Capítulo 22. Pastillas

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Unas horas después Mónica va con Luis y el almuerzo de los tres, despacito sube a la cama besando leve su mejilla, no tardó mucho en despertarla y tirarsele encima dándole un abrazo apretado.

Todavía estaba algo preocupada pero su mamá ya se veía mucho mejor, después de darle un abrazo apretado se separan, Altagracia al ver que planeaban comer allí primero niega, pero aún estaba algo débil por las pastillas, terminó cediendo.



- Que no se les haga costumbre -- avisa -- Se come en la mesa

- Sólo por hoy mami -- sonríe

- Te sientes mejor? -- se lleva un bocado a la boca

- Algo drogada, pero si -- toma de su jugo -- Regina aún no llegó?

- No -- niega

- Y Isabela dónde está -- se preocupa

- Dormida, fui a verla no te preocupes -- sonríe

- Tiene que comer también -- lo ve

- Y lo hará, ahora preocupate en ti, despertará en un rato y me encargaré, te lo prometo -- come



Y justo cuándo el término, se escuchó el llanto de Isabela, se encargó de cambiarla y de que comiera, cuándo regresa al cuarto ambas ya habían terminado de comer, incluso la charola ya no estaba, Mónica permanecía abrazada a su mamá.

El miedo de que algo le pasará de a poco se iba quitando, baja a Isabela en la cama que gatea hasta ellas con prisa uniéndose al abrazo, al llegar la tarde ambas niñas dormían desparramadas en la cama, Luis estaba con ellas en la cama.

Mientras Altagracia se preparaba para ir con la psicóloga el tendría que hacerla de niñero, Regina no estaba y todo indicaba que seguiría así por otro rato largo, en fin una vez lista se mira frente al espejo soltando un largo suspiro.




- Estás bien? -- la observa

- He estado ignorando a mi psicóloga, la verdad no quiero ir -- se gira -- Pero no queda de otra

- Quieres que te acompañé? -- sugiere -- Dejamos a las niñas con Matamoros

- No podrás entrar y tampoco se cuanto tiempo voy a estar ahí -- toma su bolso -- Mejor quédate en casa

- Si eso quieres -- asiente -- Pues me quedó

- Gracias -- sonríe leve -- Regresó en un rato -- besa la cabeza de las nenas -- Adiós -- besa su mejilla antes de irse




Matamoros la esperaba en el coche leyendo con el aire acondicionado prendido, al escuchar que la puerta se cierra sabe que su patrona ya estaba dentro, luego de que ambos se pusieran el cinturón parten al consultorio.

Al llegar es atendida de inmediato pues no habían otros pacientes a esa hora, Matamoros se regresa al coche cuándo ella atraviesa la puerta del consultorio, una vez allí camina al sofá luego de saludar a la psicóloga.




- Entonces -- sonríe -- A que se debe la visita?

- Tuve otro de mis ataques de pánico -- se sienta

- Creí que ya habíamos sobre llevado esa parte -- dice extrañada -- Que lo desencadenó?

- Pues se acerca el aniversariode ese día -- suspira -- Eso y que un tipo me anda insistiendo, terminó tomandome del brazo y pues...

- El ataque te duró mucho? -- camina a su escritorio

- Un poco más que de costumbre, pero está vez no me faltó el aire -- se recarga en el sofá

- Tal vez debamos sustituir tus pastillas, aunque sabes que todo está en tu mente -- saca un frasco -- Pienso que con un poco más de terapia lograremos que sueltes esa parte de tu vida, vivir con miedo no es sano -- se acerca

- Lo sé, pero llevamos tiempo con la terapia -- ve el techo -- No funciona

- Y si te tomas un descansó? Supe que tienes esposo -- sonríe -- Vayan de vacaciones con Mónica, te hará bien cambiar de aires

- No puedo, estoy por graduarme y hay mucho que hacer en la constructora -- la encara

- Bueno puedes ir a la hacienda -- sugiere -- O simplemente quédate unos días en casa

- Lo voy a pensar -- asiente

- Bueno entonces -- pone el frasco sobre la mesa -- Lo vas a tomar cada que sientas un ataque próximo, sólo una pastilla -- explica -- Te recomiendo masajes para bajar la tensión, eso puede lograr que estés menos paranoica y más relajada

- Buscaré una buena masajista entonces -- guarda el frasco

- Bueno, podemos empezar con la sesión -- sonríe -- Ponte cómoda -- pide




Una hora y media después sale un poco más tranquila de la consulta, luego de pagar en recepción sale al estacionamiento, Matamoros escuchaba a Jenni Rivera en la radio, desde afuera se le oía, Altagracia ríe bajo al reconocer la canción.

Abre la puerta y se mete, Matamoros al verla por el retrovisor le baja a la música rápido disculpandose, justo comienza a llover algo fuerte por lo que la mejor opción era quedarse hasta que se hiciera más leve, haciendo que se pusieran cómodos ya que iba para un rato.




- Ponla de nuevo -- sonríe -- La música hace que pase más rápido el tiempo

- Si prefieres escuchar otra cosa puedo buscar la canción que quieras -- comenta

- No, la canción que escuchabas estaba buena, sube el volumen -- se acomoda en el asiento

- Segura? -- se gira viéndola

- Claro -- asiente -- Mis papás eran fans, escuchemos a la diva

- Está bien -- sonríe y sube el volumen




Unos minutos después ambos cantaban a todo pulmón, casi ni se dan cuenta que la lluvia era menos fuerte, igual siguen cantando mientras van a casa, debían ir algo lento pues las calles estaban mojadas.

Tardaron un poco más en llegar por eso, pero pudieron escuchar todas las canciones de Jenni, al llegar a casa tuvieron que correr hasta la casa para no mojarse tanto, pero casi se caen varias veces, cuándo están bajo el techo se quitan los zapatos para no ensuciar y la ama de llaves les trajo toallas.




- Deberías cambiarte rápido Matamoros -- seca su cuello

- Tu también -- seca su cabello -- No vaya a ser que agarré un resfriado

- Gracias Carmen -- sonríe leve devolviendole la toalla

- No hay de que Doña -- la toma -- Quiere que le prepare la tina?

- No gracias, pero si un té por favor -- camina a las escaleras -- Sabes si mi hermana ya llegó?

- La señorita Regina no ha pasado por aquí -- ayuda a Matamoros

- Gracias -- sube -- Ya vas a ver, si crees que puedes salir sin decir a dónde Regina, estás equivocada

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