Louis tenía un conejo.
A Harry no le gusta que Louis esté en el suelo dándole besitos a aquel animal.
"Conejito.. lindo, lindo conejito." Louis frota la punta de su respingada nariz contra la pequeña y rosada nariz del conejo. "Te vas a llamar.. uhm." El ojiazul frunce la nariz, la pequeña bola de pelos comienza a saltar lejos de él. "¡Pelusito!, ¡Ven!, no te vayas." Gatea y toma una de las peludas patas del animalito blanco. De todas formas termina dejándolo ir, ya que su Alfa se había acercado por detrás, cargándolo.
"Mío."
"¡Alfa!, ¡Se va!" El castaño patalea en los brazos del mayor sin éxito alguno, ya que Harry lo lleva hacia el lado contrario, sentándose con el pequeño en su regazo.
Louis se remueve aún más, viendo cómo aquella bola peluda escapaba hacia el patio, perdiéndose entre los arbustos. El pequeño omega gruñe, mordiendo parte del brazo de su Alfa, sus delgados dientes enterrandose en su piel. Harry sonríe con los ojos cerrados y le devuelve una lamida a su bebé, pasa su lengua por su mejilla dejando esta brillante y reluciente por su saliva. Se esconde en su cuello finalmente, sintiendo los pequeños y afilados colmillitos de su niño contra la piel de su brazo.
"Déjame ir. Déjame ir, Alfa." Comienza a deslizarse hacia abajo, tratando de escapar. El Alfa es más rápido entonces, por lo que vuelve a alzarlo y apretarlo con sus brazos.
Louis continúa tratando de salir del gran abrazo hasta que se cansa de luchar diez minutos después. Sus mejillas viéndose rojísimas, pequeñas gotas de sudor bajando por su frente a causa de todo aquel esfuerzo. Respira entrecortadamente y Harry puede sentir su corazón latiendo con fuerza en su pecho, ahí es cuando lo deja libre, riendo mentalmente cuando el más bajo no se mueve de su regazo, muy cansado como para si quiera abrir los ojos.
"Te odio." Es lo que el mayor escucha, un ligero murmullo por parte de su niño hermoso. Solo atina a dejarle un beso en su coronilla, observando como este se acomoda para dormir.
"Te amo."
(...)
Hay un constante golpeteo en la cocina y el ambiente huele a vainilla. Louis siente su estómago gruñir, así que toma a su pequeña pelusita en brazos y va a la fuente del sonido.
En la cocina está su Alfa, el luce hermoso con el cabello atado en un pequeño moñito, está usando una camiseta vieja y unos pantalones de chándal. Es una vestimenta genuina, pero que, el Omega agradece poder ver, ya que el ojiverde está tan acostumbrado a usar trajes que usa uno los domingos.
Lo llama el traje de descanso.
"Hola, Alfa." Saluda, colocando a su conejito en la encimera.
El mayor voltea a verlo y le sonríe. "Omega." Contesta a su saludo, volviendo a lo que estaba haciendo, haría galletas, se sentía bien querer consentir a su lindo sol.
El más bajo se apoya en una de las gavetas, acaricia el pelaje de su animalito por unos cinco minutos hasta que se aburre.
"Dame un beso." Habla en voz alta, en dirección a su Alfa.
El contrario suelta una risa, haciendo bolitas con la masa.
"Dame un beso." Remeda, haciendo su voz más aguda. Louis entrecierra los ojos.
"¡Dame un beso, Alfa!"
"Dame un beso, Alfa." Vuelve a remedar, riendo cuando el menor da un pisotón y cruza sus brazos.
"¡Alfa!"
"Omega" Contesta, abriendo el horno y metiendo la bandeja. El ojiazul voltea bufando ruidosamente y se inclina a ver a su conejito.
"Dame un beso conejito."
Harry gruñe en ese mismo instante. Toma la cintura de su pequeño Omega entre sus manos y lo atrae, besando su mejilla.
"No le pidas besos a esa cosa." Es con lo que se excusa, mirando con recelo al conejito. El pequeño animal mueve su nariz, mirándolos fijamente.
Su hermoso Ángel suelta una risotada y se voltea, alza la cabeza para ver al más alto, buscando sus ojos.
"Eres un celoso, es solo un lindo conejito." Traza un corazón en el pecho del mayor. Observa su dedo, estaba cubierto de harina.
"Mi lindo conejito eres tú, no eso. Ven." Jala al amor de su vida fuera de la cocina. Al llegar a la sala, se sienta y sienta a su bebé en su regazo.
"Dejamos a pelusito en la cocina."
"Si, lo sé." Cuela sus manos bajo la camiseta que usaba su Omega. Sus dedos se presionan contra la piel tibia de su espalda.
"Se caerá, Alfa."
"No lo hará." Esconde su rostro en el hueco entre el cuello y hombro de su omega. Se recuesta allí, sus ojos cerrándose mientras llena sus sentidos con el aroma a frutos silvestres del más pequeño. Louis ríe sin embargo, es demasiado sensible y se está muriendo por las cosquillas.
"¿Planeas dormir ahí?" Pregunta risueño, atreviéndose a meter sus dedos en el cabello rizado del mayor, deshaciendo su moño. "Eres como un bebé, Alfa."
"Soy tu Alfa."
"Eres mi cachorrito." Comienza a dar pequeñas caricias en el cuero cabelludo del mayor hasta que lo siente más pesado contra si. "Pobre mi Alfa.., siempre trabajando, debes de estar tan cansado." Murmura con un mohín en sus labios, la respiración del mayor se hace lenta contra su piel, ligeros ronquidos raspando su garganta.
Louis entendía a su Alfa.
Se lo había dicho también, una vez, cuando estaban por dormir.
"No sé por qué trabajas mucho. Deberías quedarte conmigo todos los días, ¿No sería lindo?"
"Debo trabajar para darte todo, mi omega."
"Yo no quiero todo, mientras tú estés conmigo mi vida sería perfecta."
Harry rió, alzando una de sus cejas. Coló sus dedos bajo la remera del menor y movió sus dedos contra sus costados. Louis se retorció, carcajeando.
"Dile eso a las veinte bolsas semanales de ropa, a las salidas a restaurantes caros, a las joyas, a-.."
"¡Eso es todo lo que me das tú!, yo no te pido eso."
Hay silencio después, Harry se detiene y observa el rostro del menor.
Es un lindo ángel.
"No.., no lo haces." Responde el mayor después de minutos en silencio. "Sé que te conformarías en un pequeño cuarto, con comida enlatada o sopas desabridas. Sin nada que vestir. Todo mientras yo siga a tu lado." Sus ojos fijos en el brillante océano que Louis tiene en la mirada. "Pero no puedo tenerte en la miseria. No me lo permitiría"
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ɪᴍᴀɢɪɴᴇ •ʟꜱ• ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇ
FanfictionEn donde Harry y Louis tienen la relación más linda de todas. Ellos no pueden ser más felices.