One-shots anime (personaje x lectora)

Tōshirō Hitsugaya - Bleach

Pedido por: Nix_Yami

Arco argumental: Ninguno en concreto.

N/A: ¡Gracias por las 2k lecturas! Os quiero mucho uwu <3. Perdón por llevar tanto tiempo sin subir nada, me quedé sin ideas :'). La verdad es que no me gusta demasiado como me quedó este, pero intentaré volver a actualizar pronto con algo mejor uwu <3.

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Caminaba con cuidado hacia la oficina de mi capitán, debido a que cargaba con una gran montaña de papeles que debía entregarle. Estaba a punto de llegar cuando me crucé con mi mejor amiga.

_____: ¡Rangiku!

Rangiku: Hola _____. ¿Quieres que te ayude a llevar eso?

_____: Sí, gracias.

Ella cogió la mitad y seguimos andando. 

Rangiku: ¿Son para el capitán?

La de pelo naranja me dedicó una mirada pícara y yo asentí algo sonrojada. Ella era la única persona que conocía acerca de mi amorío por el albino. Desde hacía un tiempo el de baja estatura hacía que mi corazón latiera como loco y se me revolviera el estómago cada vez que lo veía.

Una vez delante del despacho, entramos en este y apoyamos todos los documentos sobre la mesa.

Tōshirō: Gracias.

_____: No es nada.

Le sonreí, aunque él no levantara la vista de su trabajo. Quería hablar más con él, pero, desde que Aizen, Ichimaru y Tōsen nos habían traicionado, todos los escuadrones habíamos estado muy ocupados. 

Ignorando mis sentimientos, me dirigí a la salida, mas, antes de que pudiera abandonar la sala, la teniente salió corriendo y bloqueó la puerta desde fuera. 

_____: ¡Rangiku! ¡Déjame salir!

Rangiku: ¡No hasta que se lo digas!

Tragué en seco al saber a que se refería. No podía declararme. ¿Y si no me correspondía?

Tōshirō: ¡Matsumoto, no hagas estupideces!

La mayor no respondió, lo cual provocó un suspiro por parte del albino.

Tōshirō: No tenemos tiempo para esto...

Se levantó de su asiento y se acercó a mí mientras la vena de su frente parecía que iba a estallar.

Tōshirō: ¿Podrías contarme rápido lo que ocurre?

Asentí nerviosa, con sus ojos turquesas fijos en los míos. Mis mejillas se calentaban cada vez más y sentía como si el corazón fuera a salírseme del pecho.

_____: V-verás, y-yo...

Por más que trataba de decirlo, la vergüenza provocaba que fuera incapaz de hablar correctamente. Tragué profundamente de nuevo y di una gran bocanada de aire para reunir el valor.

_____: T-Tōshirō, t-tú me...

Antes de que continuara, él rodó los ojos y me calló con un beso, el cual rápidamente correspondí. Después de unos segundos, nos separamos por la falta de oxígeno y vi como tenía el ceño fruncido.

Tōshirō: Te he dicho muchas veces que me llames capitán Hitsugaya.

No pude evitar reír por su comentario. El albino se alejó ligeramente de mí y pude percibir un pequeño sonrojo en sus mejillas.

Tōshirō: ¡Oye! ¿¡Qué te hace tanta gracia!? 

Mis carcajadas incrementaron al ver su reacción. Él me miraba en silencio desde la distancia, probablemente planeando como matarme. Tras unos minutos en los que mi barriga había empezado a doler, el capitán suspiró y se giró dándome la espalda. 

Tōshirō: T-tú también me gustas.

Levanté sorprendida la vista y noté como el rojo de sus mejillas se había intensificado. En ese momento, la puerta se abrió de golpe y la teniente que espiaba desde el exterior entró corriendo para abrazarme contra su pecho.

Rangiku: ¡Felicidades _____! 

_____: M-me ahogo...

Ella se separó para dejarme respirar y se dirigió a Tōshirō para rodearle en sus brazos como había hecho conmigo, pero cambió de idea tras ver su mirada amenazante. 

Rangiku: Crecen tan rápido. 

La de pelo naranja fingió limpiarse dramáticamente una lágrima.

Tōshirō: Matsumoto...

Rangiku: ¿Sí?

Tōshirō: ¡Vuelve al trabajo ahora mismo!

Rangiku escapó lo más rápido que pudo de la sala. Pronto, me encontraba riendo nuevamente mientras veía al albino farfullar insultos hacia su teniente. Me acerqué a él con una sonrisa.

_____: No te enfades con ella, sólo quería ayudarnos Tō-shi-rō. 

Le di un rápido beso y hui de ahí antes de que fuera yo la que terminara convertida en un gran cubito de hielo. Podía no haber sido de la manera más convencional, pero había conseguido declararme a mi capitán y no podía estar más feliz de que mi amor fuera correspondido.