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Taehyung contemplaba desde lo alto de las ramas el otro lado del muro de separación. Las tiendas de campaña había desaparecido, aún así, no podía confiarse. Bajó a tierra y pasó del otro lado de un enorme río, debía cerrar el hoyo que aquellos hombres habían hecho. Contempló las piedras grandes del rio, eso podía funcionar para bloquear, el muro tenía una altura de 10 metros, hecha con cemento, para proteger el bosque, sin embargo, los Betas habían sido muy inteligentes para hacer aquel hoyo,rompiendo la protección.

Al terminar de bloquear el muro, el chico días anteriores había hecho trampas, creando una larga fila donde quitó la tierra y bajo esta metió caras de metal puntiagudos, para cubrir con una delgada madera y también tapar la trampas con tierra. Se había llevado meses para crear esas trampas. Solo él sabía donde podía patear para no caer en sus propias trampas.

Además, ninguno de los licántropos pasaban por allí, debido a que estaba prohibido y no querían ir hasta el muro, apenas llegaban al río y la cascada.

Al regresar a la manada, algunos ojos se enfocaron en él, otros solo deseaban no verlo. El Delta contempló a lo lejos a Yoongi con sus amigas, el albino ya tenía seis meses de embarazo y en todo ese tiempo, el mayor ni siquiera pudo acercarse a él, debido que su alfa andaba ahora tras él y controlaba cualquier paso. Taehyung no quería meter al chico en problemas, así que había dejado todo pasar. Aún así, contemplaba por varios minutos al omega conversar con sus amigas y deseaba, acariciar aunque sea una vez, el vientre del omega, donde cargaban a su hijo. De seguro en una de esas semanas el albino daría a luz, debido que el embarazo de un omega solo duraba seis meses.

Notó a la alfa de Wheein y se le acercó extrañada.

—¿Qué haces aquí?—preguntó el Delta. Ella se giró con una amable sonrisa, dejando de hablar con los demás alfas.

—Acabo de ver a una de las ancianas de la manadas, está a punto de morir.

—¿Y Wheein?—preguntó extrañado.

—Está en el bosque, recolectando unas hierbas.

—¿En...el bosque?

—Si—dijo con tranquilidad—antes la supervisaba; porque estabas tú; pero viendo que no corria peligro contigo y ahora estas en la manada, no hay razón para cuidar de ella, además me dijo que quería aprender a ser independiente—dijo quejosa—pero...aún así—suspiró con pesadez—me pongo nerviosa siempre que está sola—¿Por qué preguntas?

—Porque no la veía...



La pequeña Wheein estaba tarareando y saltando mientras recogía flores. Se acercó a un arbusto y notó un pelaje negro, unos ojos negros se enfocaron de un solo sobre ella, la omega retrocedió al notar como un lobo negro se levantaba y gruñó en direccion de ella—¿Un...lobo...negro?—preguntó con la voz entrecortada.

Wheein pegó un grito al ver que el animal mostró sus incivos—¡Alfa, alfa!—el lobo empezó a correr tras la chica, ella tiró la canasta a un lado, se levantó la esquina de sus vestidos, agarrando la mayor de las velocidades.

Todos enfocaron su mirada en dirección del bosque al escuchar un enorme grito. La alfa al reconocerlo, gruñó, pasando a su lado animal, corriendo en dirección del bosque, vio a su esposa tropezar—¡Wheein, Wheein!—los demás se levantaron de un solo y fruncieron el ceño.

—¡Lobo negro!

—¿¡Qué?!—dijeron los demás en unísono.

El jefe salió de la cabaña al escuchar los gritos, pasó a su lado animal y también los demás alfas. Los omegas se juntaron en el centro, donde se hacía la fogata de la noche, se pusieron tras los alfas. La pequeña Wheein se tiró en dirección de su esposa, para abrazarla en ese momento. Escucharon unos fuertes pasos, la bruma se esparció, apareciendo aquella enorme bestia, sus ojos brillaban de un color rojo de sangre,todos abrieron los ojos en par, retrocediendo horrorizados ante lo que veían.

Taegi|| Gypsy WolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora