XII.

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Llegó a su departamento un día antes de la competencia de Damian. Había pasado la noche en la mansión Wayne follando tan dulcemente al filántropo que no le afectó mucho mentir en el Diario cuando al día siguiente se presentó usando las mismas ropas. Al abrir su puerta principal fue recibido con el aroma de pan recién horneado, curioso por lo que pasaba encontró al pequeño Robin terminar de cortar verduras.

─ ¿Qué pasa con tu horno? parece una pieza del museo.

─ ¿Estás cocinando pizza?

─ Maya me reto. ─ Clark tuvo el impulso de comentarle acerca de su problema con aceptar cada reto presentado pero el verlo lleno de harina en el cabello le evito hacerlo─ ¿por qué no te quedaste con padre más tiempo? Tardé mucho en hacerle saber lo necesario sin que notara nada sospechoso, al menos debiste aprovechar mi esfuerzo.

─ Mucho trabajo pendiente─ a Clark le parecía ligeramente incómoda la manera tranquila y despreocupada del menor al hablar aquel tema─ ¿necesitas ayuda?

─ Siéntate y pruébala. No quiero tu condescendencia así que sé sincero con tus juicios.

Damian podría ser un maestro del combate y el sigilo, pero las artes culinarias no figuraban en su lista de habilidades. Con cada nueva pieza Clark lo confirmaba pero mientras veía al chico amasar la mezcla con fervor y concentración pudo apreciar una cara nueva en el pequeño, viéndolo trabajar en su cocina sintió que podía contemplarlo por muchas horas sin aburrirse.

─ Es tarde─ Clark llevó consigo al malhumorado chico que se negaba a perder un reto diseñado para derrotarlo─ mañana es el torneo, y necesitan a su mejor guerrero listo y descansado.

Y por primera vez de tenerlo bajo su techo renunció a la tentación carnal por él, saciado con su verdadero omega Clark se limitó a acurrucarlo entre sus brazos con cuidado, la nula resistencia en Damian podrían ser signos de cansancio o resignación pero la facilidad con la que dejó que el alfa lo protegiera causaron nuevos estragos en su persona. Ese omega era tan cálido y se sentía reconfortante, los inhibidores de aroma hacían imposible al olfato humano detectar la fragancia natural pero los sentidos super desarrollados del kriptoniano eran capaces de disfrutar el jazmín con clavo del menor, una canción de cuna que lo arrullo.

Mañana cubriría la contienda y el resultado del torneo, muy sinceramente esperaba que Gótica, y sobre todo Damian, ganara.




FIN.

Bajo control: padre o hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora