La vida después del coma podía ser difícil, pero nunca imagino que le tocaría enfrentarla.
Sus memorias se habían esfumado una vez despertó de su coma de dos años. Todo era desconocido, todo era nuevo.
¿Que tan difícil seria recuperar todos esos rec...
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Levanto su mirada y suspiro al notar que Seokjin aún no terminaba con el informe.
Desde su acto de inmadurez–como Yoongi solía llamarle–que había sido hace unos días, Seokjin había comenzado a trabajar en casa y al estar en la comodidad y calidez de su hogar, solía alargar sus horarios de trabajo.
Cosa que irritaba un poco al menor.
La mano del castaño se movía con rapidez sobre la planilla y sus ojos se intercalaban con el portátil frente a él.
—¿Necesitas algo?—Pregunto el menor.
Seokjin lo observó por un milisegundo y negó.
Yoongi frunció sus labios.
Susurro un pequeño "Está bien." y subió a la habitación, deslizo con vagues sus pies sobre el suelo y se dirigió hacía la biblioteca para leer algo y pasar ese rato. Danzó sus dedos sobre algunos lomos de diferentes tamaños y colores hasta que se decidió por uno.
—Tan poca vida.—Su portada logró darle risa por la expresión del hombre, hasta que leyó la contratapa con su resumen.
Mientras leía detalladamente las primeras páginas con sus respectivos agradecimientos y aclaraciones, se sentó contra el respaldo de la cama y colocó sus lentes.
Así, se hundió en la lectura sin preocuparse por nada más.
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Mala idea, no podía parar de llorar.
Apenas iba por la primer gran parte del libro–ya que solía leer rápido, por eso le llamaban come-libros–y sentía que su corazón se iba a desmoronar. Lograba empatizar con cada personaje y cada palabra se sentía como una daga en medio de la garganta.
Cerró el libro con dificultad ya que quería seguir leyendo pero no podía, debía parar de llorar o una vena se le explotaría.
—¿Por qué soy de piscis?—Pregunto a media voz y algo avergonzado por su pregunta que sacaba a la luz su amor por la astrología.
Camino hacía el baño y lavó su cara para alivianar un poco su expresión de que en cualquier momento saltaría por el balcón, antes de bajar a preparar la cena. Seco con delicadeza sus facciones mientras se observaba y se rió de si mismo, le hacía mal estar solo y lo recordaba.
