Capítulo 13

93 9 0
                                    

- ¿Dónde vamos? - Pregunté al gnomo mientras aceleraba los pasos, a pesar de que él tenías las piernas cortitas era rápido y sigiloso.

- Allí - dijo señalando una colina. Ladeé la cabeza cuestionándome a qué se refería, yo no veía ninguna casa por allí, sin embargo, no hablé más nada y le seguí. Llegamos al pie de la colida y bajé la vista. Había una puerta. Un poco más grande el gnomo, justo para que cupiera por ahí.

Claro, ¿qué podía esperar si iba con un ser pequeño? ¿Una mansión?

- Yo no quepo - dije señalando la puerta. Soñador, chasqueó los dedos, como si acabara de tener una idea, y una sonrisa asomó por aquella barba blanca.

- Espera aquí - iba a protestar, pero rápidamente se metió a la casita, cinco minutos después volvió a salir, con un vasito que era más grande que su manita.

- ¿Para qué es? - Pregunté mientras me agachaba para estar a su altura.

- Es para que puedas caber por la puerta - tomé el vaso para poder observar el líquido más de cerca, era rosa y espeso. Fruncí el ceño, parecía pintura. Y el olor que emanaba me hacía acordar al remedio horrible que mi madre me daba me pequeña cuando tenía tos-. Tápate la nariz y tómalo, te digo que no sabe tan mal como huele. - Sonreí, pero le devolví el vaso.

- Gracias, pero creo que pasaré esta vuelta. - Estuve a punto de pararme e irme, pero Soñador volvió a darme el vaso.

- No, no. Pasa, por favor, mi esposa estará furiosa si no te ve dentro, pensará que te he echado o vaya a saber uno qué - me dio lástima. Tal vez si pasaba solo quince minutos no perdería nada, además, se veía amable y no quería causarle ningún problema con su esposa.

- Está bien - rápidamente me tapé la nariz con una mano mientras con la otra vertía el líquido en mi boca. Sentí como aquella bebida espesa pasaba por mi garganta, quemándome al paso, comencé a toser cuando de un momento a otro, Soñador era más alto que yo. Seguía sentada, pero ahora era uno de ellos. Me paré, el vestido se había encogido conmigo y el vaso había quedado tirado sobre el pasto.

- Bien, ahora vamos que mi esposa está preparando la cena - tomó el vaso y entró a la casa, yo lo seguí.

Dentro, la casa era muy parecida a la mía, en la que me estaba quedando, sólo que había muchos más adornos y las puertas que conectaban a la habitación contigua eran redondas.

- Oh, por Dios, pero si es Alison, ¡de verdad! - Exclamó una mujer que, al parecer salía de la cocina, con un delantal puesto. Era demasiado parecida a Soñador, solo que sin el gorro y la barba, tenía el cabello blanco recogido en una coleta y los cachetes grandes, redondos y rojos a causa de su sonrisa, Soñador estaba igual.

- ¿Es que no me creías, amor mío? - Me dio ternura cómo la trató Soñador -. Alison, ella es Amorosa - estuvo a punto de reírme por el nombre, pero luego me acordé que todos aquí se llamaban raro, así que no dije nada. Le sonreí a Amorosa y estreché su mano.

- Soñador me ha contado que estabas con las sirenas, y eras una de ellas - dijo mientras se acercaba a la mesa del comedor y se sentaba, Soñador de sentó a su lado y yo frente a ellos.

- Sí, todavía no entiendo como terminé ahí - sonreí.

- Las sirenas pueden ser muy engañosas - intervino Soñador. Asentí, tenía razón.

- Y sinceras, sobre todo sinceras - agregó Amorosa mirándome, inconscientemente me sonrojé, ¿había, Soñador, escuchado todo lo que Belladona había dicho y luego contado a su esposa? -. No te sonrojes, mi esposo estuvo ahí casi todo el tiempo escuchando lo que decían, le resultabas conocida pero al parecer no decidió entrometerse hasta último momento.

Fearless {TERMINADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora