Capítulo 34. Regresaron a mi

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- Tengo que ir por Mónica -- sonríe tratando de salir de encima suyo

- No! -- la agarra de las piernas -- Aún falta varios minutos

- Pues si pero debo ducharme y arreglarme, tengo una video conferencia luego del almuerzo -- ríe al sentir los besos entre sus senos -- Luis por favor

- Ahs bueno -- se estira dándole un beso -- Tendré el almuerzo listo para cuándo ambas lleguen -- suelta sus piernas

- Gracias -- se levanta -- eres un encanto -- amarra su cabello y va al baño

- Si lo sé -- se acuesta boca para abajo -- Sólo somos tú y yo almohada de Altagracia -- la abraza -- Ya que la dueña se fue, hazme compañía

- Aún te escuchó sabes? -- ríe había vuelto al closet para escoger su vestido

- Pues no te enseñaron modales o que? Está es una conversación privada -- rueda los ojos

- Ya me voy -- sonríe y vuelve al baño cerrando la puerta




Después de tomar un baño rápido, se arregló escogiendo una de sus pelucas, está semana le había echo mucho daño a su cabello al rizarlo, lo dejaría descansar por ahora, mientras la acomodaba frente al espejo Luis la observaba desde la cama ya vestido, uno de sus momentos favoritos era aquel, verla arreglarse.

No porque estuviera fea, sólo que verla medio indecisa por los colores que irían con su atuendo y cabello, resultaba un tanto divertido pero al final siempre quedaba espectacularmente bella, no tenía idea de cómo lo hacía, si al natural ya era exageradamente hermosa con tantito maquillaje lo era más.

Pero ese día había algo diferente, usualmente al terminar de pasar el labial toma su bolso, ordena unas cuántas cosas, dice adiós con una sonrisita y se va, hoy fue directo a el plantando un beso en su boca, le regaló una sonrisa antes de tomar su bolso para irse, lo dejó totalmente atontado pero feliz.

Bajando las escaleras escuchó la voz de Regina en la sala, iba a saludarla ya que cuándo iban a llevar a Mónica a la escuela descubrieron que ya había salido, se detiene al escuchar otra voz, la reconoció al instante por lo que tuvo que esconderse junto a las plantas para escuchar.




- Deberías irte ya tía Yesenia, sabes que a Altagracia no le gusta que vengas, además ni le caes bien -- la ve

- Entonces hazme un cheque -- dice cómo si no fuera nada -- O me quedó aquí hasta que el engendro ese que tuvo llegué, le cuento toditita la verdad y estaremos a mano -- sonríe

- Porque nos odias tanto? Nunca te hicimos nada -- se cruza de brazos

- Mi hermano murió por culpa de ustedes, estoy segura que el no quería ir a ese carnaval maldito -- escupe con rencor

- Y el dinero que va hacerte? -- se sienta -- Creó que no va ayudarte nada

- Eso lo decido yo no? Empieza a firmar el cheque sobrina -- ordena -- Porque a mi no me cuesta nada contarle todo a la niña esa

- Regina no firmes nada -- entra a la sala -- Llama a seguridad -- pide -- Yo me encargó de está rata

- Altagracia -- se levanta -- Pero ella...

- No te preocupes, Mónica sabe toda la verdad -- suspira quedando frente a su tía -- Cómo verás ya no hay nada con que chantajearme, retirate o te sacarán a jalones

- Habrás disfrazado la verdad con esa niña -- se acerca -- Te imaginas su cara cuándo sepa que tú odiaste saber de su existencia -- sonríe -- Que lloraste noches enteras porque estúpidamente quedaste embarazada

- Puedes decir lo que quieras -- sonríe -- Ya no me afecta recordar lo que viví, tengo a la hija más maravillosa y eso nadie lo puede cambiar -- da de hombros pasando a su lado -- Saquen está basura de mi casa por favor -- le dice a los guardias antes de salir por la puerta




A medida que bajaba los escalones llegando frente al coche, escuchá los berridos de Yesenia al ser jalada a la salida, empezó a darle dolor de cabeza así que se montó rápido para salir de una buena vez, Matamoros la observaba por el retrovisor, se veía angustiada lo primero que pensó es que Luis habría echó alguna estupidez.

Pero luego recordó los gritos de Yesenia, era el momento para contarle lo que había descubierto, desde hace tiempo se dieron cuenta de que el investigador pues se había quedado sin pistas, por lo que Matamoros se estaba encargando de leer todos los informes e unir los cabos sueltos.




- Doña -- llama su atención al detenerse en el semáforo -- Le tengo noticias sobre aquel asunto

- Encontraste una nueva pista? -- se endereza

- No, encontré a uno de ellos -- avanza -- Sigue en Veracruz

- Entonces nunca se fue? -- lo ve -- Quiero todo un informe de el Matamoros, quiero saber todo

- Lo tendrá está noche en su escritorio -- asiente -- Pero que quiere hacer con el?

- No lo sé -- confiesa -- Por ahora necesito saber cómo se ve -- se recarga en el asiento

- Don Marcos quería llevarlos a prisión -- comenta

- Lo sé -- asiente




Se quedan en silencio dejando el tema atrás, ahora tenía muchas cosas en la cabeza que analizar, podía mandarlo a la cárcel pero seguro saldría demasiado rápido, no tendría el castigo que merece, además no entregaría a sus cómplices por otro lado si se encargaba de ellos, mancharía sus manos con sangre.

Si se le descubriera terminaría en la cárcel el doble de años que ellos, se perdería todo lo que tendría que ver con Mónica, le quitarían la empresa, en otras palabras iba arruinar su vida, suelta un gran suspiro cansada no sabía que hacer, ni siquiera se dio cuenta de que el coche se detuvo hasta que la puerta de su lado se abrió.




- Hola mami -- sonríe dejando su mochilita en el piso del coche -- Me ayudas? No alcanzó -- levanta sus bracitos

- Si mi cielo -- se quita el cinturón levantandola -- Perdón me hubiera bajado a buscarte -- la coloca en su silla

- Reconocí el coche -- la observa -- Estás bien mami?

- Claro que si -- acaricia su mejilla -- Sólo cansada -- cierra la puerta -- Lista para comer algo rico en casa?

- Sipi -- ríe

- Me parece que hoy hay lasaña -- sonríe abrochandose de nuevo el cinturón

- Y de postre? -- sonríe inocente

- Pastel con helado -- ríe rodando los ojos

- El mejor día de la historia! -- celebra agitando sus bracitos

Te Esperaba  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora