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Hoy el Alfa rizado se ha tomado un día libre. Él está en el sillón, tiene unas gafas puestas mientras lee el periódico.

Amy se encuentra observándolos desde la cocina mientras George, el jardinero, continúa regando las plantas del patio. Es un día totalmente cálido y agradable. Ella opina que la pareja es totalmente hermosa.

Louis está encima de la alfombra. Alfombra que Amy se encargó de limpiar un par de veces hasta que quedara libre de polvo, a petición del Alfa. Harry se preocupaba mucho por su destinado, no quería que el pequeño Ángel obtuviera algún tipo de alergia.

No podía prevenir el que se recostara en el piso, por lo tanto, lo único que le quedaba era mantener los suelos de la casa totalmente impecables y brillantes.

"Alfa.. necesitas comprarme marcadores nuevos, este es mi favorito y ya no tiene tinta." Y oh, Louis está haciéndole una tarjeta a su Alfa, diciendo en ella lo mucho que lo ama y lo bien que se ve leyendo el periódico como un intelectual. Un viejito más bien.

¿Quién leía el periódico estos días?

Harry alza la mirada de la sección de política y observa al muñequito en el suelo. Sus mejillas están naturalmente sonrojadas y sus labios se ven húmedos. Le gustaría darle un par de besos pero no quiere interrumpir lo que está haciendo, su pequeño Omega se volvía un gruñón cuando algo no salía como quería.

"Claro, mi amor. Podremos salir más tarde de compras, podríamos conseguir algo para la cena, también."

El rostro de Louis ahora tiene una mancha. Es una raya de color morado atravesando su mejilla, es tan inquieto que la tinta de sus marcadores ha creado pequeñas rayas de colores en sus palmas y parte de su rostro. Parece un pastelito cobierto de chispas.

"¡Si!, ¡Gracias, Alfa!" Presiona la palma de su mano en sus labios, un chasquido resonando en la habitación cuando extiende su manito en dirección a su Alfa, mandándole besos que el rizado atrapa y coloca en su corazón.

Pronto todo es calma en casa. El olor a chocolate y galletas escapa de la cocina y a Louis le gruñe el estómago. Amy deja una bandeja en el mesón de la cocina y continúa haciendo lo que estaba haciendo.

Hay música sonando suavemente en el salón. Solamente son unas cuantas melodías sin letras saliendo de las bocinas del celular del más bajito. El ojiazul se siente inspirado, está escribiendo mucho y está llenando la alfombra con mucha brillantina y puntos de colores.

Harry piensa que necesitarán una nueva alfombra cuando ve que a Louis se le chorrea el pegamento blanco, creando finalmente una gran mancha en su ropa y la alfombra.

"Omega, deja eso. Estas haciendo un desastre." Habla en voz alta, su voz ronca causa escalofríos en el cuerpo del más chico. No obstante, este no obedece, toma el pegamento entre sus dedos tratando de devolverlo al envase y ahora eso se ve obsceno. "Louis, ven acá." Ordena cuando el espacio entre sus pantalones se reduce conforme su polla comienza a engordar.

"Que no. Aún no he acabado, Alfa tonto."

Harry alza una de sus pobladas cejas al escuchar el insulto. Ha escuchado peores sin embargo. De igual manera le siguen divirtiendo las palabrotas saliendo de los dulces labios de Lou.

"Eres un mocoso." Responde lentamente, su atención ahora se fija en el patio. Una respiración llenandolo de oxígeno y aclarando su mente. La luz del sol hace brillar el césped recién regado, tiene muchas ganas de tomar una siesta en su forma animal. Eso sería bueno.

"Yo.., Uhm, Alfa, ya acabé, ¿Quieres verlo?" La vocecita de su lindo bebé lo distrae. Sus ojos verdes se quedan fijos en los azules y pronto está palmeando sus muslos, una invitación a que su pequeño destinado se acerque.

"Quitate eso primero. Estás hecho un desastre, Louis." Detiene al más bajo justo antes de que este trepe en su encima. Con un suspiro cansado atorado en su garganta se encarga de deshacerse de la camiseta de su pequeño, y, ¿Por qué no?, también deja caer sus shorts al suelo antes de subirlo en su encima. "Bien, déjame ver..."

Louis pega la tarjeta en el pecho de su Alfa. Está sonrojado y mira a otra parte, a él no le gusta cuando alguien lee lo que escribe. Harry toma entre sus grandes dedos aquella carta, esta desprende una cantidad exorbitante de brillos cuando la abre, sin embargo no se preocupa, no está vistiendo algo que se pueda arruinar con escarcha.

<<Mi lindo Alfa, ahora mismo me siento muy aburrido, tanto así que quiero tomar una siesta pero ya empecé a hacer esto y si lo dejo tú vendrás de mirón a meter tu nariz en donde no la llaman y observarás todo lo que se supone que es una sorpresa.

Bueno, quiero decirte que te ves caliente con esas gafas mientras sostienes el periódico. No lo sé, no sé por qué lees el periódico si tienes un celular de último modelo. Pero, ¿quien soy yo para juzgar..?, exacto, tu omega.

Entonces, ya, eso, estas muy guapo hoy, lindo, lindo, lindo, lindo, lindo, lindo Alfa.

Con amor, tu omega, Lou.

Pdt: Eres lo mejor que me ha pasado y siento que una tarjeta diaria nunca terminará de hacerte saber lo agradecido que me siento de tenerte como mi futuro esposo.

Pdt2: Hasta suena increíble, eres mi futuro esposo, no lo puedo creer.>>

Harry finaliza la lectura en menos de cinco minutos. Tal vez es por que el texto es demasiado predecible o tal vez por que ha leído cientos de papeles en toda su vida que ahora su cerebro procesa mucho más rápido la información que sus verdosos ojos le dan. Está aguantando la risa y su corazón palpita tan fuerte que retumba como un tambor en el silencio de la sala. Es una tarjeta de tantas, sin embargo, sigue significando demasiado para él.

Es una tarjeta tan casual que no puede creer que casi a diario recibe una de estas. Cosas tan banales como que tan cálida se siente la casa cuando Harry está ahí escritas en el papel. Es increíble, no imagina vivir sin la brillantina esparcida por todo su traje cada vez que abre una de estas. El día en el que deje de obtener una tarjeta, simplemente no podría soportarlo.

"¿Y?" Su mirada viaja de la cartulina verde doblada por la mitad a su lindo omega curioso. Sus ojos brillan mientras espera una respuesta. "¿Te gustó?, le puse una pegatina de un cerdito." Se estira un poco más mientras señala aquella imagen.

El Alfa se queda sin palabras por primera vez en su vida. La emoción y la felicidad callando su voz y obligándolo a besar al pequeño Omega curioso con todo el amor que este merece.

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ɪᴍᴀɢɪɴᴇ •ʟꜱ• ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀꜱᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora