31 Días de Amor~(Sanwoo)

11-Bebé llorón

❣️ Sanwoo
❣️ Palabra clave: Sollozo
❣️Kids!AU
❣️547 palabras
❣️ Advertencias: Bullying
 

❣️
 

Bebé llorón, Enorme bebé llorón.
 
Las palabras de esos niños se repiten una y otra vez en su cabeza, haciéndolo sentir tonto y como un bebito que llora todo el día, todo el tiempo y por cualquier cosa.
 
Quizás tenían razón y él era solamente un enorme bebé llorón, con orejas de Dumbo y un tonto hurón de mascota que lloraba todo el tiempo... Quizá San si era lo que todos decían y darse cuenta de eso lo hace volver a encogerse y abrazarse a sí mismo, llorando de nuevo.
 
No entendía que le había hecho a esos niños para que fueran tan malo con él. No sabía que estaba tan mal en su ropa o sus orejas que hacían que todos se burlaran de él, que hacía que nadie se quisiera sentar a almorzar con él o lo patearan fuera de los columpios.

fuera de los columpios.
 
Y llora, contra sus rodillas, deseando no ser un enorme bebé llorón...
 
San no puede ver cuando un pequeño pelinegro se acerca a su escondite detrás de los juegos, observando con curiosidad al niño que llora y escuchó sollozar desde la fila de la resbaladilla.
 
—¿Hola? — el pequeño se inclina, le pica la cabecita y retrocede cuando San alza la vista. —¿Por qué lloras?
 
San quiere responder, pero en su lugar respira entrecortado y se vuelve a encoger en su sitio, haciéndose hacia atrás.
 
El niño suspira con una trompetilla.
—Oye pero no llores, niño, yo no voy a hacerte nada.
 
—Vete. — pide entre sollozos, abrazándose con fuerza. —No me molestes.
 
Sin embargo el niño tiene otros planes.

—No.— se sienta en el suelo, sus talones juntos. —No me voy hasta que me digas por qué lloras.
 
San se asoma, apenas un poquito y el niño le sonríe súper grande mostrando sus dientes faltantes. Uno de sus colmillos sobresale más que el otro dándole un aspecto gracioso a su boquita.
 
—P-porque... Porque yo siempre lloro.
 
—Que vida tan triste. — sopesa el contrario, mirando el cielo.
—¿Y lloras porque te gusta o...?
 
San niega en silencio.
 
—¿Por qué haces algo que no te gusta?— pero San no sabe qué responder. —Yo, por ejemplo, no como pepino. — y se sacude, con una mueca de asco. —No me gusta. ¡Iuhg!
 
—A-a mi sí.
 
—Y lo comes, supongo. — San asiente. —Yo no, porque no me gusta. — se acomoda en su sitio, un poquito más cerca.
—Tampoco lloro, porque me duele la cabeza y no me gusta. Mamá dice que si algo no te gusta, no deberías hacerlo.

San asiente, tratando de asimilar las palabras de ese curioso niño con los dientes disparejos. Parece confiable y no se ha burlado de él, así que San se suelta, sentándose como su acompañante.
 
—¿Cómo te llamas?
 
—Wooyoung. — responde el pelinegro, sonriéndole se nuevo. —Pero me dicen Sindi.
 
El contrario alza las cejas con confusión. Wooyoung se acerca un  poco, haciendo una casita alrededor de su boca para susurrar:
 
—Sin dientes.
 
Y San estalla en carcajadas junto a su nuevo amigo Wooyoung.
 
—¡A mí me dicen Dumbo!
 
Y vuelven a reír, comprendiendo en sus inocentes mentes que, a veces no es tan malo que se burlen de ti por ser un poquito diferente. A veces, eso te hace especial.
 
Y ser especial es estupendo.