Más diversión

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Un ruso se levantaba temprano en la mañana, apenas se estaba asomando el sol en el horizonte era su hora de despertar usual, hora de empezar con su rutina. Fue a su baño se ducho, vistió, por supuesto incluyo su usual ushanka, y se dirigió a su oficina. Apenas iban a ser las 6 de la mañana, así que desayunaría más tarde... tal vez....



Ya llevaba un rato trabajando así que decidió que descansaría un poco y desayunaría, recorrió los amplios pasillos de su estancia, del Kremlin, de ese lugar que había visto a reyes y Zares, a princesas y Zarinas, por supuesto esto mucho antes de que él siquiera existiera; su padre se había asegurado que esos idiotas de "sangre azul" que desangraban y habían tomado tan malas decisiones para su territorio y su pueblo dejaran de existir para siempre. Por supuesto él no glorificaba a su padre, sabia las cosas que había hecho, varias de las atrocidades que hizo las hizo justo frente a sus ojos, cuando él aun era muy joven, lo suficiente para comprender que ocurría pero no lo suficiente como para detener a su padre, además aun con sus errores su padre había hecho crecer a su pueblo.

Llego a su cocina, el Ruso, por supuesto, tenía quien cocinara para él, tenía cientos de personas que trabajaban para él y que matarían por cocinarle si eso garantizaba ganarse su favor, pero estaba cansado de los lameculos, su padre había lidiado con cientos de ellos en vida pero por cada lameculos que moría nacían tres más, así que el ruso prefería cocinar por si mismo.

Preparo algo sencillo y mientras esperaba que estuviera revisaba su celular, nada interesante, siguió bajando hasta que vio una noticia, una que de seguro él no hubiera abierto de no ser porque lo mencionaba en el titular.

"¿Invasión Rusa en Colombia? El presidente responde"

El ruso soltó una sonora carcajada, pensó que el latino mantendría la situación como un incomodo intercambio de cartas entre ambos gobiernos pero parece que se equivoco, el latino lo había hecho público y eso solo significaba una cosa: Más diversión para el ruso.




El colombiano estaba entrando en histeria, tenía ira hacia su presidente, ira hacia si mismo por dejar su territorio, por creer que ese hombre podría manejar la situación por solo un día, tenía pánico por lo que diría ONU, pánico por lo que le diría el gringo. Ese estúpido hombre no tenía ni idea de lo que acababa de hacer, lo había metido entre la espada y la pared, ahora iba a tener que lidiar con dos potencias y estaba seguro que una de ellas no estaría muy contenta.

El mexicano seguía mirando a su amigo que parecía perdido en su cabeza, con sus ojos fijos en un solo punto pero si se fijaba con atención casi podía ver las cientos de ideas que atravesaban la mente de su amigo, estaba decidido a ayudarlo, le había mostrado la noticia porque era mejor que se enterara pronto pero no dejaría que se estresara por ello, al menos  no por lo que quedaba del día. 

─Wey ven, necesitas un trago─ Dijo el Mexicano mientras pasaba el brazo por detrás del cuello del colombiano y lo arrastraba hasta la cocina.

El colombiano lo miro saliendo de su cabeza y siguió a su amigo, de repente un peso gigantesco se instalo en sus hombros, estaba mamado de lidiar con tanta mierda.

Al llegar a la cocina el mexicano saco un par de vasos y una botella de tequila que parecía ser de buena calidad. Sirvió en ambos vasos y le ofreció uno a su amigo, el colombiano lo tomo y antes de que México le dijera algo él se lo bebió, sintió como ese habano liquido bajo por su garganta y le dejaba una sutil sensación de quemadura a su paso, el colombiano amo la sensación así que le extendió el vaso a su amigo para que se lo llenara de nuevo, lo que este hizo sin problema.

A la distancia al colombiano le pareció escuchar que la puerta se abría y volvía a cerrarse; supuso que alguien había salido de la casa.



El sol estaba golpeando la cara del colombiano, estaba acostado sobre una cama que no era la suya aun con la misma ropa que tenía el día anterior, sentía un dolor de cabeza que la luz del sol parecía intensificar y sentía que el cuerpo le pesaba un poco más de lo usual. Mierda, tenía guayabo. Se sentó en el borde de la cama mientras se sostenía la cabeza  tratando de recordar lo que había pasado la noche anterior...

Había estado bebiendo con el mexicano durante horas, desde la tarde del día anterior, mientras bebía con el mexicano había leído la dichosa noticia para saber que tan condenado estaba. Era mala, oh si era mala, pero al menos no era peor, al menos no mencionaban que tipo de avión era, decía que era militar pero no decía el tipo que era, no decía que era un jet de caza furtivo, al colombiano no estaba seguro cual era el nombre de esa nave pero estaba seguro que era de ultima generación, algo tremendamente avanzado. Además tampoco mencionaba que Él en persona se había encargado del problema, eso era bueno, así al menos podría evitar la conversación con el gringo sobre la tecnología del ruso.

El mexicano no hacia más que escuchar al colombiano quejarse sobre la situación y reírse un poco e incluso de vez en cuando le hacia algún chiste a su amigo que los hacia estallar a carcajadas, habían estado así durante horas hasta que ambos estuvieron demasiado ebrios para continuara así que se fueron a dormir.

Colombia se levanto y se baño, parecía que lo único que hacia por estos días era bañarse, bajo al comedor del mexicano, donde tras unas chanzas del mexicano por su ebriedad de la noche anterior, desayunaron; el colombiano tomo la maleta que había traído, guardo la ropa sucia del día anterior, se despidió de su amigo y se dirigió al aeropuerto, no sin antes hacer una parada en una tienda para comprarse unas gafas de sol que le permitieran tolerar el sol que iluminaba la capital mexicana.



Después de varias horas de vuelo el colombiano ya se encontraba en su territorio nuevamente, bajo del avión y el frío aire capitalino le lleno los pulmones, pensó en aparecerse en su casa pero se sentía tan mal que no quiso ni intentarlo, así que en lugar de eso tomo un taxi que lo llevara a casa tranquilamente, aprovecho el camino para dormir un poco.

Cuando llego le pago al taxista  y camino dentro de su casa, le pareció que los militares que la cuidaban tenían una mirada más tensa de la usual cuando lo recibieron con su saludo militar, no dijo nada, pero lo noto.

Entro a su sala de recibimiento y se dejo caer en uno de los sofás, escucho unos pasos desde un pasillo a su espalda, no le dio importancia, seguro sería un militar en ronda. A pocos metros de él los pasos se detuvieron.

Hi Colombia, ¿Cómo has estado?─ Dijo una voz que le colombiano conocía muy bien, una voz que le heló la sangre e hizo que la adrenalina le corriera por el cuerpo.

El colombiano giro la cabeza lentamente y agradeció tener las gafas de sol aun puestas para que no se viera su mirada de absoluto terror cuando vio a ese hombre que le sacaba apenas media cabeza pero que pesaba casi 20 kilos más que él, no tan atlético ni tan atractivo pero asquerosamente poderoso.

Por supuesto no siempre había sido así, con el paso del tiempo y la prosperidad y absurda abundancia de la que gozaba su gente había dejado de lado su atlética figura de los años de guerra y lo había empezado a dominar una figura más robusta y algo menos agradable a la vista.

─ Hola USA─ Dijo Colombia con un hilo de voz.

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Perdón por demorarme con este cap, me costo mucho encontrar la forma correcta de empezarlo, intente empezarlo justo donde deje el anterior pero simplemente no se sentía correcto, así que termine inclinándome por mostrar un poco de la cotidianidad de Rusia.

Espero lo hallan disfrutado.

ATTE: little_lady_selene

PDTA: Por si queda alguna duda sí, Chile fue el que salio mientras Colombia y Mexico bebían en la cocina.

Nuestro vuelo RusColDonde viven las historias. Descúbrelo ahora