1-La rodilla raspada

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"Dicen que soy muy joven

para amarte,

no sé qué es lo que necesito,

creen que yo no entiendo

(...)

Me juzgan como si fuera un libro,

por los colores,

como si se hubieran olvidado

cómo leer.

Creo que somos

como el fuego y el agua,

creo que somos

como el viento y el océano.

Tú estás en llamas y yo frío,

tú estás feliz, yo triste,

tú estás ciego, yo veo...

Brooklyn baby-Lana del rey

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El interior del castillo estaba atareado, todos los guardias buscaban al príncipe heredero, que nuevamente se había escapado de sus habitaciones. Él tenía prohibido jugar en el exterior, para evitarle accidentes o algún daño físico, por eso el pequeño niño solía salirse a escondidas para poder jugar en el patio. Aunque siempre estaba solo. Él deseaba poder tener amigos para jugar con él. Imaginaba a los niños de alguno de los pueblos del reino, no con frecuencia se le permitía salir del palacio, pero en el par de ocasiones en que lo había hecho, logró ver a los pequeños jugar a las atrapadas. Pensar en esas cosas sólo hacía que el príncipe Park se sintiera aún más solitario.

Lejos del alboroto causado por quienes le buscaban, en una zona alejada, el niño de 6 años estaba en el piso y lloraba en voz baja. Había estado corriendo en el patio, perseguía a un diminuto insecto volador y se cayó al no prestar atención al lugar donde ponía su piecito, con tan mala suerte que su pierna cayó sobre la zona rocosa del camino, causándole una gran raspadura en la rodilla.

-¿Estás bien? -Preguntó otro niño que iba pasando por ahí y que, al ser un sirviente, jamás había visto en persona aquel rostro.

El príncipe negó. -Me duele... -Dijo mientras cubría con sus manos la herida sobre su piel. Había un poco de sangre en ella y ardía levemente y aunque no era grave, para un niño era un fuerte dolor.

-Deberías tener más cuidado. -Sugirió Baek mientras usaba el borde de su ropa para quitar la sangre de la herida de su nuevo amigo. -Hay rocas sobresalientes, es fácil tropezarse con ellas.

-Ya me di cuenta. -Respondió Chanyeol, con ligera timidez. No con frecuencia hablaba con otros niños, menos aún con desconocidos. Limpió sus lágrimas y sorbió los mocos antes de sonreírle al pequeño. -Gracias.

-No es nada, aún necesitas lavarte con agua para quitar los restos de tierra de tu rodilla. -Baekhyun metió la mano al bolsillo de su ropa, sacó algo y luego la extendió hacia el chiquillo de grandes orejas, ofreciéndole una bolita de chocolate. El príncipe miró primero el dulce y después al niño, a quien le sonrió nuevamente antes de tomar la bolita, sin decir nada. -Me llamo Baekhyun, ¿cómo te llamas tú?

Forever : el destino del rey Park (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora