8-Mensajes

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🍂 Sanwoo
🍂Palabra clave: Ruido
🍂fluff
🍂1230 palabras
🍂Advertencias: Plot twist


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En días como esos, en los que olvida sus audífonos en casa, el mundo para San parece ser mucho más ruidoso y caótico de lo normal.

Demasiados autos pitando al mismo tiempo, gente que habla por todos lados, perros ladrando desde las rejas de sus casas y todo va muy rápido, todo son luces y semáforos y claxons que le ponen los nervios de punta mientras camina con las manos en los bolsillos y la cabeza gacha, mirándose los tennis pisando la acera a cada paso que da.

Está estresado, sumamente alterado del bombardeo de caos a su alrededor y quiere llegar lo más pronto a casa para encerrarse en su habitación en la oscuridad y el silencio de la intimidad y la calma. Nunca le ha gustado vivir en la capital y días como esos, se recuerda que tan pronto como pueda debe irse a un lugar alejado y tranquilo, por su propia salud emocional y mental.

Alza la vista cuando la luz roja ilumina la calle, cada vez más oscura a medida que se hace de noche y es cuando lo ve, sentado en la parada del autobús cruzando la avenida, mirando hacia los autos y con una sonrisilla bobalicona en los labios.

El chico mueve de adelante a atrás sus piernas, colgando a causa de la altura del banco y pareciera sacado de una película por su permanente sonrisa, su cabello ondulado y su amplia sudadera gris. San lo mira con desprecio, demasiado feliz para su gusto pero a medida que el tiempo pasa y el mundo frente a sus ojos avanza muy rápido, la curiosidad crece.

—Qué idiota. — susurra malhumorado San, recibiendo desde atrás un empujón de algún hombro ajeno. Lleva cerca de un minuto ahí parado, sin hacer absolutamente nada.

El chico suspira, se truena los dedos y continua mirando al frente, sacando de quicio a San. Ha perdido ya dos autobuses y no parece tener intención de moverse de su sitio, donde contempla con exagerada felicidad la ruidosa ciudad.

Nuevamente la luz roja enciende y San es llevado por la multitud que avanza hacia adelante a tropezones, llegando al otro lado de la acera, a escasos pasos del chico de la parada. Lo observa desde su sitio, de costado y por un momento lo que siente es lástima de que alguien así de tonto exista todavía en el mundo que sin aviso podría comérselo vivo.

El muchacho voltea, lo mira con ojitos curiosos y le sonríe, agitando su mano. San se queda en blanco, ofendido, sorprendido y ya ni siquiera sabe qué siente que lo pone de tantos modos por esa acción tan desinteresada. La gente ya no saluda a los extraños, el mundo corre muy rápido y ya nadie es feliz...

Feliz.

San tampoco lo era...

Pero ese muchacho, al que no le devolvió el saludo, sí.

Él era mejor persona.

Y San suspira avanzando hasta él, donde se sienta a su lado a esperar lo que sea que espere, en silencio. El chico lo observa curioso, media sonrisa en sus pequeños labios. San se encoge en su sitio, guardando las manos en su sudadera. Se aclara la garganta y gira el rostro, esperando recibir un saludo verbal que no llega, pero si una sonrisa que le esconde los ojos.

—¿Haces eso con toda la gente extraña?— pregunta San. El chico se encoge de hombros.
—Ya.

El silencio vuelve y es al más alto a quien le provoca ansiedad y malestar, rompiéndolo de nuevo.

—¿Eres de por aquí? — el muchacho asiente en silencio.
—¿Vas a tu casa?— y un nuevo asentimiento que no hace más que exasperar al chico.
—Es de mala educación no responder las preguntas.

31 Días de Amor~(Sanwoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora