El reencuentro

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Estuve mil años intentando encontrar la forma de salir del sello de las diosas. Mayormente intentaba la fuerza bruta para mínimo moverme pero veía que era inútil, creía que el sello era demasiado poderoso incluso para mi.

Después de sierto tiempo me di cuenta que aveces el sello se debilita por pequeños lapsos. Y cada vez que me daba cuanta usaba todo mi poder para poder moverme.

Después de un tiempo me di cuenta que cada vez que me dormía despertaba a otro extremo. Me di cuenta que mientras menos poder usaba más libertad para moverme tenía. Me tomo un poco de tiempo poder ir hasta el final del sello y salir.
Para salir un poco del sello tenía que hacer lo mismo de ocupar poco poder para moverme pero al final del sello tenía que ocupar la mayoría de mi poder después de mucho tiempo de intentar salir pude salir con éxito me costó mucho pero al fin pude salir pero lo único malo es que mi poder disminullo considerablemente.

Me quede desmayado por un tiempo, cuando desperté vi a Meliodas con alguien parecida a Elizabeth en un carruaje; Seguidamente fui hacia Meliodas y se lo dije todo lo que paso en estos mil años que estuve encerrado.

-Meliodas... Perdon por... No poder protegerte... En ese momento... De verdad lo siento...- Dije mientras derramaba muchas lágrimas.
-No te disculpes Shikaku, no fue tu culpa todo lo que paso ese día- Dijo Meliodas con su sonrrisa característica.

-¿Sabes sobre la maldición que se nos fue impuesta?- Dije con cara de preocupación.

-Si, se lo que esas maldiciones nos hacen pasar- Dijo Meliodas triste.
Meliodas y yo pasamos todos estos años juntos sin importar nada, siempre cuando Elizabeth moría yo lo ayudaba siempre.

Vinimos a parar a un reino llamado Danafall después de unos años nos isimos caballeros sacros debido a que nos hayan quitado más de la mitad de nuestros poderes éramos los más fuertes. Nunca tuvimos problemas para completar nuestras misiones.

En sierto momento conocí a una chica pelirroja que tenia la mirada como Elizabeth simplemente se veía más enojada.

-Está mujer esta condenada a muerte inmediata- Dijo uno de los caballero sacro que estaba ahí.

-Esa condena no se llevará a cabo ahora- Dije serio con cara inexpresiva.

-Pero... Esta mujer incumplió las normas, es una infiltrada- Dijo el caballero sacro algo nervioso.

-No lo volveré a repetir, no aceptaré ni "peros" ni "quizás", si no acatan la orden que les di, me veré obligado a darles un castigo por desobedecer a su general a cargo- Dije con cierto tono de superioridad.

-Pero señor eso va en contra de las reglas- Dijo el caballero sacro mientras temblaba.

-La mujer que hoy está siendo jusgada quedará a mi cargo, yo me aseguraré de definir su condena- Dije mientras empuñaba mi espada la cual estaba en mi espalda, y por eso todos se asustaron y acataron mi orden.

Cuando la vi sentí que mi corazón latía con fuerza y aunque su mirada sea brusca era tierna, eso nunca lo había sentido ni siquiera con la primera Elizabeth, sentía como si me hubiera enamorado por primera vez en toda mi vida, y así fue me enamore de Liz.

-Oye tu, no te creas que por haberme salvado te dejare tocarme- Dijo Liz enojada.

-La verdad no te salve para eso, yo no soy esa clase de hombre, yo si puedo llegar a respetar a las mujeres- Dije serio mientras empezaba a cocinar.

Liz se vio sonrrojada y a la misma vez impresionada ya que no me importaba su cuerpo. Después me acerqué a Liz y la tomé de su barbilla y la vi a los ojos y le sonreí y le di un pequeño beso en la mejilla.

Una persona normal en Nanatsu No Taizai  (EN PROCESO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora