Capítulo 20

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El día de Noche Vieja no fue tan mal porque lo celebramos con la familia de Hunter, éste desapareció durante la mitad de la noche pero nadie preguntó por él, los únicos que nos percatamos de su ausencia fuimos mi madre y yo. Eso me hizo pensar que la relación que tenía Hunter con su familia no era muy buena, pero tampoco me extrañaba conociendo la personalidad de ese desgraciado. Esa noche hice lo mismo que la del año anterior, salí fuera para estar solo y entrar cuando dieron las campanadas, al entrar Hunter había vuelto y estaba abrazado a mi madre, al parecer, era una de las noches en las que el alcohol le volvía cariñoso en vez de agresivo.

•••


Habían pasado 3 días desde que el año 2007 empezó, ese día Hunter se había despertado de la siesta con complejo de cocinero así que se empeñó en preparar él un bizcocho para merendar. Mi madre aceptó encantada creyendo que Hunter estaba integrándose en las labores de la casa, pero eso cambió cuando él empezó a dejar la cocina como si fuera un basurero, toda la encimera sucia, y comida por el suelo, ella le intentó ayudar a recoger pero él se puso a discutir con ella diciéndole que le estorbaba. Harto de escuchar tanto ruido y gritos de parte de ese señor, decidí salir fuera a dar un paseo, simplemente para alejarme de esa casa.

Salí del jardín de mi casa mientras me ponía los auriculares para creerme que estaba en un videoclip de Coldplay. Al girar a la derecha me llevé una gran sorpresa, un chico de pelo castaño un poco despeinado y cubierto por un gorro, se encontraba de espaldas hablando solo.

— ¿Qué pasa si no está? A lo mejor de ha ido de vacaciones o estará en casa de algún familiar – murmuraba para si mismo, pero estaba tan cerca de él que podía escucharle perfectamente.

— ¿Max? – el moreno se dió por aludido y se giró sobresaltado al no esperarse mi repentina aparición.

— E-E... – tartamudeó algo nervioso, al final resultaba que yo no era el único que no sabía hablar.

— Espero que no digas Eustaquio – respondí haciendo que el chico que tenía en frente comenzará a reír – ¿Qué pasa te has olvidado de mí nombre?

— No, no, no – negó él moviendo las manos enérgicamente – Ellai, Ellai, es que me has asustado.

— Pues imaginate yo, que te he encontrado hablando solo al lado de mi casa, ¿Qué pasa, has pasado las vacaciones en un psiquiátrico o qué? – me burlé, sorprendiéndome a mi mismo por la facilidad que tenía para hablar con él en tan poco tiempo.

— Bueno, estar en mi casa es como estar en el un psiquiátrico – ladeé mi cabeza para que explicara esto último – bueno todos mis hermanos están locos, creo que el único cuerdo es el gato.

— ¿Tienes hermanos? Espera, espera, lo más importante ¿Tienes un gato? – el moreno rió al escuchar mi pregunta.

— Sí, pero siempre va a su bola y no se acerca a nadie, – se quedó mirando mi rostro arqueando una de sus cejas – es como tú – dijo al final.

— Pues tienes razón, – acepté entre risas – bueno ¿qué hacías aquí?

— Esto.. Bueno – Max se acariciaba la nuca algo nervioso –, no te veo desde que nos dieron las vacaciones y... Pues pensé que te podría dar mi número o algo para mantenernos en contacto – le quedé sorprendido al escuchar eso.

Recordé la noche que dormí en casa de Camilla y estuvimos buscando a Max en esa red social, Facebook. En el momento en el que ese recuerdo ocupó mis pensamientos mis mejillas se tornaron de un color rojizo.

— Si no quieres no hace falta – dijo el moreno al ver que no contestaba.

— No, no, no es eso – negué rápidamente – hace poco me creé una cuenta de Facebook ¿Sabes lo qué es?

El Diario de EllaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora