Prólogo

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—No, los Smeraldos llegan la semana que viene

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—No, los Smeraldos llegan la semana que viene...Claro, estaré allí para revisar que todo este en regla...— Yoongi manejaba por la autopista en una noche tranquila del 24 de Enero del 2018.

Su boda finalmente se acercaba y estaban a full con preparaciones y arreglos sobre la celebración, Yoongi quería que todo fuese perfecto.

—...Si, de eso quería hablar. Los trajes deberían haber llegado la semana pasada pero nos dieron demora de dos semanas— La carretera estaba bastante solitaria por lo que no se preocupaba por el hablar por teléfono mientras manejaba.

–––Nosotros firmamos y arreglamos junto con el estilista que nuestros trajes llegarían la semana anterior, tampoco nos dieron explicaciones, tan solo nos dijeron que esperemos un poco más...––– El pelinegro quería todo perfecto pero a veces las cosas...

No salen como uno lo planea.

—...Quiero hablar mañana con el estilista, prepara una reunión con él...— Yoongi ya sonaba furioso, y sin querer...

No prestó atención al semáforo.

—¡No me interesa lo ocupado que este, fue un irresponsable y ahora quiero habl–– Un estruendo resonó en medio de la noche.

Una rueda salió disparada, desapareciendo en la oscuridad y vidrios estallados sonaban como los cláveles de ángeles que colgaban de la puerta de la casa de su abuela.

Yoongi fue salvado por el cinturón de seguridad pero su cabeza había golpeado fuertemente el volante y el techo al momento del impacto.

––¡Señor! ¡Señor, despierte!–– El chofer del camión de basura se acercó con dificultad al pelinegro y lo zamarreó.

Una apertura yacía en su cráneo y comenzó a brotar sangre a borbotones.

––¡Dios mío! ¡Auxilio!––

–––¡Déjenme entrar! ¡Yoongi!––– Seokjin golpeaba las puertas de la sala de emergencias

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–––¡Déjenme entrar! ¡Yoongi!––– Seokjin golpeaba las puertas de la sala de emergencias.

—¡Señor! ¡Esto es un hospital, tranquilícese por favor!— La mujer lo empujo por los hombros hacía un asiento y le tendió un vaso de agua.

—Necesito verlo...Es mi prometido. Déjeme entrar— Seokjin paso se paso las manos por el rostro con frustración y la mujer se colocó de cuclillas.

—Lo mantendremos al tanto de la situación, pero no podemos dejarlo ingresar por que los doctores están haciendo su trabajo— Tomó su mano y miro al pobre hombre de ojos hinchados y expresión preocupada.

—Él estará bien...—

Luego de nueve largas e interminables horas, el castaño finalmente pudo ingresar a la habitación de terapia intensiva donde se encontraba su prometido

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Luego de nueve largas e interminables horas, el castaño finalmente pudo ingresar a la habitación de terapia intensiva donde se encontraba su prometido.

–Amor mío, despierta...Estoy aquí— Tomó asiento al costado de la cama del menor y entrelazó sus manos mientras dejaba un beso sobre estás.

—Disculpe, Park Jimin y Kim Namjoon están aquí— Seokjin asintió hacía la enfermera y los chicos no tardaron en entrar.

—Jin...— Los chicos abrazaron al mayor y este comenzó a llorar.

—Él esta bien, está aquí...Ya no hay porque preocuparse— Jimin masajeó los hombros del castaño y luego se refugió en los brazos de su pareja.

Seokjin se levantó de su asiento al ver al doctor, que le habían asignado a su pareja, entraba a la habitación con una tabla en mano.

—Lamento interrumpir, ya tenemos el diagnóstico del paciente Min Yoongi. Lamentamos informarles que el paciente se encuentra un coma de segundo grado...—Colgó la tabla a los pies de la cama del pelinegro y después de una reverencia, se retiró.

Seokjin cayó sobre sus rodillas y comenzó a llorar desconsoladamente, pequeños sonidos de dolor salían de lo profundo de su garganta.

Jimin, al igual que el mayor, lloraba mientras acariciaba su espalda y Namjoon besaba su rostro.

Estaban destruidos.

Estaban destruidos

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Punto...¡Pero agreguemos una coma! | JinsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora