Lazo Roto [ MinChan | Banginho | ChanHo ]

Por fin juntos.

Chan no encontraba sentido a nada. 

Había logrado salir de las garras de Woojin gracias a los supresores y a su deseo de ver a Lino. Dejó de creer en sus amenazas y literalmente tuvo que escapar de la habitación en donde lo tuvieron recluido por tanto tiempo.

No sabía cómo era posible que aquel viejo tuviera un hijo que justamente era su destinado pero estaba seguro de que era producto de algo turbio.

Los aceleradores de celo eran ilegales en el país, pero Woojin estaba cargado de ellos. Seguramente también se inyectaba algo para confundir a su lado alfa.

Una mañana, luego de reunir algo de fuerzas, se enfrentó a los guardias. Huyó con sólo una cosa en mente, encontrar a su esposo. Tomó su auto y se alejó lo más que pudo.

Sólo entonces se dio cuenta del tiempo que había pasado.

Se puso en contacto con sus abogados y la policía para mantener a sus captores lejos al menos.

La noticia de que había sido amenazado y privado de su libertad se expandió rápidamente, pero no llegaba a los oídos a los que él quería llegar.

Llamaba al número de Lino pero nadie respondía, llamaba al de la señora Lee pero lo había cambiado.

Fue a su antigua casa pero se encontró con un enorme letrero de "en venta".

Todo lo destrozaba y hacía llorar.

Su único consuelo, como esa misma noche, era sentir a lo lejos una linda presencia que con su sola existencia lo reconfortaba.

Pero esa presencia ahora era tan débil y lejana que no podía ubicarla, no sabía dónde estaba y así tampoco podría reencontrarse con su amado Lino.

Se sentó al borde de su cama, sin ánimos siquiera de ponerse el pijama. Incluso aún tenía los zapatos puestos. Se sentía mal, su cabeza dolía de nuevo y su pecho se apretaba, tenía miedo porque no sabía qué estaba pasando con su cuerpo débil y estúpido.

Si tan sólo hubiese sido más precavido, si hubiera comprado más supresores, si hubiera pedido ayuda desde el principio, nada de esto habría pasado.

Esa noche se sentía especialmente peor, todo era tan horrible que el dolor se expandió por todo su cuerpo.

Le hizo retorcerse, gritar, incluso vomitó algo transparente porque hacía mucho que no comía nada y entonces... todo paró.

Un frío recorrió todo su cuerpo porque cuando volvió en sus sentidos ya no se sentía mal pero tampoco sentía aquella presencia.

—¡Lino! No... ¿Lino? —Tragó grueso y el dolor de cabeza volvió —Li... no... mi Lino...

Tomó sus cosas y de nuevo salió de aquel departamento.

Luego de huir lejos de Woojin, había pasado días buscando a la familia y los amigos de Lino, esperando que alguno de ellos le dijera dónde estaba su omega. Pero nadie lo contactaba a él, nadie le daba razones del menor. No tenía ninguna fuente de dinero suficiente para investigar su paradero, apenas podía sobrevivir él. 

Después de haber recibido tantos aceleradores de celo, su cabeza tampoco funcionaba bien. No podía pensar en una sola solución.

Lo que más le dolía pero comprendía, era que su pequeño no le llamara.

No lo había hecho. En todo ese tiempo lejos, no lo había hecho, ni una vez. Ni un mensaje siquiera...