Capítulo 4.1: El Proyecto Mejora

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A la mañana siguiente y a las 9:00a.m.
Arwel y su padre están en el jardín trasero, este es una pista para correr que tiene una bodega al fondo, todo rodeado de unos arbustos que en su interior poseen una cerca metálica.

Arwel está corriendo por toda la pista con dos pesas de 20 kg a los hombros mientras su padre, vestido de militar casi, con un silbato que hacía sonar cada vez que Arwel completaba una vuelta y esperaba que terminara para darle más ejercicios hasta la hora de almuerzo.
Alex por otra parte estaba en la puerta de la cocina que daba directamente a la pista, esperando a que su hermano terminara el castigo infernal.

Alex: ¿Cuánto tardarán más o menos?

Cornel: 4 horas si tu hermano no colapsa antes.

Alex: Haré un pastel de carne entonces.

Cornel: (hace sonar el silbato) haz una sopa para tu hermano, la necesitará para recomponerse.

Arwel: (agitado) Por favor… ¡No!... Alex, quiero el pastel de carne… todo menos sopa…

Cornel: Esto también es parte de tú castigo.

Alex: (se encoge de hombros y mira a Arwel) Ya oíste al jefe.

Agitado y sediento Arwel corre por la pista con el pensamiento de no saber que es peor, si su castigo con los ejercicios o la sopa que tanto detesta.

Más tarde cuándo Alex termina de hacer el almuerzo para todos, los llama y comen en familia. Arwel triste y cansado mira su sopa y mueve la cuchara en círculos, mientras todos de forma muy elegante comen tranquilos.

Alex: Te deje un trozo de pastel de carne, por si te terminas la sopa antes.

Ameli: Si no quieres, tu padre se lo comerá antes.

Cornel: Espero que así sea, muero de hambre.

Arwel exaltado toma su cuchara y comienza a casi devorar su sopa.
Alex: Sin atragantarte niñito.

Ya terminan en unos segundos su sopa, Arwel se levanta con su plato para ir a buscar ese pastel de carne.

Un trozo de ternero cocido a término medio, envuelto en jamón y rellenado con salsa de diversos tipos, adornado con vegetales alrededor de este. Arwel con ojos brillos comienza a degustar el platillo personalizado hecho por su hermano mayor y gozando cada bocado con una sonrisa que se extiende por toda su cara. Todos en la mesa sonríen a ver a Arwel feliz.

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