Capítulo 9

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En cuanto James se fue, las gotas comenzaron a caer, haciéndose más fuerte hasta que se convirtió en una tormenta, y, sinceramente, aquél lugar no era el mejor para pasar sola una noche así.

Me metí en la cama, tapada hasta la cabeza para poder olvidarme, por lo menos un poquito, de los relámpagos que brillaban del otro lado de la ventana, y hacían ruido como si el suelo se estuviera partiendo en dos.

Deseé, una vez más, estar de nuevo con mi familia. Me pregunté qué estarían haciendo, si buscándome, extrañándome, hablando de mí, o lo que sea.

Me pregunté cuánto duraría todo esto.

- ¿Todavía estás durmiendo? - Una voz que ya podía reconocer en cualquier lado, entró en la habitación. Estiré las sábanas hasta tapar mi cabeza, para que entendiera que quería seguir durmiendo -. ¿No te levantarás? - Volvió a preguntar. Negué con la cabeza y él rió.

Escuché sus pasos dirigirse al enorme ropero de madera que tenía en la habitación. Abrió la puerta y oí cómo comenzaba a revolver las cosas.

- ¿Qué haces? - Pregunté mirándolo.

- Oh, ¿ahora te dignas a mirarme? - Dijo sonriendo de lado. Como no respondí, agregó -: Hace frío afuera, lo mejor es que te abrigues.

- ¿Para qué? - Cuestioné estirando los brazos. James alzó una ceja, como si estuviera reprochándome algo.

- Porque debemos entrenarte, ¿recuerdas? Estás aquí por una guerra, ¿sabes? - Resoplé.

- Bien, vete y deja que me cambie. - James levantó ambos brazos y salió de la habitación.

Llevaba un vestido blanco con algunos detalles en dorado, era precioso.

James me dejó una capa, la tomé y me la puse, me quedaba tan grande que la mayoría de la tela tocaba el piso. Pero era hermosa, blanca y lleno de encaje dorado, tenía una capucha. Me sentía Caperucita pero con una capa blanca.

Me coloqué la capucha correctamente y salí.

- Hasta que sales - dijo James en cuanto aparecí por la puerta de salida. Estaba junto a su caballo, y atrás del suyo, se encontraba Pegaso.

Corrí hacia él, ignorando a James. Le di de comer y lo acaricié un poco.

- ¿Estás lista? - Preguntó James, lo miré extrañada, si el entrenamiento de hoy no era pasar tiempo con mi caballo, entonces, ¿qué era?

- ¿Para qué?

James agarró algo que colgaba del caballo, al principio no pude ver que era, ya que al estar junto a Pegaso, Caballo me tapaba la vista, di unos pasos para poder tener una mejor vista de lo que estaba haciendo.

Abrí los ojos como naranjas al ver lo que estaba alzando, un carcaj lleno de flechas, y en la otra mano, tenía el arco. ¿Pretendía en yo aprendiera a usar esas cosas? Porque, sinceramente, iba a ser tan mala que estaría apuntando hacia delante y me clavaría la flecha a mí.

- No voy a hacer nada con eso - dije firmemente. James, nuevamente sonrió.

- No es difícil - repuso mirando los objetos que llevaba en las manos -, yo te ayudaré. Ven. - Señaló con la cabeza que lo siguiera, y no tuve más opción. Aunque tenía el camino para protestar.

- ¿Por qué haces esto? ¿Es que quieres que te clave la flecha? ¿Es un intento de suicidio, verdad? - James paró en seco y se dio la vuelta.

- Bien, aquí estaremos bien.

Sin darme cuenta habíamos llegado a un pequeño claro, frente mío, en un enorme árbol, había colgado un círculo de madera con colores, eran de esos que se usaban para jugar con unas pequeñas flechitas.

- ¿Quieres que clave la flecha en el círculo rojo? - Hablaba del centro.

- Eso es lo que nos proponemos - lo miré frunciendo el ceño. Iba en serio, y la verdad era que pedía demasiado.

- Estás loco, ¿sabes? - James rió.

- Bien, vamos a probar.

Sacó una flecha, me enseñó cómo ponerla correctamente en el arco y cómo pararme.

Se colocó detrás de mí para poder ayudarme mejor con la técnica al tensar el arco.

Tenía su rostro pegado a mi mejilla, susurra cada palabra al darme las indicaciones, sus brazos estaban alrededor de los míos. Me desestabilizaba el hecho de tenerlo tan cerca.

- Lo más recomendable es que cuando vayas a tirar inspires y rápidamente levantes el arco y sueltes la flecha - susurró. Yo tenía el arco tensado, pero lo bajé y me di la vuelta para mirarlo.

- Ya entendí, pero me gustaría que me hables como una persona normal y... - hice una seña con las manos, señalando el especio que teníamos entre nosotros, que no era mucho, por cierto -, mantente lejos. - James sonrió de lado, dejando ver un brillo, que no había visto en nadie, en sus ojos.

- ¿Por qué? - Preguntó acercándose un poco más a mí, instintivamente di un paso hacia atrás.

- Porque la gente me agobia - James aguantó una carcajada -, no me gustan las personas, y mucho menos cuando se me acercan tanto. - Asintió lentamente y alzó las manos, alejándose.

Se paró a un costado y de ahí me observaba mientras yo trataba de acomodar la flecha en el arco como él me había enseñado.

- ¿Necesitas ayuda? - Gritó James, lo miré y tenía una sonrisa de oreja a oreja. Me fue imposible no sonreírle de vuelta, así que miré hacia abajo, tratando de ocultar mi rostro.

- No - contesté al fin.

Una vez que hube acomodado correctamente la flecha, respiré lentamente, tratando de calmar los nervios, ya que así no acertaría ni por poco.

Cuando pude calmar los nervios, inspiré y levanté el arco para soltar la flecha.

Se clavó unos diez centímetros más arriba del círculo de madera.

James comenzó a reír.

- ¿De qué te ríes? - Inquirí bruscamente, mirándolo con cara de pocos amigos. Comenzó a toser, como si quisiera tapar la risa.

- ¿Reír? ¿Qué? Estaba tosiendo - reí -, es clima me ha hecho mal - agregó. Negué con la cabeza mientras tomaba otra flecha del carcaj y la colocaba en el arco.

La flecha se clavó en el panel pero al borde.

- Bien - dijo James aplaudiendo -, la segunda flechas que tiras y embocaste al círculo. Tal vez en veinte intentos más puedas conseguir tu objetivo. - Lo miré, estaba riendo, tiré el carcaj, desparramando las flechas, solté el arco y comencé a caminar dirección a la casa.

Escuché los pasos rápidos de James mientras que gritaba que esperara, lo ignoré por completo, pero no duré mucho ya que me tomó del brazo y tiró hacia atrás.

- Oye, estaba bromeando - dijo agitado -, ¿qué sucede? - Preguntó preocupado. Sin poder controlar mis emociones, estaba sollozando.

James, tiró de mí una vez más y me abrazó, colocó una de sus manos detrás de mi cabeza, haciendo que la apoyara en su pecho. Al ser más alto que yo, su mentón también estaba apoyado en mi cabeza. Su otra mano, en mi cintura.

Y yo, como una estúpida que le tenía miedo a todo, estaba llorando.

Se sentía bien el hecho de que alguien te consolara, pero ¿no debía mostrar que era fuerte? ¿No debía hacerles creer que podía hacer todo lo que ellos querían que haga? Tal vez, esa era la mejor opción.

Pero en aquel momento, sólo quería que alguien me escuchara.

Fearless {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora