño Pennyworth─ Damian se sacudió bruscamente y fue cuando Superman reparó en el hecho de que aún no soltaba el cuello de la camisa del menor─ y poco me interesa si está molesto o no.

Una vez libre del agarre en sus ropas salió dando pisotones en dirección a su habitación, la ropa sucia y rasgada ofrecían una buena fachada de la coartada que habían planeado. Robin y Superman habían ido a la zona chica de Metrópolis a conseguir que el aspecto del menor de los Wayne fuera el de alguien que por 7 días había estado vagando y metiéndose en líos de vez en cuando. Por la expresión de Alfred lo habían conseguido con éxito.

─ Creí que era tiempo de regresarlo a casa─ se explicó Clark cuando quedó con el mayordomo en la entrada de la mansión─ sabe esconderse muy bien.

─ El amo Bruce estará feliz de saber a detalle las aventuras de su hijo─ Alfred sonrió levemente, sabía del interés del reportero por su amo y la idea le encantaba─ iré por él para que pueda escucharlo de su propia boca.

─Ah, yo, sí bueno─ Clark se ruborizo, claro que deseaba ver a Bruce pero el miedo de que se delatara empezaba a ser abrumador.

─ No hace falta Alfred, los vi llegar.

Bruce Wayne bajaba por las escaleras cuando hablo, llevaba puesto unos pantalones de vestir gris oscuro que combinaban con la camisa negra de botones y sin corbata, dejando su aspecto libre y casual para estar tan cerca la hora del murciélago. La imagen iluminó la sala entera con su presencia sobria y encantadora.

─ ¿Se metió en muchos problemas?

─ No─ el reportero quedó prendado por los labios rosados y el cabello perfectamente bien peinado del omega─ él estuvo bien─ abrió mucho los ojos al escuchar sus propias palabras─ quiero decir que no se portó mal, no que se porte de alguna manera, ¿cómo lo sabría yo? je, Damian, sabe pelear y él, él... ¿Cuál fue la pregunta?

─ ¿Qué si se metió en problemas en Metrópolis? ─ Bruce lucio genuinamente confundido, pero la risilla que soltó se encargó de disminuir la tensión en el alfa quien rápidamente se controló─ ¿tienes tiempo para una taza de té?

─ Sí, suena como una gran idea.

Por poco más de media hora, Clark se encargó de narrar la historia pre fabricada por Damian. Notaba como los detalles que Robin más se esmeró en recalcar eran los que producían cierto agrado en el omega mayor. Cuando al fin la curiosidad en Bruce se calmó y pasaron a conversar de temas triviales fue que admitió que el convenio con el menor podría resultar demasiado beneficioso si lo manejaban con prudencia e inteligencia.

Ver en un ambiente tan cotidiano y familiar como una mesa de café a Bruce le parecía la imagen más hermosa y tranquilizadora, por poco olvidaba como y porque estaba sentado ahí mismo. Solo cuando un llamado de emergencia solicitó la presencia de ambos en un lugar distinto la imagen del chico Wayne llegó a su recuerdo.

Bien, ¿qué tan malo podía ser?

Bajo control: padre o hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora