La mordida.

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Cerca de cumplir los siete años como novios, finalmente la boda llegó.

Se habían retrasado porque la empresa finalmente pasó a manos de Chan y hubieron muchos trámites qué hacer que retrasaron la boda una y otra vez.

Pero Lino fue paciente y comprensivo, siempre apoyándolo y recibiéndolo entre sus brazos cuando Chan se sentía cansado o harto de los problemas con los accionistas.

Chan sentía que sólo su amado omega podía amarlo de esa forma.

La boda fue hermosa, tan emotiva que Chan lloró antes que Lino. Se amaban con todo el corazón y no dudaron en demostrarlo cuando cada uno dijo sus votos. Sostenían sus manos, jugaban con sus dedos, miraban a sus anillos y a sus ojos muy nerviosos y ruborizados pero profundamente felices.


—... Y hasta que la muerte los separe, los declaro esposos ante los ojos de dios.


Lino y Chan cerraron sus ojos al acercarse, firmando su amor con un beso corto y tan enamorado que sus invitados gritaron con emoción. Familia y amigos, todos estaban ahí y nadie impediría que se amaran con la misma locura de siempre o hasta más.





—Oye... ven aquí... tengo una sorpresa para ti —Lino llamó a Chan a la habitación del hotel en la que pasarían su luna de miel.

—¿Es lo que creo que es?


Chan estaba muriendo de emoción por imaginarse a su omega usando algo de lencería sexy esa noche. Y por supuesto, Lino nunca lo decepcionaría con eso.

Cuando entró en la habitación, el omega usaba prendas con encaje que cubrían bastante de su cuerpo, aunque sin dejar de ser tan sensual como sólo él podía serlo. Se veía tan hermoso vestido así y de blanco para honrar el día. 

Pronto Chan comenzó a desabotonar su camisa.


—Y eso no es todo... —Lino subió a la cama hasta quedar de rodillas sobre está. Se sentía pequeño así frente a su alfa pero sabía que su ahora esposo jamás lo dañaría —También... esto —Y Lino levantó sus manos para sostener su collar antimordidas por ambos lados. El aparato se abrió y Lino lo dejó caer fuera de la cama. Sólo entonces extendió sus brazos hacia su alfa, deseando tanto poder abrazarlo —Ven aquí, mi alfa.

—Lino... ¡te amo tanto!


El amor que se profesaron esa noche fue infinito, fue tal que Lino no podía parar de correrse.

Chan lo tomó con tanto cuidado y amor que hizo que Lino se volviera en gemidos y jadeos.

Mientras juntos alcanzaban cada orgasmo, Chan le repetía cuánto lo amaba pero no le permitía hablar porque tampoco paraba de besarlo.

Cuando le dio vuelta, Lino lo supo, era momento de la mordida y nada sería lo mismo después de eso.

Mientras el alfa lo embestía sin parar, continuaba diciendo su nombre y que lo amaba. Sus dientes se acercaron a la nuca de Lino y éste gimió excitado por los escalofríos que estaba sintiendo. Ya estaba completamente en celo, moviendo sus caderas contra la dura erección que lo tenía lleno. Lo estaba sintiendo en su útero y esta vez, como en su primera noche juntos, Chan no estaba usando condón.

Lino escuchó un Te amo más profundo, justo contra su piel y de pronto, todo se volvió rojo y doloroso. Gritó y su interior apretó la polla de su esposo. Veía las manchas esparcirse por la cama, sentía la sangre caliente y picosa por toda su nuca. Dolía mucho pero al mismo tiempo se sentía tan bien que cuando Chan volvió a follarlo sin piedad, se corrió al menos tres veces más.

Al día siguiente, cuando despertó en los brazos de su alfa, Lino sonrió.

Al fin estaban enlazados, podía sentirlo porque ahora percibía la felicidad de Chan y también podía sentir... a una presencia muy lejana, que sin duda alguna, pronto se revelaría en su vientre. 

Lazo Roto [ MinChan | Banginho | ChanHo ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora