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-Vamos, Rousse. No te arrepentirás, lo prometo- dijo, mientras me daba una mirada suplicante. Odio que me insistan para hacerme cambiar de opinión.
-¿Qué haremos en una calle? Además, tenemos que irnos de aquí y nos podrían ver. Definitivamente no -hablé sin quitar la vista de mi libro, por lo que pasaba las páginas sin leerlas, el ruido que causaba me gustaba.
No quería irme de la universidad porque si Jimmy o Alanna se enteraban, estaría en problemas... más de lo que ya estaba. Últimamente he bajado mis notas y a ellos les ha disgustado donde discusiones se han hecho presentes haciéndome sentir de que los decepciono cada vez más, aunque ellos no lo expresen con palabras yo puedo sentirlo y de cierto modo, me duele.
-Nadie nos descubrirá, eso déjamelo a mí -susurro cerca de mi oído, haciendo que mi piel se erizara. Siempre he reaccionado así ante tal acto, por lo que Spencer lo noto y se reía abiertamente mientras yo le daba miradas amenazadoras para que no dijera palabra alguna respecto al tema.
-¿Entonces, irás o no? -prosiguió mientras golpeaba levemente los dedos en la superficie de la mesa como muestra de impaciencia.
-Está bien, ¡me rindo, verga! -dije alzando las manos al aire mientras se dibujaba una sonrisa satisfactoria en su rostro.
***
Salir de la universidad fue más sencillo de lo que pensé. Los pasillos estaban solos ya que, obvio, todos deberían estar en sus aulas de clases con sus debidos profesores mientras Spencer y yo escapábamos de ese maldito reten.
-Iremos primero por un trago para luego dirigirnos al sitio que te hablé -habló de repente mientras pisaba las hojas que estaban en la calle las cuales caían de los arboles de las casas a medida que íbamos caminando.
-¿Un trago a esta hora? Estás loco -le dije mientras le di una mirada de confusión, a lo que el solo elevó sus hombros como muestra de lo poco que le importaba.
-Bueno, está bien, primero iremos a comer algo -dijo mientras volteaba los ojos para luego mirarme fijamente-. A veces no entiendo como puedes ser tan patética -prosiguió, por lo que yo sólo pude morderme la lengua, sabía que si le seguía el juego terminaríamos en una guerra en medio de la calle.
A medida que avanzábamos, se me hacía incómodo que Spencer siempre viniera detrás de mí, pero para aligerar un poco la tensión me dediqué a pisar todas las hojas que veía mientras estas crujían bajo mis zapatos, lo entendí después de observar que estaban marchitas y por eso provocaban tal sonido.
-¿Estás nerviosa, cariño? -hablo con aquel tono de arrogancia que sólo me hacía gritar "Malditación" miles de veces dentro de mi para mantener la cama.
-No, cariño, no lo estoy -le dije imitando su tono de arrogancia.
Idiota.
-Sí lo estás. Peinas tu cabello y la fricción de tus dedos rozándolo me relaja pero eso es sólo señal de nerviosismo -habló, haciendo que me quedará perpleja por lo que había dicho.
-Luego dices que no me espías, tonto -hablé entre risas. Se puso rojo como un tomate dispuesto a refutar-. Ya llegamos -proseguí antes de que pudiera soltar palabra alguna. Me adentré en el local y él me seguía. Volteé para guiñarle un ojo y el color carmesí volvía a esparcirse por sus mejillas.
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Cada Amanecer Me Recuerda A Ti.
Dla nastolatkówUn nuevo amanecer, una nueva oportunidad. En eso se basa la vida de Rousse. ¿Pero y si el amanecer se apagara? ¿ Y si ella se apagara? #1erLugarDesafiate2020