4 A.M | Vsoo

before

Jisoo comenzó a caminar sola por las calles de Seúl en plena noche.

Acababa de salir de sus clases de tela aeróbica y se encontraba acalorada por el reciente ejercicio. Aunque, de todas formas, sabía que eso no era excusa para no abrigarse, asi que se abrazo a si misma intentando buscar calor, sabiendo que de lo contrario moriría de neumonía gracias a los vientos que soplaban insistentemente en esa noche de luna llena.

La noche se hacía cada vez mas oscura y comenzaba a presenciarse poca gente en las calles. Asi que Jisoo con un poco de alarma, apuró el paso de inmediato. Su madre siempre le había dicho que una mujer sola en las calles significaba el peor peligro posible y sabía que era cierto.

Sin embargo, mucho no pudo pensar en eso porque de golpe, justo cuando cruzaba la calle para ir a la siguiente manzana, comenzó a oir un llanto bajo. Como si fuera una triste melodía de ángeles para sus oídos, los cuales hasta hace unos segundos zumbaban de nerviosismo.

Jisoo se detuvo en seco casi por acto mecánico. Miró a su alrededor confundida y algo preocupada, pensando quien podría ser el causante de ese sonido tan peculiar como triste en partes iguales.

De repente, el corazón comenzó a martillearle fuerte dentro de su caja torácica cuando visualizó frente a ella a un chico sentado al borde de la acera, con una botella entre sus pies y las manos cubriendo su cara.

Si hubiera sido alguien ajeno a ella lo hubiera ignorado y seguido su camino, no porque no quisiera ayudarlo, si no porque las personas alcohólicas le daban miedo, ya que cada persona era un mundo y Jisoo jamás sabía como podían reaccionar.

Sin embargo no fue exactamente la situación o el llanto de sufrimiento lo que la hizo detenerse. Si no el hecho de que, en una milésima de segundo, Jisoo pudo ver como el chico quitaba una mano de su rostro para sostener la botella. Y entonces, la sangre se agolpó en sus pies cuando supo reconocerlo.

Él era Kim Taehyung.

¿Qué hacía alguien como él, ahogado en alcohol y tirado en el suelo?

El remordimiento de no hacer nada, —incluso sabiendo que era el chico con el que compartía clases y habían hablado un par de veces—la estaba comiendo entera a medida que intentaba continuar dudosa su camino.

Jisoo caminó a tal punto que comenzó a darle la espalda al chico. La culpa comenzó a hacer estragos en su sistema sin que pudiera hacer nada para evitarlo. Quería ayudarlo, sí, pero no sabia como hacerlo realmente...

Taehyung parecía ebrio y muy, muy triste, como si estuviera perdido en la nada y no supiera que hacer. Como si solo quisiera dejar de existir.

La castaña atrapó su labio inferior entre sus dientes y se paró en seco respirando hondo. Sin poder soportarlo, se armó de valor y se dió media vuelta mirandolo al frente, encarando a Taehyung, quien ahora se encontraba tirado en el suelo.

No lo puedo dejar aquí. Pensó angustiada. Tú no eres así, Kim Jisoo. No te atrevas a hacerlo.

Pero sabes que está mal. Sabes que te meteras en problemas...

Jisoo suspiró hondo agitando su cabeza. Así que ignorando sus pensamientos que le decían que era una muy mala idea, comenzo a acercarse a él.

Sus pasos fueron lentos y cautelosos, con miedo de que el chico no la reconociera y actuara de forma agresiva. Tocó su hombro delicadamente intentando ver si aún estaba consciente. Rogó para que lo estuviera, si no, no sabría como podria cargarlo ella sola.

—Taehyung... soy Jisoo. Compartimos clases. ¿recuerdas?—susurró casi en un hilo de voz, levantandole un poco la barbilla para que se vieran con mas claridad.