31 Días de Amor~(Sanwoo)

6-Prioridades

🍀Sanwoo
🍃Palabra clave: Disco Duro
🌿Comedia, smut que pretende dar risa
🍂 990 palabras
☘️Advertencias: Dirty talking, Puede no ser gracioso.
🍀Notas adicionales: Ni yo sé que es esto.

💻

—¡San-Ah!

El bajito se sujeta con fuerza de las sábanas bajo su cuerpo, tirando de la tela hacia arriba en un impulso feroz por no perder la conciencia o el conocimiento, porque si San lo sigue embistiendo de semejante forma está seguro que terminará haciéndole un hoyo a la pared y Wooyoung puede apostar que  la señora Huang no quiere verle la cara cubierta de yeso saliendo casualmente de su jodida pared mientras su novio le saca hasta los demonios unos centímetros más adelante.

La cama rechina como si fuese de acero oxidado y aunque los primeros veinte minutos fue extremadamente incómodo escuchar tiiiiir cada vez que Wooyoung iba de adelante hacia atrás sobre el colchón, a estas alturas del partido ya lo último que les importa es la canción compuesta a base de frenéticos “tirtirtirtirtirtirtir".

El bajito gime, grita, solloza de demasiados sentimientos y sensaciones juntas moviendo de un  lado a otro su cabecita mientras su novio le gruñe obscenidades al oído en ese vozarrón que Dios le dió, llevando al límite de la realidad y el glorioso limbo existencial del pre-orgasmo a Wooyoung.

La habitación está iluminada únicamente por la luz azúl-verdosa que emana la computadora de San desde el escritorio, congelado el aparato desde hace tres días en los que el susodicho poseedor de un PC de Gamer profesional, no se separó de ahí hasta que pudo recuperar por completo sus archivos y todo lo que el disco duro contenía.

Wooyoung todavía recuerda, ahí, embarrado como gelatina sudorosa en la cama, como San gritó y por un momento creyó que se había muerto Kuro saltando por la ventana del departamento. Sí, lo está recordando justo cuando tienen sexo. Así funciona él.

San hizo vibrar las paredes con sus gritos de dolor y Wooyoung entró con una escoba a la habitación en posición de ataque, dispuesto a encontrarse con absolutamente cualquier cosa menos con su novio tendido de rodillas sollozando y la pantalla del ordenador en negro con muchas letras blancas que no quiso leer.

Fue una labor titánica pero San lo había logrado... Más o menos. Porque su amada PC llevaba dos días trabajando y parecía que tendría mucho más tiempo por delante para terminar. Y ni hablar de Wooyoung quién pudo convencer a su hombre de que le diera u poquito de su atención, llegando a sentarse como un guerrero sobre sus piernas, bloqueando la vista la pantalla.

“Mueve mi joystick” dijo, con furia y deseo en sus bonitos ojos y después, lo besó con fuerza y los ojitos cerrados esperando que su plan funcionara. Y funcionó, porque ahí está, manipulando hábilmente el joystick de Wooyoung haciéndolo temblar de éxtasis.

Pero aunque el sexo sea estupendo y se sienta más vivo que nunca, San no puede despegar los ojos de la pantalla a un lado de la cama, aún teniendo la belleza sexual salvaje de su novio bajo él, prioridades son prioridades y la barra de carga ya llegó a 95%.

—¡Ah, San! — gime el bajito, encajando las uñas en sus brazos. —Joder como me gustan tus brazos... ¡Coño, sí!

San aprieta los ojos al sentir las uñas de Wooyoung entrando en su piel pálida, torneada y sudorosa. Cuando los abre, Wooyoung lo mira con lujuria, con los ojos encendidos de puro deseo animal que quien lo viera tan bonito por la calle, no podría apostar que le gusta soltar maldiciones y palabras altisonantes en medio del sexo para-nada-cuidadoso. Pero San no puede concentrarse en ese beso que le roba hasta el alma, en esos dientes que le muerden los labios, porque ya van 97% de carga y la felicidad es tanta, que San se entierra dentro de su novio con fuerza, recibiendo una mordida a cambio.

Wooyoung gruñe, se ríe y suelta su labio inferior que ya comenzó a sangrar. —Así, hasta el fondo, hasta los huevos...

La barra avanza al 98% y San va por las mismas, demasiado encendido porque le encanta ese lado de Wooyoung, tan crudo, tan sexy cuando le dice vulgaridades que lo llevan al cielo.

—S-san... Sanie... Ya v-vie...
—Eso es bebé, dámelo, dámelo todo... — olisquea su cuello, mirando bajo sus pestañas la barra subir al 99% y aunque eso que dijo fue muy erótico, no se lo dijo precisamente a Wooyoung. —Termina, dulzura, termina para Papi...

Y cabe destacar que San así se denomina a sí mismo cuando juega, cuando siente que la victoria de acerca, cuando el dinero virtual llueve y entonces ese “Ven con papáaaaa" toma otro sentido.

Pero a Wooyoung le importa un carajo. Está al límite, puede sentirlo, San le gruñe que termine para él y ah, joder.

—¡Me voy a venir! — se sujeta de su espalda, está al límite.

—¡Tú puedes, termina!

Y Wooyoung estalla, terminando en un arrasador orgasmo que sigue San cuando la barra llega al 100% y el éxito es total.

El pequeño pelinegro está desecho bajo sus brazos, sin fuerzas, sin groserías, sin nada más que su respiración lenta y el pecho cubierto de su orgasmo. Dormita con calma, sus ojos cerrándose lentamente y una bonita sonrisa en su rostro angelical.

—Saniee...

San sale con mucho cuidado, sujetando la base del preservativo para no hacer un desastre al alejarse de Wooyoung. Lo recuesta con cuidado, le acomoda el cabello para dejar un beso en su frente y se pone de pie sobre sus rodillas tambaleantes para buscar una toalla y limpiarse, antes de limpiar a Wooyoung.

Desgraciadamente cuando llega el pequeño ya cayó profundamente dormido y Sansonríe al ver la escena tan bonita de un chico tan sucio. Lo limpia con cuidado y enjuaga la toalla, enfundandose un short flojo sobre su flojo ser y después de cubrir con las mantas al menor, procede a besar sus mejillas.

—Lo hiciste excelente. — le susurra San a su computadora, dándole palmaditas al monitor.
—Estoy orgulloso.