29. Nadar contra la corriente

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Hoy era el primer día que Can lo pasaría como universitario, él supuso que sería un día como cualquier otro, claro, con aquella mínima excepción de que ahora ya no tendría un desayuno como solía ser antes, desde la muerte de su hermano, todo había dado un giro, sus padres estaban más distantes, no los culpaba, de hecho creía entenderlos. Su madre, a quien por obvias razones tenía más afecto, se quedaba la mayor parte del tiempo encerrada en su habitación, no hubo día en que desayune con él, cada que pasaba al lado de su dormitorio escuchaba algunos sollozos ahogados, ella salía solo por razones de trabajo. Su padre era pocas veces visto en casa. Era raro ahora, que crucen palabras.

El pequeño omega no esperaba nada en esa mañana, así que simplemente tomó una ducha y bajó al comedor, grande fue su sorpresa al ver a Lawan preparando el desayuno, los platos ya estaban ordenados en la mesa.

- Mamá - dijo Can

- Oh cariño, ya casi subía a hacerte levantar, te has vuelto más responsable eh - sonrió - ven, te preparé el desayuno.

Quiso llorar, Can por poco llora, pero decidió cambiarlo por una sonrisa, una inmensa y nostálgica sonrisa.

- Can, sé que este tiempo no estuve contigo, y lamento tanto eso, te he descuidado mucho, disculpame, si.

- No tienes que disculparte mamá, te entiendo.

- Cariño, te quiero tanto, pero te prometo que ya no me alejare de ti - Lawan apoyó suavemente su mano en la de Can - oh, cierto casi lo olvidaba - de su bolsillo sacó una llave y se las entregó a su hijo - es un regalo de tus abuelos, quisieron dartelo ya que empiezas la universidad.

- Gracias mamá, me encargaré de agradecerles - estaba feliz, no por el auto, sino porque pudo compartir este tiempo con su madre, lo hacía sentir alegre.

Unos minutos pasaron y Lawan tuvo que irse "debo ir a trabajar, termina de desayunar, volveré en la noche, cenemos juntos", "esta bien mamá".

Can no creía que esa mañana sea arruinada, hasta ahora había sido perfecto. De repente su padre había bajado, tenía un semblante serio, él traje que llevaba puesto le daba un aura de frialdad.

Lo saludó y volvió a lo que estaba.

- Veo que seguiste con el capricho tuyo de ir a la universidad, hoy es tu primer día ¿verdad? - habló Decha, mientras arreglaba su corbata.

- Si

- Espero que una vez que te cases, dejes esa tonta idea de seguir en la universidad y cumplas bien tu papel de omega.

Esas pocas palabras colmaron a Can, planeó ser distante y algo cortante, pero como podría serlo, si una de las pocas veces que hablaba con su padre, era para que oiga decir estas cosas.

- Cuando me case, seguiré en la universidad, no la dejaré, padre - quiso retarlo, no dejaría que nadie le impida estudiar y demostrar que puede ser mucho más que un omega.

- ¡Que insensatez la tuya!, si hiciste una promesa a tu hermano, deberías hacerlo correctamente.

Dolió, su padre había puesto el dedo en la llaga.

- Yo, si cumpliré la promesa que le hice a Plan, pero no dejaré la universidad. No lo haré

- No puedo creer que sigas con esa mentalidad.

- Y yo no puedo creer que tú sigas pidiéndome que me deshaga de un futuro, cuando tú ni siquiera cumples con el "papel de padre", descuidaste a mi mamá y también a mí, ya no vienes a casa y las pocas veces que te veo o estás alcoholizado o solo te quejas de imperfecciones que según tú, tengo.

°TWINS° ♡TinCan♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora