Sombra 18

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Dieciochoava sombra

Ha pasado mucho tiempo desde aquel primer ataque de pánico. Y ha habido muchos más. Incluso ahora, aunque ya tengo trece años, todavía tengo algunos.

Después de aquella noche, Grace y Carrick decidieron que tenían que hacer algo más conmigo. Pasamos por miles de médicos. Los ataques seguían. Nuevos médicos. De a poco, empecé a hablar con frases completas. La primera que usé fue en una conversación con Carrick.

Estábamos en el coche. Desde el asiento delantero, él me dijo que tenía que colaborar y demostrarles a ellos que estaba intentando estar mejor. De esa forma podríamos dejar de ir a tantos doctores.

Hacía tiempo que me estaba negando a decir palabras. Entonces, respondí: “No me gusta este doctor”

Grace conducía y casi deja la carretera para detenerse. Ambos estaban emocionados y sorprendidos.

“Christian, has dicho algo nuevo”.

Por primera vez en todo este tiempo, el pequeño de seis años y medio en el que me había convertido se estaba cansando de ser tratado como un bebé.

“Yo sé cómo utilizar las palabras, pero no quería hacerlo”, les dije.

Todo cambió después de eso.

Se miraron uno al otro como en estado de shock. Luego continuamos el viaje en silencio. Ninguno de ellos dijo nada más. No entraban en su asombro, supongo.

Esa noche, más tarde, oí a Grace hablando por teléfono, mientras me encontraba sentado en el banco del piano.

“Juro Elena, que acaba de empezar a hablar. Dijo una frase completa, y nos aseguró que sabía hablar todo este el tiempo, pero que no quería hacerlo.”

Luego de oír esto, empecé a jugar de nuevo.

En aquel momento, yo no entendía lo que había de bueno en hablar. Tampoco lo entiendo ahora.

Un año después de aquel episodio, empecé la escuela. No era como Elliot había dicho. Era una escuela para niños “superdotados”. Esos niños apenas podían colorear un dibujo dentro de las líneas.

“Me hacen sentir estúpido,” le dije a Grace “Quiero ir a la escuela con Elliot.”

Carrick y Grace se miraron y me dijeron que todavía no podía ir a esa escuela. Elliot fue cuando tuvo la edad suficiente como para hacerlo.

Yo no entendía por qué me habían dicho eso. Hasta ahora. Yo estoy en la misma escuela secundaria. Uno de los doctores sugirió que era mejor para mí tomar el autobús, quedarme después de clases para los clubes, y estar en las clases regulares.

El trabajo en sí es fácil, los maestros dan pocas tareas. Pero los niños no son como los chicos de mi escuela. No sé quién les habrá contado acerca de mi vida, pero pareciera que saben cosas.

En el viaje en autobús a la escuela, hay tres chicos mayores que se sientan a mi lado y me pregunta cómo era vivir con un asesino en serie. No sé de quién están hablando, nadie que yo haya conocido era un asesino serial.

Hay una chica en una de las clases que me llama monstruo porque no hablo mucho. Siempre me pregunto si ella sabrá que yo fui a una escuela especial para niños superdotados porque no hablé durante mucho tiempo.

Un día, caminando a la cafetería, un niño tropezó conmigo y le grité. No lo hice a propósito, simplemente sucedió. Le dijo a todo el mundo, y empezó a pensar que era divertido tratar de hacerme gritar de nuevo.

Me es difícil estar tranquilo, los maestros son amables conmigo y me gusta, pero me gustaría tener un amigo. Veo a todos los niños como caminan juntos y se sientan sentados juntos y hablan. Nadie trata de hablar conmigo. Cuando lo hacen, es para decirme cosas malas.

Creo que por eso Grace y Carrick no querían que yo fuera a la escuela a la que iba Elliot. Supongo que ellos sabían que los niños me odiarían. No entiendo por qué lo hacen. Ni siquiera me conocen. Nadie intenta ser mi amigo. Me gustaría si alguien lo hiciera.

Odio a Grace y a Carrick por enviarme a la escuela especial. Tal vez si yo hubiera ido a la escuela normal desde el comienzo, los niños no pensarían que soy un bicho raro. Los odio por haberme enviado aquí, especialmente si sabían que todo el mundo me odiaría. Odio a los profesores a pesar de que me traten bien, porque sé que escuchan que los otros niños me dicen cosas feas y ni siquiera intentan detenerlos.

A mis profesores, simplemente les gusta que siempre sepa todas las respuestas correctas a sus preguntas en clase. Luego, cuando respondo bien, hay chico que se acerca y susurra “eres un pelota” y yo ni siquiera sé por qué.

A Elliot también lo odio, porque, en el comedor se sienta en la mesa con los niños mayores. Ve que la gente es mala conmigo y no dice nada. Ni siquiera me saluda, es como si no quisiera ser mi hermano.

Me enteré de que se puede ir a la biblioteca en lugar de a la sala de almuerzo en la hora del almuerzo. Y como nunca hay nadie allí, decidí ir y sentarse detrás de la estantería a leer.

La señora de la recepción siempre me sonríe. La primera vez que entré, ella ya sabía mi nombre y fue muy simpática conmigo. De hecho, siempre es buena conmigo, no hay duda que es mi favorita. Parece que todo el mundo sabe mi historia. Me pregunto cómo lo saben y qué es lo que dicen sobre eso,

En una clase, tuvimos que hacer parejas de lectura y nadie me eligió. El niño que estaba atrás preguntó: “¿Podemos tener un grupo de tres?” mirándome con mala cara. Yo no dije nada, sólo empecé a leer por mi cuenta y a contestar las preguntas. No me gustan los compañeros.

Cuando llego a casa Grace y Carrick me preguntan cómo fue mi día. Pero yo no les cuento nada. No quiero decirles que estoy mal, que lo odio y tampoco quiero volver a la escuela especial. No quiero ver a más médicos. No quiero que piensen que soy un bicho raro porque nadie me habla.

“Me gusta mucho el libro de la clase de Inglés” les digo con una media sonrisa falsa.

Eso los hace felices, pero Elliot me mira y yo lo miro a los ojos y sé que él sabe que estoy mintiendo. Me pregunto si alguna vez dirá algo. Espero que no.

Cuando voy a ver a mi psicólogo, también me pregunta cómo va la escuela. Lo bueno es que él mismo responde en parte a su pregunta: “¿Cómo te va en la escuela? Tus padres dicen que estás obteniendo las mejores calificaciones y que no hay llamadas a casa. Veo que estás adaptándote bien.” Yo asiento con la cabeza y sonrío, nadie tiene que saber la verdad.

Toda mi vida es una mentira, ¿por qué no añadir una más a la lista?

El Origen De Cincuenta SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora