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Todas las clases iban pasando con normalidad. Era tanta la tranquilidad, que no había ni una distracción, ni un problema, ni un exclamó, nada de que preocuparse. . . .
Mejor no me engaño; acaso... ¡El mundo está en mi contra el día de hoy o porque en todo momento siento la mirada pesada de Yugi-kun desde su lugar!
Por más que intento ignorarla y no ponerme nerviosa, más siento su mirada fija en mí.
¿Es que puede llegar a tal extremo solo por haberlo rechazado? Por favor que alguien lo pare.
Una vez intente verlo de reojo en la clase de Matemáticas, pero me pareció ver que tenía sus ojos entrecerrados con un aura algo extraña; que dio mucho miedo y preferí no voltear más.
Solo faltaban 5 minutos para que la queridísima campaña, sonara dando inicio al almuerzo; y yo sin dudar alguna... cuando sonara el primer “Ding doing”, me iría corriendo a la azotea, quedándome ahí todo el descanso, necesitaba aire fresco.
Ya le había avisado a Aoi y a Kou-kun por mensaje que estaría allá para qué me buscarán después de comprar algunas cosas en la cafetería.
Discúlpenme, pero no puedo aguantar más estar en este lugar. Es como estarse asfixiando.
Ding Dong
Campana sagrada, te amo con todo mi ser.
—Muy bien chicos, eso es todo por hoy, no olviden la investigación que les pedí para el día Martes de la siguiente semana, bonito fin de semana, pueden retirarse a su almuerzo— se despidió Tsuchigomori-sensei saliendo del salón apresurado. Lo sé profesor, todos queremos salir de este infierno.
Todos empezaron a juntarse con sus respectivos grupos de amigos, e ir a almorzar en algún lado de la escuela, que no tenía el menor interés de saber en donde.
Pero yo me pare como un rayo de mi sitio con el único objetivo de dirigirme rápidamente a la salida y salir de aquí... pero antes de dar el primer paso, fui rodeada por algunas chicas de mi salón, dos de ellas eran del club de teatro.
—Nene-chan, ¿Etto?... Primero que nada perdónanos por venir así de la nada, lo que pasa es que...— Hanon-chan vio a sus amigas de reojo como buscando apoyo, pero ellas solo le dieron señales de que siguiera— es que... queríamos pedirte algo— dice nerviosa y algo sonrojada.
—¿E-eh, dime linda?— pregunté amablemente, mirando atrás de ellas.
Yugi-kun aún se encontraba en su lugar, tomando su almuerzo, para después levantarse recto y mirarme directamente a los ojos. Esquive mi mirada algo sonrojada.
—Lo que pasa Nene-chan... Es que queremos invitarte a una fiesta de cumpleaños la siguiente semana— dice una de sus amigas con sus ojos algo ilusionados.
