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Rob

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Rob.

—Gracias por cuidarla anoche, Señora Vanilla.

—No me agradezcas, Rob, no fue nada. Amy es muy tranquila. Además —emplazó su mano a su vientre—, me viene bien comenzar a practicar.

La señora Vanilla es una ciudadana de Central City, una de los ambientes urbanos más grandes y atractivos de todo Mobius. Venía a Mercia en un viaje turístico acompañada de su esposo. Sin embargo, no consiguió abandonar el reino antes de los percances con Robotnik.

Lamentablemente, su marido no logró escaparse de Ivo. Vanilla se separó de él durante el primer ataque. Aún tiene esperanza de que se encuentre perdido, deambulando por todo el Reino de Mercia; aunque después de lo sucedido con mi tío, dudo mucho que alguno de los desaparecidos realmente lo estén.

—¿Rob o'the Hedge? ¿Mari-An? —Ambos nos giramos hacia la voz. Era un hombre de mediana edad vistiendo un uniforme militar— Síganme.

Choqué la mirada con los ojos afables de Vanilla, ella asintió con la cabeza mientras dibujaba una sonrisa y tomó la mano de Amy.

—Yo la cuido.

Le sonreí, mi prima gesticuló una mueca de confusión notoriamente pueril. Mari-An y yo caminamos detrás del soldado perteneciente al ejército de Mercia. No nos comentó nada más, solo nos guió silente entre la maleza que brotaba de la tierra húmeda.

Con su porte intacto, frenó y permaneció con la frente en alto a la espera de nuevas órdenes. Delante de nosotros se hallaba un grupo militar integrado por los miembros del servicio secreto de Acorn, tres soldados mercianos, la princesa Sally y la tan mencionada, Bunnie "Rabbot"; siempre he tenido curiosidad de cómo luce, es bueno poder verla en persona.

—Rob —saludó el zorrillo.

—Geoffrey —asentí con la cabeza.

Sin duda, en la mayoría de mis peores experiencias aquí, lo tienen a él como protagonista. Un, literalmente, niñato malcriado. Es insoportablemente arrogante.

—Supongo que esto es por lo de anoche —enuncié suspirando agobiado—, creí haber sido lo suficientemente claro en mi reporte. Espero sea rápido, no se ofendan, pero tengo que trabajar de padre adoptivo.

—La princesa está solicitando tu apoyo, ten la decencia de mostrar un poco de educación —articuló cascarrabias.

—Geoffrey para —pidió ella, dibujando un gesto de enfado—. Disculpen las molestias, no estaba enterada de su situación.

Efecto DopplerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora