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—Hace mucho tiempo, yo era una aprendiz de chamán—comentó la ahora joven chamán de la manada—era la sucesora. Nosotras tenemos como orden, guiar al espíritu y la manada. Los dioses habían creado a los hijos de la luna y los hijos de la guerra. Primero fueron creados los hijos de la fuerza, la noche, la guerra y el poder. Lobos negros de ojos rojos y para darle un equilibrio a su lado permanecería siempre un hijo de la luna. Los hijos de la luna, debían ser puros hasta la muerte, ya que traían la esperanza, la paz en una manada y no debían ser tocados en cualquier situación.

—¿Un hijo de la luna?

—Si, ellos tenían poderes especiales para calmar la ira, el odio y la fuerza de un lobo de guerra. Pero había una regla, no ser tocados...

—Hye ri—habló una anciana dando un bataso a su alumna—¿Siquiera me has escuchado? te estoy dando clases.

—¡Ay viejaaa!—gritó una quejosa niña de cabellos ondulados y pelo café, su piel era clara y una boca muy pequeña con ojos grandes que parecían casi comerse al mundo—ya te escuché, demonios, no debes pegarme así.

—De esto depende que seas una buena chamán. Guiar a los espíritus, dar ofrendas y cuidar de los elegidos. Las hijos de la guerra, se han hecho demasiado ególatras, se le adoran como dioses y han creado en ellos, un orgullo del cual nadie los baja y con el rey que tenemos...no hay ninguna excepción, presiento que ese joven lider cometerá alguna estupidez—susurró la maestra—es tu deber guiarlo por el buen camino.



Hye ri ingresó a la tienda Tipi, viendo al nuevo líder, un joven de apenas 17 años que recién había tomado el puesto.

—Escuché que eres la nueva guía espiritual, sabes ver cosas del futuro y todo...ese rollo—ella notó una sonrisa ladina del chico y en como parecía burlón al nombrarla de esa forma—¿En serio...los dioses eligieron a alguien de tu calibre? esos seres, solo son una burla, les gusta vernos como sus peones, donde pueden movernos a sus antojos...

—No debería hablar así de los dioses.

El chico se acercó a la joven chamán para tomarla del cuello y tirarla de un golpe al suelo, apretando más su agarre.

—¿Sabes...que los hombres podemos vivir sin los dioses? pero ellos sin nosotros, ya que necesitan ser adorados...nosotros seguiremos existiendo pero esos tipos, quedan en el olvido.

La joven Hyeri trataba de respirar, cuando el menor soltó su agarre, ella dio grandes inhaladas.

—¿No ves? soy lo mejor sobre estas tierras y lo demostraré.

La maestra de la joven Hyeri suspiró, contempló a la chiquilla.

—¡No quiero ser su guía, ese chiquillo casi me mata, no me respeta!—gruñó molesta.

—Es muy joven aún, cree que el mundo le pertenece, debes ayudar a que se convierta en un buen lider.

—¡No lo haré, me matará!


Wheein estaba sentada en el suelo junto con aquella chica, escuchando la historia bastante interesada.

—Ese rey creció y cada año era más fuerte, hubo un tiempo en que gobernó sobre todas las manadas, todos le temían y respetaban, no había quien no supiera su nombre e incluso llegó al oído de los humanos, que le poseyeron pavor. Fue en esos tiempos que sus ojos...se enfocaron en lo que no debían. En un hijo de la luna.

Taegi|| Gypsy WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora