Capítulo XXVII

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- ¿Cariño quieres comportarte? - dije riendo hacia mi pequeña bebe que movía sus manitos feliz, Isabella estaba completamente desnuda mirándome con una sonrisa hermosa y sus dos hermosos ojos verdes abiertos- tenemos que ir a ver a papi hija-  tra...

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- ¿Cariño quieres comportarte? - dije riendo hacia mi pequeña bebe que movía sus manitos feliz, Isabella estaba completamente desnuda mirándome con una sonrisa hermosa y sus dos hermosos ojos verdes abiertos- tenemos que ir a ver a papi hija-  trate de vestirla.

Isabella Ricci Lombardi nació el 24 de septiembre, pesando 3.940 gramos y midiendo 46 centímetros; una bebe grande, saludable e inquieta recuerdo cuando abrí mis ojos luego del parto, Sebastián casi me ahoga en besos al verme con los ojos abiertos, al principio no entendía que pasaba y gracias a Marco me enteré que casi moría en el quirófano por el exceso de esfuerzo físico que tuve.

A pesar de mi casi muerte mis estudios luego de eso salieron perfectos y dos días más tarde del nacimiento de mi hija pude salir del hospital y un mes después estábamos juntas acá,  los días de maternidad que por obligación debía tomarme se terminaron y  la pequeña y yo podíamos continuar con nuestra vida.

Termine de por fin vestirla con un conjunto gris con detalles rosados, un gorro de lana con orejas de oso y un abrigo que la protegía del frio otoñal que hacía por estas épocas, la deje en su cuna jugando con sus piecitos, mientras terminaba de arreglar su mochila; hoy iríamos a recoger a su padre a la empresa, para luego ir por Bartolomeo a la escuela e ir a cenar con el resto de la familia para celebrar mi cumpleaños.

Tome mi cartera con la mochila de mi pequeña hija para luego tomarla a ella en brazos; baje las escaleras con cuidado y al llegar al estacionamiento, ya estaba Ignacio esperándome con la camioneta de seguridad lista, mis escoltas saludaron maravillados a mi bebe que estaba recostada en mi pecho con ganas de quedarse dormida nuevamente.

- ¿A dónde señora? – pregunto mi jefe de seguridad desde el asiento del conductor.

-A la empresa de mi esposo- dije con una sonrisa, durante el recorrido un horrible presentimiento se instauro en mi pecho, no le preste atención y me baje del auto cuando estacionamos frente a la empresa por el camino mi hija fue muy alabada por su belleza; aunque no era una madre odiosa no permitía que muchas personas tocaran a Isabella, no confiaba en todo el mundo también fui felicitada por mi cumpleaños y con una sonrisa agradecía sus buenos deseos, yo no le daba tanta importancia a esta fecha.

Al llegar al piso de presidencia no vi a Cecilia en su puesto, Samantha si estaba y me regalo una bella sonrisa al verme, me explico que Sebastián estaba en una reunión y que si quería podía esperarlo en la oficina; asentí permitiéndole que saludara a mi bebe, para luego irme hasta el lugar.

Me senté en su silla poniendo a mi hija en su cunero azul; no seguía esos estúpidos estereotipos de que el color azul era para los niños y el rosado para las niñas mi hija usaría cualquier color en este mundo porque ella no tenía por qué seguir los estigmas que la sociedad le imponía, ella podía ser, usar y querer lo que le diera la gana desde que en el proceso no lastimara a nadie, abroche el cinturón de la bebe y me puse revisar el escritorio de mi esposo, leyendo algunos documentos, estaba muy aburrida sin su presencia.

¿Juntos? Por Siempre  ( #3 Saga Amor prohibido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora