Armamos el bolso una última vez, para irnos juntos.
Tomamos el tren y a las horas habíamos llegado a Atenas, luego tomamos el ferry y llegamos a isla de Santorini.
Es un hermoso día de verano. El cielo se encuentra completamente celeste y el sol está en lo alto.
- Es tan bonito como en las imágenes de internet. - digo mientras caminamos por las casas impecablementes blancas, con las típicas cúpulas azules, al igual que las puertas y ventanas. Y la vista al mediterráneo, que te quita el aliento.
- Verdad que si. - dice con una amplia sonrisa.
- No sabía si preferirías aquí o Ibiza. - digo.
- Aquí sin duda. - dice. - Que dices si dejamos el equipaje en el hospedaje y vamos a la playa.
- Me parece genial. - digo.
Para pasar la semana rentamos una pequeña casa con una habitación. Al llegar dejamos los bolsos y comenzamos a desvestirnos para cambiarnos de ropa.
Yo estoy de espalda buscando entre mis cosas, cuando Pierre se pone a mi lado. Lo miro y él me mira con una sonrisa picara. Me empuja y quedó tirado sobre la cama, el se sienta encima mio y comienza a besar mi cuello, mientras sostiene mis brazos estirados hacia arriba.
- Pierre... - digo mientras sigue besando mi cuello.
Me mira. - Es tu culpa por apuntar tu trasero hacia mi lado. - dice. Rio. - No puedo resistirme, es que me encantas.
Libero mis manos de su agarre y tomo su rostro. Uno nuestros labios en un beso, mientras él acaricia mi cuerpo y me sigue el beso.
*********
Cuando terminamos, nos dimos una ducha juntos y salimos camino a la playa.
Nos acomodamos con las lonas en la arena. Pierre se acuesta a tomar sol con sus lentes de sol puestos, yo sigo maravillado con el color turquesa del agua. Miro a mi alrededor, la playa se encuentra bastante concurrida, lo que no me sorprende, ya que Santorini es el lugar turístico por excelencia acá en Grecia.
- ¿Quieres una mandarina? - dice Pierre extendiéndome una, sacándome de mis pensamientos.
Lo miro y la agarro. - ¿De dónde las has sacado? - pregunto ya que no vi que las comprara.
- La hice aparecer. - dice. - Tú que crees, las compre cuando entraste a comprar cigarillos.
- Que va... tú compras fruta y yo el vicio.
- Yo soy la buena influencia en esta relación. - dice divertido. Río.
- Seguro que si... - digo aún riendo.
- ¿En que piensas? - me pregunta mientras cada uno le quita la cáscara a su fruta.
- En lo bonito que es aquí. - digo.
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La Receta del Amor
RomansaTú primer amor de la adolescencia se casa, dejándote con el corazón roto. De vuelta en tú pueblo vas a tener que aprender a vivir con que hay amores que no están destinados a ser. Necesitas dejar ir y quien te ofrece su ayuda es un carismático, pero...