III.

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Después de que Damian saliera siguió rondando por la ciudad sin, al parecer, un destino fijo. Sin saber qué esperar Superman se dedicó a mirar sus extrañas acciones. Lo vio entrar en dos discotecas para limitarse a solo tomar una cerveza y mirar la pista por treinta minutos en cada establecimiento; cada vez que lo hacía avanzaba bastante más lejos del Oeste, lugar donde Gótica se encontraba. Sintiendo que realmente el chico estaba planeando algo olvido sus intenciones de pedirle ayuda con su padre y lo vio seguir su travesía. Damian entró en un par de tiendas de conveniencia abiertas las 24 horas e hizo lo mismo con tres farmacias, cada una ubicada innecesariamente más lejos la una de las otras, fue en la segunda tienda que noto como pagaba con efectivo tanto los taxis como los productos que adquiría, sin dejar ningún rastro de su presencia. El héroe también había notado que solo decidió hacer aquellas adquisiciones cuando se localizó en una zona donde era muy poco probable que lo reconocieran como miembro de una clase social distinguida: en resumen, Damian ocultaba sus pasos pero ¿de quién? y ¿por qué? Dudaba mucho que debajo del traje empresarial confeccionado como segunda piel pudiera ocultar partes vitales de su uniforme de Robin (botas y cinturón), así que un ataque de encapuchado estaba descartado, entonces ¿qué estaba sucediendo ahí?

Quizás 5 horas fueron suficientes para que Damian se sintiera lo suficientemente seguro de la distancia que había puesto entre él y su familia, los motivos aún desconocidos para Superman al igual que los artículos celosamente guardados en la bolsa de plástico que se negó a ver respetando tan siquiera un poco la privacidad del chico. Casi estaba por llamar a Bruce para darle un pequeño informe de la situación cuando Damian se encaminó a un callejón abandonado, por la hora -12 de la madrugada- seguramente Batman estaría apenas preparándose para patrullar. El muchacho se recargo en la pared y sacó una pequeña caja de la bolsa mientras arrojaba el resto al suelo, Clark vio la manera en la que Damian usaba un par de pilas doble a para darle vida a otro pequeño aparato que reconoció a la perfección.

El hijo de Bruce estaba haciendo aquello en un callejón solitario y oscuro, ya sabía Clark porque había buscado alejarse tanto. También le fue más obvio por qué Damian apenas y había prestado atención a la reunión de la empresa de su padre. Sintió un peso repentino de pánico por ser testigo de cómo Damian colocaba uno de sus dedos en un pequeño aparato que usaba una fina aguja y que estaba lleno de químicos específicos que la gente usaba para determinar sus castas. Lo vio aventar el primer aparato en un contenedor de basura y repetir la acción con al menos cinco pruebas más, y después de las pruebas de sangre -que solían ser confiables en un 98% de las veces─ lo vio recurrir a pruebas de orina que al parecer le seguían dando el mismo resultado que las anteriores pues la ira con las que eran lanzadas no daba duda de aquello.

Superman seguía volando ahí entre las nubes de una ciudad dormida sin saber que hacer; una gran parte de él quería descender y hablar con el chico otra, una mucho más racional, le aconsejaba no involucrarse pues si el temperamento del padre era malo el del hijo era peor que solo malo. Sin embargo, no podía dejar en ninguna circunstancia a alguien en problemas y si lo que las muchas pruebas decían era verdad, Damian estaba en uno.

Tal vez por eso Damian había ido a las discotecas horas atrás, buscando estimular su glándula en medio de hormonas y aromas ardiendo en liberación, la bebida solo había sido para hacerlo tener la suficiente cantidad de orina para las muestras y ya que solo había tomado dos tragos de muy probablemente agua mineral estos no afectarían los resultados. Antes de que Clark se tuviera que llenar de valor para enfrentar al chico, algo en el panorama cambió, Damian sollozaba con la cabeza enterrada en las rodillas en un abandono desolador.

