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En los pasillos de nuestra querida escuela, que por el momento se encontraban solitarios y sin ningún signo de vida, bueno... Excluyéndonos a nosotros dos; Alex continuaba burlándose y riéndose de mí, sin ningún pudor, en mi amada presencia.
Caminábamos de regreso a nuestras respectivas aulas; yo le calculo una media hora después de que la pequeña junta en el consejo estudiantil terminará.
Todos los organizadores teníamos nuevas instrucciones, y claro que detallamos más lo que debíamos de hacer los siguientes días, para que los eventos de otoño-invierno fueran un éxito.
Quería pensar en algunas ideas/aportaciones que pudieran ayudar al consejo estudiantil, pero la molesta risa de un pelinegro detrás mío, me desconcentraba.
—¡Agg!— exclamé por fin quejándome— ¡Alex! Puedes dejar de reírte, ya me estás molestando— volteé a verlo, viéndolo enojada y con los brazos cruzados.
—Jaja, perdón, perdón, es que...— dio una pequeña pausa reponiéndose de su risa— no puedo jaja, tuviste que ver tu cara, cuando... Jajaja— no pudo seguir con su “discurso”, ya que se estaba muriendo de la risa.
A este paso, no dudo que en poco tiempo tendremos que buscar a un nuevo presidente para el club de teatro. Estaba que se moría de la risa, hablaba literalmente.
Yo bufé enojada para seguir caminando a mi salón, Alex podía llegar a ser un desconsiderado.
Pero luego, un pequeño recuerdo llegó a mi mente con rapidez, haciendo que un pequeño jadeo saliera de mi boca; y con todo el rostro sonrojado, mis pensamientos viajaron a lo que sucedió en los pasillos hace unos 55 minutos atrás.
Flashback.
—Bien chicas, ya que ustedes tuvieron la oportunidad de poder abrazar a la princesa— dijo Alex sonriendo con los ojos cerrados— ahora ustedes caballeros— vio con lentitud a los chicos del salón— es su turno, pueden venir a hacer fila.
Y sin pensarlo ni un segundo más, varios chicos se formaron sonrojados enfrente mío, moviéndosealgo nerviosos.
El primero estaba apuntó de abrazarme, cuando Alex lo detuvo con su mano, mostrándole una sonrisa oscura y sádica.
—Pero antes, quiero informarles a todos los chicos— Alex observó con ojos amenazantes a todos los chicos de la fila, haciendo que estos temblaran de miedo— solo los dejaré 5 segundos abrazados, ni un segundo más, ni un segundo menos, y por supuesto, si veo alguna acción que incite otra cosa que no sea apropiado— dice sacando unas tijeras de su pantalón— no dudaré en darles su merecido.
Para empezar... ¿Cómo es que tiene unas tijeras en su bolso? Eso es muy peligroso. Nadie puede saber qué puede hacer con ellas.
Más tarde debía de quitárselas, cueste lo que cueste, lo haría.
