Forever : el destino del rey Park (ChanBaek)

8-El niño rey

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"Y lo que teníamos

está muerto,

pero estás actuando

como si aún viviera

y todavía quieres hacerlo bien,

lo sé.

Pero he sido el

más difícil de amar.

Estás tratando de dejarme ir

y puedo verlo.

No te arrepientes del día

en que nos conocimos,

no olvidas el tiempo

que pasamos,

olvidas que estamos

en camas diferentes."

Hardest to love-The weekend

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Chanyeol nunca se había sentido tan solo.
Diariamente estaba rodeado de cientos de personas, pero se sentía perdido en una profunda soledad.

Toda la gente era amable con él y parecían quererlo, pero sólo por ser el príncipe heredero y porque pronto sería nombrado rey de aquella nación, pero nadie lo quería por ser él. Nadie estaría a su lado incondicionalmente.

Podía contar con la señora Jong, lo sabía. Pero no era lo mismo, no era su madre y él no podía depender de ella para siempre.

Sus padres habían muerto, no tenía más parientes con vida y no tenía más amigos además de Baekhyun.

Baekhyun...

El príncipe suspiraba profundamente cada vez que pensaba en el pequeño castaño. Los días posteriores a la muerte del rey, Chanyeol había vuelto a buscar a Baekhyun, quería sentir el apoyo y cariño de su amigo, pero éste simplemente lo evitaba. No le dirigía la palabra y no permitía que él le hablara tampoco.

Su depresión le obligó a desistir luego de un mes de rechazo. Ya se sentía bastante mal, y el hecho de que Baekhyun lo evitara lo hacía sentirse peor. No tenía ánimos de perseverar para recuperar la amistad del niño que, sin razón aparente, parecía haber empezado a detestarlo.

Chanyeol pasaba el tiempo en su habitación, siempre en compañía del consejero Kang, quien se la pasaba hablando sobre cosas que al príncipe realmente no le importaban.

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Baekhyun recuperó la conciencia luego de unas horas. Estaba en su pequeña cama en una de las habitaciones destinadas a los sirvientes. Trató de enderezarse, pero desistió al sentir todo su cuerpo doler.

Vio a su madre sentada a la orilla de la cama. La mujer también estaba adolorida gracias a los azotes que había recibido en lugar del pequeño, pero no demostró sus molestias y sonrió con maternal amor. -¿Cómo te sientes? -Preguntó a pesar de saber la respuesta. Había visto las heridas de Baek, las había limpiado y curado con una pomada con hierbas especiales, no obstante, la mujer sabía que dejarían cicatrices que acompañarían al niño por el resto de su vida.