─ Damian─ descendió y se aseguró de ser suave pero directo, no quería asustar ni sorprenderlo, al final el sorprendido fue él cuando el mencionado ni se inmuto colérico o persuasivo─ no deberías estar aquí solo chico, ni a esta hora... ¿quieres hablar?

Superman se sintió demasiado estúpido con su propio comentario. Por supuesto que Damian no quería hablar, si algo había aprendido de los Wayne era que preferían hermetizar sus sentimientos. Sin embargo, la voz aguda del niño lo alertó del nivel de estrés que generaba todo aquel secretismo.

─ Ella siempre dijo que era débil─ lo escuchó balbucear─ me hizo en una maldita probeta, seguramente planeo esto... para burlarse de mi abuelo, de padre y de mí.

─ No eres débil Damian─ Clark miró el pequeño signo que todas las muestras arrogaban─ ven, te llevaré con Bruce, él...

─ ¡NO! ─ Damian reaccionó ante la mención así que el periodista descartó primeramente volver a sugerirlo, al menos hasta que el chico se calmara─ él no puede saberlo, nadie puede saberlo, ¡Júralo!

─ Damian no puedo simplemente...

─ ¡Júralo! ─ las lágrimas caían por el rostro del menor y fueron más esas pequeñas gotas que su conocida simpatía las que lo obligaron a prometer.

Damian continuó lamentándose su suerte mientras Clark le palmeaba la espalda con lo que pretendía fuera consuelo. Debía ser difícil asimilar que después de creer ser un alfa resultaba que era un omega. Aquello explicaba algunas cosas, cuando Damian había llegado fue como un niño de 10 años, conforme pasaron los años todos notaron la rápida madurez que alcanzó físicamente que cuando se le realizó su primer test de casta (con 14 años) y arrojó ser alfa nadie se sorprendió, sin embargo Damian había sido diferente desde el principio pues jamás experimentó un calor y sus facciones y crecimiento parecieron estancarse en algo más parecido a un beta que a un alfa, sin barba o músculos gruesos ni problemas relacionados con el dominio. Al suponer que se trataba de la forma en que había sido concebido nadie reparó más en el hecho y así vivió por cuatro años hasta que un día Damian despertó sintiendo diferencias en su cuerpo y dinámicas; reaccionaba ante el aroma de sus hermanos -específicamente Jason- de una manera completamente nueva, como si nunca antes los hubiera olido, deseando pegar su nariz en ellos para aspirar los pequeños detalles que producían, después estaba el hecho del contacto. Damian no había dejado de tener escalofríos por el recuerdo de las manos de Oliver Queen cuando este lo sujeto firmemente en un abrazo buscando sacarlos a ambos de una explosión, se asustó cuando una oleada de celos le calo al ver al alfa rubio besar a su esposa, pues Robin, un poco rencoroso, deseaba volver a sentir la calidez de aquellos fuertes brazos.

Fue entonces que el joven alfa empezó a analizar las nuevas reacciones de su cuerpo, pero la terrible confirmación llegó una noche mientras dormía en casa de Dick, estando tan exhaustos después de una misión que solo habían llegado para tumbarse en la cama. Cuando Damian despertó con un terrible calor y con cierta parte de su cuerpo húmeda y dilatada supo que no era un alfa... no podía serlo porque el aroma alfa de Grayson lo estaba volviendo loco de lujuria.

Fue entonces que empezó a cubrir su rastro de aroma y a ser más cuidadoso con sus compañías. Fue también por eso que necesitaba estar lejos para hacer la prueba del que ya sabía el resultado. Damian se sentía asustado y confundido, eso cambiaría por completo la dinámica familiar, social y personal que le había costado años construir.

Acurrucado entre basura y suciedad con el miedo de perder su vida la compañía de aquel alienígena lo tranquilizaba, Damian suponía que ese era el famoso efecto de los alfas sobre la afligida cara de un Omega. Sumergido y devastado por lo que su madre había hecho, Damian olvidó advertirle.

Bajo control: padre o hijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora