1.18.3 | Ataque crítico

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Maurice.

—Entonces corramos el riesgo —decidí.

Cyrus formó una sonrisa amplia, abrumó el ambiente con un aura de orgullo. Posicionó su mano en mi espalda seguido de un par de palmadas.

—Haremos una triangulación en el terreno, todos los robians tendrán que ser contenidos en el centro mientras que los tres dispositivos se activan al mismo tiempo —explicó Rotor.

—Necesitamos tres voluntarios y una manera de mantener juntos a los robotizados —resaltó Cyrus.

—Yo me encargaré de uno de los dispositivos —pidió Sally.

—Me ofrezco por el segundo —secundó Bunnie.

—Voy tercero —exclamó Antoine con la mano levantada.

El resto intercambió miradas confusas, teníamos los tres sujetos pero nos quedaba un cabo por atar, ¿cómo lograríamos trincar a un grupo tan numeroso? El hecho de que sean robotizados complica las cosas, tienen cualidades tan colosales que hacen casi imposibles las tareas más sencillas.

—Yo podría intentar contener a los robians.

—¿Cómo planeas hacer eso? —Intervino Bunnie.

—Corriendo al rededor de ellos.

—¿Quieres recrear una especie de pared del ojo de un huracán? —Parafraseó Rotor— En un terreno tan grande deberías de ir sumamente rápido para conseguirlo.

—¿Velocidades supersónicas están bien?

—Amm —balbuceó—... Sí, supongo que podría funcionar.

—Qué suerte, acabo de aprender a hacerlo justo esta tarde —bromeé sarcástico.

—¿Estás seguro de querer intentarlo? Deberás de salir del campo en cuanto activen los dispositivos, puedes sufrir una descarga —advirtió Cyrus—. Lo mismo para el resto, en cuanto los enciendan no se acerquen al campo.

—Bah —Antoine susurró cansino—, no sería la primera vez que me electrocuto —sonreí divertido por su comentario.

—Vámonos —ordené.
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     A kilómetros de distancia, Ivo Robotnik sobrevolaba los pastizales amarillos en su aerodeslizador, observando su rastro de destrucción con una sonrisa ufana.

      Paró al vislumbrar una depresión en el suelo, aguantó la risa sin despegar su vista de las ruinas de su antigua fábrica. Fue fácil engañar a sus enemigos con ella, valía la pena sacrificarla si pronto, aquella tan solo sería parte de los cimientos del nuevo mundo. Uno gobernado por él.

Efecto DopplerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora