DIANA:
Estábamos tomando una taza de café en el comedor con mi abuelo, como todas las noches desde que nos mudamos a el apartamento. Mi abuelo estaba a un lado mio dibujando unas estructuras para sus próximos proyectos de mueble ría que se dedicaría a vender, yo observaba abstraída como el lápiz dibujaba un hermoso sillón rustico, pero mientras mi cuerpo estaba en el comedor , mi espíritu vagaba lejos, en una región nebulosa surgida en mi imaginación.
Región más conocida como lugar donde los recuerdos de lo que había sucedido ese día en la escuela me atormentaban una y otra vez. Aunque entendía los motivos del tal Jack para atacarme, pero aún no entendía porqué Olivia y Berth. ¿Qué había hecho yo en su contra? Me había mantenido tranquila cuando nos presentaron, había sonreído y hasta le había comentado a Olivia que su cabello me recordaba a el oro brillante y hermoso. Cuando nos dirigimos al comedor ella había corregido pero yo habría recibido esa información en silencio, ¿Entonces porqué habían...?
La respuesta llegó a mi cabeza. La cafetería. Yo había golpeado a Ethan Bennet en la mejilla, él era amigo de los dos, quizás los había mandado para dejarme en claro que no debía meterme con él. ¿Tanto me odiaba? No tenía derecho para hacerlo, ¡ Yo debía odiarlo a él después de que me traicionara en el hospital y luego me humillara frente a todos!.
Maldije internamente. -¡Qué niño más odioso!-.
-¿Disculpa?- Me preguntó el abuelo sacándose los lentes para verme con un gesto de desconcierto. -¿Qué niño?-
Oh, no había maldecido internamente.
Quise hacer un orificio en el suelo para arrojarme dentro y no salir más, o cambiarme el de color de cabello y mudarme a Moscú, ero dejé ir esas posibilidades, quizás eran un tanto drásticas.
Pensé una excusa pero sabía que mentir no se me daba bien, además el enojo no me dejaba pensar con claridad, así que preferí confesar : -Ethan Bennet-.
Mi abuelo aparto la vista de el papel para mirarme con perplejidad. -Pero ¿No era tu amigo?-
Negué con la cabeza. -Era, pero no volverá hacerlo nunca más ¿Te había contado no abuelo?- Luego recordé que aveces solía olvidar las cosas. -Eso te lo aseguro abuelo Jamás- bufé dramáticamente, me levanté de un salto y comencé a caminar de un lado a otro en la sala ante la atenta mirada de el abuelo confundido. -En esta vida o en las demás. De hecho, si Ethan Bennet estuviera en un desierto muriendo de sed y yo pidiera aparecer un manantial frente a él, lo llenaría de hongos. ¡No! ¡Lo llenaría de petróleo negro y tóxico!-
-Diana, deja de caminar por la sala como una loca y siéntate para que me expliques bien, que no entiendo nada cuando verborreas- me regaño Barclay.
Obedecí aún muy eufórica. -Ethan es una mala persona y pareciera que su única misión en esta vida es molestarme.-
Mi abuelo parecía incomodo y lejano a el hecho de ayudar a otra persona con sus problemas, se notaba que estaba haciendo su mayor esfuerzo. -¿Por qué lo dices?-
-Hoy en el pasillo me arrojó tierra en la cabeza adelante de todos.- confesé rápidamente, como si estuviera rapeando en lugar de hablar. -Bueno, no él. De hecho ni siquiera estaba presente en el momento en el que sucedió. ¡Pero estoy segura que indirectamente estaba involucrado! ¡Es un niño molesto!.
Mi abuelo pestañeaba desconcertado.
-¿El mismo chico del que me hablabas en el hospital? ¡Vaya! Yo hasta llegué a pensar que le gustabas- Luego calló en cuenta de la acción. -¿Tierra?- preguntó con un gesto de preocupación. -¿Te arrojaron tierra? Por eso tenías rastros en tu uniforme, pensé que habías ido a alguno de tus paseos-
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El Día Que Conocí A Diana Payne
Novela JuvenilDiana Payne tiene tatuada las ganas de vivir en sus clavículas y de aventurarse por el mundo en el pecho. Cuando su abuelo enferma de gravedad es obligada a mudarse a la gran ciudad de Nueva York o como ella la llama la cuidad que nunca duerme. Cuid...