Abro los ojos al oír que suena mi celular.
Lo tomo de encima de la mesita de luz. Tenia varios mensajes de mi padre, de Damiano y de Bea. Leo su último mensaje.
¿Dónde diablos estás? Gianni me contó lo que paso ayer. Llámame, estamos todos preocupados.
Miro la hora en la pantalla de bloqueo y me percato de lo tarde que es.
- Carajo... - digo parándome de un salto, cuando noto que no estoy en mi habitación.
¿¡Pero que mierda!? - pienso para mis adentros al ver que me encuentro desnudo.
Miro al otro lado de la cama y lo veo. Gael se encuentra dormido, también puedo notar que está sin ropa.
Ahora me viene el recuerdo que luego de salir de mi casa fui al club a buscarlo.
Suspiro. Genial, simplemente genial. Me convertí en un ramero.
Tengo que irme antes de que despierte. Tomo la primera remera que encuentro sobre el suelo de la habitación y unos shorts. Logro encontrar mis zapatos. Termino de vestirme y salgo sin hacer ruido.
Salgo de su casa, comienzo a caminar hacia el restaurante. Siento como me retumba la cabeza y el sol que me da en el rostro apenas me permite abrir los ojos. Al llegar, me dirijo hacia la parte de atrás, para entrar por la puerta trasera que da a la cocina. Cuando estoy por abrirla, está se abre desde adentro.
- ¿Nic? - dice Pierre Wallace saliendo con una bolsa en sus manos.
Diablos. Lo había olvidado.
Tira la bolsa en el cesto de basura.
- Bea y tu hermano están como locos allí dentro. - dice.
- Oh genial. - digo con sarcasmo.
- Tienes una cara de rayos. - dice.
- Gracias, no me mire al espejo pero lo supuse. - digo.
- Por eso deberías hacer lo que yo. No salgo sin antes mirarme una última vez.
Narciso alert.
- Ahora mismo no estoy con ganas de aguantar sus regaños, así que agradezco tú advertencia. - digo dándome la vuelta.
- Aguarda. - me dice poniéndose adelante mio. - Voy contigo.
- No necesito una niñera, gracias. - digo algo molesto.
- Yo no soy la niñera de nadie. - dice. - Solo que me vendría bien un descanso y a ti te vendría bien alguien que sepa un super batido contra la resaca.
- Solo hace 40 minutos que estas trabajando. - digo.
- Barrer me dejo agotado. - dice. - Debería considerarse un deporte extremo, tengo ya mis manos todas cayosas.
Me quedo mirándolo incrédulo, tratando de deducir si lo dice en serio o el solo una buena broma. Pero no. Es de verdad.
- Prefiero estar solo. - digo. - Pero gracias.
Me mira serio. - O me llevas o entrare y diré que te vi. - dice. Quedo en shock. - ¡Be...! - comienza a decir, pero pongo mi mano en su boca, cayandolo.
- Esta bien, esta bien. - digo. Me mira triunfante, con esa sonrisa socarrona y esos ojos brillosos como de niño. Bajo mi mano. - Si decías enserio lo del batido, me vendría bien.
- Soy experto en lo que se trata de curar resacas.
- Bien, vamos a mi casa. - digo y comienzo a caminar con él a mi lado.

ESTÁS LEYENDO
La Receta del Amor
RomanceTú primer amor de la adolescencia se casa, dejándote con el corazón roto. De vuelta en tú pueblo vas a tener que aprender a vivir con que hay amores que no están destinados a ser. Necesitas dejar ir y quien te ofrece su ayuda es un carismático, pero...