Sombra 42

385 9 3
                                    


Era Elena Lincoln. ¡Elena! Se me hizo un nudo en el estómago que me subió hasta la garganta, impidiéndome contestar cuando ella me dijo, muy segura,que yo era Christian. -¿Christian? ¿Estás ahí?

- Ehmm... sí, señora Lincoln, estoy aquí –balbuceé. Me avergonzaba mi propia timidez. Apreté el micrófono del auricular con lapalma de la mano y lo sacudí violentamente mientras golpeaba el suelo con los pies. ¡Mierda Christian, di algo inteligente, di algo sensato! Cuando volví a colocármelo en la oreja la amiga de mi madre estaba terminando una frase. -¿Qué tal te va, siendo el hombrecito de la casa? Ahora que Elliot no está, te toca ser el chico mayor, ¿no?

- Ya no soy un niño. No hace falta que me diga que soy "el chico mayor", señora Lincoln –mi tono sonó más molesto de lo que pretendía. ¿Por qué todo me salía al revés con esta mujer? Quería impresionarla, no ofenderla.

-Bueno bueno, calma, chico mayor  –Elena nunca fue una mujer que se dejara amedrentar.

- No me gusta que se rían de mí. Me molesta. Así que preferiría que se lo ahorrará, señora.

-Está bien, tampoco hace falta que insistas en lo de señora. Tal vez tú ya no seas un niño, pero eso no me convierte a mí en una vieja.

Un silencio incómodo se apoderó de la conversación.

-Grace está abajo iré a buscarla para que se ponga. Un placer hablar con usted señora lin... Lo que sea. Un placer.

Dejé el auricular sobre la mesita del pasillo sintiéndome completamente estúpido.

- ¡Grace! - bajé chillando por las escaleras. - ¡Grace! ¿Dónde estás? ¡Te llaman por teléfono! ¡Grace!

Grace no contestaba, bajé hasta la cocina, dondela había dejado la última vez sin encontrarla. Me asomé al jardín y tampoco la vi. No quería volver a ponerme al teléfono, no después de lo ridículo que me sentía cada vez que hablaba con Elena Lincoln.

Abrí la puerta trasera y volví a vocear el nombre de mi madre, que no aparecía. Así que me armé de valor y recuperé el teléfono.

-Eh, Señora Lincoln... Eh... Que no sé dónde se ha metido Grace.

-Que gracioso eres Christian - dejó salir una risita -¿Ha salido?

- Pues no creo - respondí - Estaba aquí hace solo cinco minutos, pero no la encuentro.

- Vaya, es una pena -dijo contrariada - Aunque espera, me ayudarás tú. Pasa a recoger me en quince minutos en Burrows, al fondo de la 15th.

- ¿Cómo dice? - el nudo de la garganta apenas me dejaba hablar -¿Ir a recogerla?

-¿Tienes un coche ahora, no? Grace me dijo que Elliot te lo había dejado, así que no veo porqué no.

- Está bien señora Linc... Eh, está bien.

-Oh vamos Christian, ¿vas a atascarte cada vez que digas mi nombre? Señor Lincoln está bien, no me lo tomaré como un insulto a mi edad.

- Gracias señora Lincoln - respondí aliviado.

-No tardes, te espero aquí, vivero Burrows. 

Colgó el teléfono antes de que me diera tiempo de reaccionar. ¡Iba  a verla! ¡Me había pedido que fuera a recogerla! No había vuelto a estar cerca de ella desde el miércoles de la partida de billar. Pero no había dejado de pensar en ella tampoco.

Entré corriendo en mi habitación para quitarme el uniforme de la escuela, que tiré rápidamente sobre la cama. Cogí del armario dos camisas distintas que coloqué sobre mi pecho frente al espejo, intentando decidir cuál ponerme. "Ven a recogerme en quince minutos". ¡Quince! No podía seguir perdiendo el tiempo, así que elegí una de rayas azules  y blancas, que me hacía, o eso pensaba yo, parecer mayor de lo que era. Me coloqué un suéter sobre los hombros, agarré la chaqueta y salí corriendo, con las zapatillas sin atar.

El Origen De Cincuenta SombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora