Arkana: La Leyenda de los Guardianes

Capítulo 22: El laberinto de la muerte

Aneberlee con una sonrisa muy orgullosa se dirigió a su "público":

- Damas y caballeros les presento mi creación más reciente, la grandiosa "TRANSPORTADA MULTIUSOS: GIGANDA", ¿Qué les parece? ¿A qué está genial?

- ¡Oye, Aneberlee!- le gritó Keylan- ¿QUÉ CREES QUE ESTÁS HACIENDO CON ESE CACHIVACHE?

- ¿"Cachivache"? ¿Cómo te atreves a insultar a Giganda? ¡DISCÚLPATE!, ¡DISCÚLPATE CON "GIGANDA"!

- ¡JAJAJA! ¡Qué bromista es tu amiga! - se rió Fenton- Mira que decir que te disculpes con esa cosa......

- Si he aprendido algo de Aneberlee es que NUNCA bromea.

- ¿Entonces esta chica es estúpida siempre?- dijo la Capitana.

- Incluso más.....AH, no se que pretendes pero déjame fuera- le dijo Keylan.

- Ba, son unos aburridos todos y cada uno, por suerte para ustedes no tengo tiempo para dejarlos en ridículo, tengo una misión que cumplir, después de todo....¿Qué es la vida sin riesgos?- Y con esta frase que dejó a Keylan pensando, Aneberlee se subió en la catapulta y jaló la palanca. Como era de esperarse salió disparada a gran velocidad por el aire, volando por encima de todos, hasta que sobrevoló la entrada del laberinto:

- ¡¿LO LOGREEEEÉ?! JAJAJAJAJA ¡¡¡TOMEN ESTO MILITARES DE MIERDAAAAAAA!!!- Pero como la ley de la gravedad ya se había descubierto, (solo que Aneberlee lo ignoraba), comenzó a caer en picada hasta aterrizar duramente sobre el suelo en algún lugar del laberinto.

- Esa mocosa....- dijo entre dientes la Capitana- ¡ESA IDIOTAAA!, ¡Llamen a todos los oficiales de élite, tenemos que hacer una redada de emergencia!

- ¡Capitana!- le dijo Keylan- ¿Van a ir a buscar a Aneberlee? ¡Yo también iré!

La Capitana no pudo contestarle porque alguien se abría paso en la multitud:

- No harán nada....- dijo nada más y nada menos que el Ministro de la Alquimia, quien se acercaba acompañado de su asistente:

- Desde ahora el laberinto está cerrado, nadie entra ni sale hasta que esta situación se resuelva ¿Entendido? ¡Y saquen esta catapulta de aquí!

-Pero esa chica,....¿vamos a dejar que muera igual que los demás?

El Ministro no le contestó y se dio la vuelta para regresar a su lugar de origen.

La Capitana Violet lo observó de una forma como si quisiera arrancarle la garganta con sus propias manos. Keylan guiada por su preocupación por Aneberlee se dirigió a la Capitana:

- Capitana, por favor ¿No hay nada que podamos hacer?

- Lo siento, el Ministro ha dado una orden, y eso es irrefutable....

- Ya veo...¡Ustedes son una bola de militares sin corazón! - ¡Van a abandonar a alguien solo porque un gordo estúpido se los dijo! ¿Dónde está su voluntad propia?

-¡¿ACASO CREES QUE ME GUSTÓ HABER DEJADO MIRIR A CADA SER VIVO QUE ENTRA AL LABERINTO?!- la Capitana dejó salir sis emociones sin saber que había confirmado la teoría de Aneberlee.

- Entonces es cierto,....ese laberinto tiene un terrible secreto, no dejaré que mi mejor amiga muera de esa manera, necesito entrar......

- Impsible, será mejor que lo olvides, nadie sobrevive al "Laberinto de la Muerte", ten esto puede ayudarte a relajarte....- La Capitana le dio a Keylan una botella con "Agua de Hada" envuelta en un pañuelo, normalmente el agua de hada servía para relajar el cuerpo y la mente, muy utilizado en el Reino de las Nubes por los militares debido al estrés de su trabajo. Una vez que la Capitana se retiró a hablar con unos oficiales, Keylan notó algo escrito en el pañuelo que envolvía la botella:
"Esta noche ven al lado norte del laberinto, no le digas a nadie más"

- Capitana, usted...- Keylan lo había entendido, estaba claro para ella:Esta noche entraría en busca de Aneberlee y la traería viva o.....muerta.

La oscuridad se iba haciendo cada vez menos visible, se aclaraba un paisaje diferente, Aneberlee despertó con dolor en todo el cuerpo, mientras intentaba levantarse miraba a su alrededor una imagen no muy agradable: las paredes del laberinto eran muy viejas y agrietadas parecían estar a punto de colapsar, lo cual no demoró mucho pues la pared que estaba justo delante de Aneberlee se derrumbó y amenazó con caerle encima, la chica no tuvo tiempo de reaccionar y solo pudo cubrirse por puro reflejo cerrando los ojos en un intento de no ver lo que evidentemente iba a suceder: La vieja pared cayó, Aneberlee sacó uno de sus pergaminos y lo pegó a su propio cuerpo. Una vez que la pared se devastó sobre la chica parecía que ella había muerto, pero en su lugar un escudo brillante apareció alrededor de Aneberlee, gracias a que el escudo resistió el impacto ella se salvó de un lamentable accidente.

Después de aquel susto caminar por el laberinto no se hizo más fácil, mientras más caminaba más se perdía y dudaba si podría encontrar una salida:

- Aaaaaaahhhhhh!!! ¿Qué hago ahora? No hay salida, tranquila Aneberlee, respira, ¡debo usar la cabeza como dice el profesor Reiven!

Fue entonces cuando Aneberlee usó la cabeza por primera vez: Literalmente se lanzó contra una pared para abrir un camino, lo cual no resultó muy bien, pues se golpeó la cabeza bastante fuerte:

- "Jajajaja que tonta"- dijo una voz.

- Eh, ¿quién dijo eso?....Este lugar da miedo....- Aneberlee temblaba intentando ocultar su temor, que era bastante. Miraba de un lado a otro en busca del dueño de aquella voz hasta que volvió a oírla.

- Jajaja, estoy aquí....

- ¿Quién anda ahí?

Unos ruidos se acercaron a Aneberlee, con el corazón en la garganta miró en dirección al lugar del cual procedía el sonido y tal fue su sorpresa al darse cuenta de que había un pequeño ser en aquel lugar tan desolado; tenía el aspecto de una niña pequeña; su cara era muy lisa y tenía orejas puntiagudas con un sombrero parecido a una zeta y vestida de colores rosados y rojos, además estaba descalza:

- Saludos extraño ser...- le dijo la criatura a Aneberlee.

- ¿Extraño ser? ¿Yo? ¿Te has visto en un espejo? ¡Pero si pareces una zeta gigante en vez de persona!

- ¡Pues siempre he sido así! - le dijo la pequeña zeta.

- Ya veo...oye de casualidad no sabes qué lugar es este exactamente, es que estoy un poco perdida. - Mentía estaba más que perdida.