Capítulo 6

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Abro los ojos al oír que suena mi celular.

Lo tomo de encima de la mesita de luz. Tenia varios mensajes de mi padre, de Damiano y de Bea. Leo su último mensaje. 

¿Dónde diablos estás? Gianni me contó lo que paso ayer. Llámame, estamos todos preocupados. 

Miro la hora en la pantalla de bloqueo y me percato de lo tarde que es. 

- Carajo... - digo parándome de un salto, cuando noto que no estoy en mi habitación. 

¿¡Pero que mierda!? - pienso para mis adentros al ver que me encuentro desnudo.

Miro al otro lado de la cama y lo veo. Gael se encuentra dormido, también puedo notar que está sin ropa. 

Ahora me viene el recuerdo que luego de salir de mi casa fui al club a buscarlo. 

Suspiro. Genial, simplemente genial. Me convertí en un ramero.

Tengo que irme antes de que despierte. Tomo la primera remera que encuentro sobre el suelo de la habitación y unos shorts. Logro encontrar mis zapatos. Termino de vestirme y salgo sin hacer ruido. 

Salgo de su casa, comienzo a caminar hacia el restaurante. Siento como me retumba la cabeza y el sol que me da en el rostro apenas me permite abrir los ojos. Al llegar, me dirijo hacia la parte de atrás, para entrar por la puerta trasera que da a la cocina. Cuando estoy por abrirla, está se abre desde adentro. 

- ¿Nic? - dice Pierre Wallace saliendo con una bolsa en sus manos. 

Diablos. Lo había olvidado. 

Tira la bolsa en el cesto de basura. 

- Bea y tu hermano están como locos allí dentro. - dice. 

- Oh genial. - digo con sarcasmo. 

- Tienes una cara de rayos. - dice. 

- Gracias, no me mire al espejo pero lo supuse. - digo. 

- Por eso deberías hacer lo que yo. No salgo sin antes mirarme una última vez. 

Narciso alert. 

- Ahora mismo no estoy con ganas de aguantar sus regaños, así que agradezco tú advertencia. - digo dándome la vuelta. 

- Aguarda. - me dice poniéndose adelante mio. - Voy contigo. 

- No necesito una niñera, gracias. - digo algo molesto. 

- Yo no soy la niñera de nadie. - dice. - Solo que me vendría bien un descanso y a ti te vendría bien alguien que sepa un super batido contra la resaca. 

- Solo hace 40 minutos que estas trabajando. - digo. 

- Barrer me dejo agotado. - dice. - Debería considerarse un deporte extremo, tengo ya mis manos todas cayosas.

Me quedo mirándolo incrédulo, tratando de deducir si lo dice en serio o el solo una buena broma. Pero no. Es de verdad. 

- Prefiero estar solo. - digo. - Pero gracias. 

Me mira serio. - O me llevas o entrare y diré que te vi. - dice. Quedo en shock. - ¡Be...! - comienza a decir, pero pongo mi mano en su boca, cayandolo. 

- Esta bien, esta bien. - digo. Me mira triunfante, con esa sonrisa socarrona y esos ojos brillosos como de niño. Bajo mi mano. - Si decías enserio lo del batido, me vendría bien. 

- Soy experto en lo que se trata de curar resacas. 

- Bien, vamos a mi casa. - digo y comienzo a caminar con él a mi lado. 

La Receta del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora