°TWINS° ♡TinCan♡

33. El final

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Un auto de marca Phantom se encontraba frente al omega. El chofer aguardaba en la puerta, esperando el ingreso de la pareja.

- Entremos - dijo Tin, teniendo en su rostro, aquella particular sonrisa ladeada.

- Nunca había pensado poder subirme en este tipo de auto, justo a las doce, ¿realmente debo convertirme en una especie de cenicienta? - aún sorprendido, Can subió mientras hablaba. Tin le siguió, quedando ambos en la parte trasera.

Todos sus familiares, los despidieron, deseándole buenas nuevas.

- ¿A dónde iremos? - preguntó el omega

- No seas impaciente pequeño, pronto llegaremos.

El alfa tomó la mano de su pareja, logrando que el contrario lo aceptará. Hubo un cómodo silencio por un tiempo, pero sólo, hasta que Can cayera en cuenta, de que poco a poco, se alejaba más del aeropuerto, lugar donde creía que llegarían.

- Tin, nos alejamos bastante del camino hacia el aeropuerto.

- Lo sé - el alfa, sacó una mascada de su bolsillo, lo envolvió y antes de que Can se diera cuenta, lo puso sobre sus ojos.

- ¿Eh? ¿Por qué me pones esto? - el omega agarró la tela antes de que el contrario pudiera amarrarlo.

- Espera, dejame ponerte esto - con las manos del omega fuera, el amarrar la mascada, fue algo sencillo.

- ¿Por qué debo usar esto? Me estas secuestrando, verdad.

- ¿Cómo podría hacerlo? Estamos casados, eso no tiene sentido.

- Podría ser, me cubriste los ojos después de que nos alejamos bastante.

- Bueno, pero no te estoy secuestrando, de hecho, ya pronto llegaremos.

El alfa tomó la mano de su compañero, acariciandolo suavemente.

El auto paró y ambos bajaron, uno con ayuda del otro. Aun sin soltarlo emprendieron camino. Can sintió el viento golpear delicadamente su cara, escuchó el venir de las olas, fue así que tuvo una idea de donde se encontraban.

- ¿Qué hacemos aquí? - preguntó el omega

No hubo respuesta, en cambio la mascada que llevaba puesto, fue desatado.

A lo lejos se vislumbraba una pequeña cabaña, acogedora a primera vista. El asombro de Can no podría ser mayor

- Esto es el principio de todo lo que quiero compartir contigo. - habló el alfa, al momento de abrazar por detrás a su pareja - te amo mucho Can, no pensé poder tener a alguien a quien pueda atesorar tanto.

Sonrojado y raramente con un leve calor, el omega, simplemente asintió.

Fuegos artificiales salieron. Tin satisfecho sonrió, Can exclamó, sintiéndose tan feliz después de mucho tiempo.

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La cabaña, había sido adornada con varios tipos de rosas, incluyendo un camino, llegando este hacia una mesa repleta de postres, siendo lo principal, trozos de melón.

Uno fue agarrado por el alfa, sutilmente lo atrajo a su boca, dando lentos mordiscos. Can trató de desviar la mirada, lo cual no tuvo éxito.

- Cantaloupe, mírame - Tin giró la barbilla del contrario, y sin previo aviso, un beso fue robado.

Era imposible negar que ambos deseaban la compañía del otro, pero a la vez era difícil aceptarlo para uno de ellos, Can.

Nuevamente su cuerpo emitió feromonas, el calor que ya antes había sentido, volvió a presentarse. ¿Era posible?, ¿Su celo se habría adelantado?. Era lo último que esperaba, ahora cómo se supone que su lado racional actuaría.