Capítulo XXI

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Lunes, maravilloso inicio de semana y yo no podía estar menos nervioso de lo que podía suceder el día de hoy, luego de un fin de semana en familia, Sara por fin tomo la determinación ir al hospital, la propuesta de acompañarla seguía en pie y por ...

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Lunes, maravilloso inicio de semana y yo no podía estar menos nervioso de lo que podía suceder el día de hoy, luego de un fin de semana en familia, Sara por fin tomo la determinación ir al hospital, la propuesta de acompañarla seguía en pie y por supuesto acepte; mi cuñada era ahora mi mejor amiga sobre todas las mujeres que tuve la oportunidad de conocer a lo largo de mi vida; yo amaba a mi novia, con todo mi corazón, adoraba Antonelli porque era como mi hermana y quería con todas mis fuerzas a las parejas de mis amigos, que se convirtieron en hermanas para mí.

Con Sara todo era diferente, para mi ella era como mi responsabilidad ahora entendía a la perfección la relación de Sebastián y Gemma; cuando mi novia y yo tuvimos que hacernos cargo de Sara durante el tiempo de ausencia de Sebastián, entendí como se sentía mi amigo con Gemma, ver desmoronarse a una mujer tan fuerte como Sara y caer en brazos de nosotros, fue algo que jamás en la vida quiero repetir.

Aunque aquellas épocas fortalecieron nuestra amistad, no quisiera volver a pasar por aquello, no quería pensar que descuidamos la salud de mi amiga cuando lo que en realidad tenía era una vida creciendo dentro de ella; el saber que posiblemente podía estar embarazada me tenía asustado y emocionado, por un lado, me aterraba porque no era el mejor momento para que un bebe llegara a este mundo.

Por otro lado me emocionaba, si amaba a Bartolomeo con todo mi corazón no sabría como seria con este nuevo bebe que posiblemente crecía en el vientre de mi amiga, me sentía mal al estar supliendo un lugar que debería pertenecerle a Sebastián, también entendía a Sara, ella estaba pasando por una crisis al aceptar que esto podía ser una posibilidad.

-Buenos días lindas criaturas- dije apareciendo por la puerta de la cocina en donde ya estaba toda mi familia comiendo su desayuno, Bartolomeo tenía su boca llena de comida, Sebastián estaba comiendo de su cereal concentrado en su celular, Gemma estaba leyendo un libro para uno de sus exámenes y Sara estaba picoteando su plato de fruta como si tuviera asco de la comida.

-Buenos días tío Marco- dijo Bartolomeo con su boca llena, Sara estaba tan perdida en sus pensamientos que ni siquiera lo regaño, cosa que nos sorprendió a todos.

-Sara- dijo Sebastián llamando su atención, ella seguí mirando su plato y revolviendo todo con el tenedor- amor- llamo nuevamente a su esposa- Sara- grito sobresaltando a mi amiga, que se giró espantada.

- ¿Por qué diablos me gritas? - dijo ella a punto de ponerse a llorar, Sebastián me miro en busca de ayuda- ¿Qué acaso hoy es el día de maltratar a Sara? - cuestiono haciendo el típico drama de embarazada.

-Mi amor no- dijo Sebastián como todo un esposo amoroso e idiotizado por su bella mujer- lo siento cariño no quería gritarte-  los mire con una sonrisa burlona, ellos eran demasiado dulces y perfectos para ser verdad, su relación era casi de ensueño; porque a pesar de los errores, los problemas y los fallos de cada uno, cada día se amaban mucho más- es que estabas tan distraída que ni notaste que Bartolomeo hablo con la boca llena- trato de consolar el repentino llanto de su esposa- no llores preciosa, ¿Qué te pasando? ¿por qué estas tan sensible?

¿Juntos? Por Siempre  ( #3 Saga Amor prohibido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora