Greek Gods: La condición de Eros

18. Un brindis con Hades

Savanna:

Es imposible que no aparte la mirada de ellos y hasta siento que Naomi se ha dado cuenta que entre Eros y yo hubo algo.

Y digo que lo siento, porque ella me agrada, aunque con esto y los demás acontecimientos sucedidos hace unos días.

Ya no se cual es la imagen real de esa mujer.

—No seas tan evidente. —Hades pasa de largo, con su bolsa cargada al hombro.

Escucho sus pasos detenerse, el ingresa y sigue mi mirada.

—Bien, no suelo hacer esto porque prefiero mi Soledad ante nada.

Frunzo el ceño confundida.

—Pero tú necesitas distraerme, mamá gallina.

—Hades..

El me deja con la palabra en la boca y al no verme acercarme, se detiene.

—¿Acaso no vienes?

Alzo mis cejas, Hades me hace un gesto.

Me giro de regreso a la parejita, Eros tiene su mirada sobre mi mientras Naomi prácticamente se lo ofrece en mis narices.

Cualquier lugar es mejor que este, además, nuestras horas de trabajo ya acabaron.

—¿Un bar, de verdad?. —Hades sonríe  y me ofrece un vaso pequeño. —¿Sabes que hay un bar en el club no?

—Lo sé, pero aquí no hay gente indeciable. —Pronuncia mientras llena mi vaso cerca de la mitad y lo mismo con el suyo.

—No puedes arreglar los problema con alcohol y cigarros, Hades.

—No, pero puedes olvidarlos.

Buen punto.

—Al menos tu puedes hacerlo, porque olvidarlos para mi ha sido fácil.

Hades es de los chicos que están llenos de misterios, aunque ahora mismo haya hecho algo que va contra su naturaleza y hablo al invitarme, eso no quita y yo siento, que esconde más cosas.

—Y..¿Vas a brindar conmigo o no?

Con disgusto cojo el vaso y lo hago chocar con el suyo.

—Así se habla, mamá gallina.

—Deja de llamarme mamá gallina.

—No.

—¿Alguna vez te han roto el corazón? . —Puedo sentir el alcohol subiendo a mi cabeza.

¿Cuántos vasos van?

He perdido la cuenta ya.

—¿Tienes el corazón roto por Eros?

Recuesto mis brazos sobre la barra.

—No lo sé… me gusta, pero es solo eso..

—Con gustarte también pueden romperte el corazón. —Bebe hasta la última gota que queda en el vaso. —Decepcionarte.

Deja el vaso y pone toda su atención en mi.

—Te ves como si te hubieran decepcionado, Savanna.

Maldito, Hades.

No sé cómo lo hace, pero mis ojos arden.

—Soy una policía.

—Ex policía.

Quiero golpearlo.

—Ser ex policía no quita mi entrenamiento, soy fuerte y yo no me quiebro por cosas insignificantes como estas. Las supero y …
Fue así como me enseñaron, no me quebré con papá después de esa bofetada.

No lo haré por un hombre.

Y aún así cuanto más lo pienso, más me duele.

—¿Sabes que?

—¿Qué?

—Dejemos de hablar de Eros y disfrutemos.
Los ojos de Hades se abren.

—¡Una segunda ronda por favor!

Nos traen dos botellas más y esta vez soy quien sirvo, en todo momento Hades me ve lleno de sorpresa.

—Joder, creo que te estás pasando de copas.

—Mientras siga mi cuerpo en pie no me habré pasado aun. —Golpeo la mesa con mi mano, llamando la atención.

Hombres rudos y musculosos ponen sus ojos sobre nosotros.

Pero no tan musculosos como mos Greek Gods.

—Savanna..

Las manos de Hades me detienen y mi mirada lo examina.

—¿Cuáles son tus secretos, Hades?

—Ya estás delirando.

—Claro que no.

—Fue mala idea traerte aquí, joder.. te llevaré a casa ¿Dónde vives?

—No quiero ir a casa aún, quiero…

¿Qué quiero..?

Quiero que Eros se deje de pendejadas y deje a Naomi.

Y  yo… desearía nunca haber  escuchado como afirmaba que la amaba.

Duele.

—¿Vas a llorar?

—No.

—Savanna…

¿Es el alcohol?

¿Es mi corazón roto?

No lo sé.

Solo beso a Hades y ya.

Pero lo más extraño es que el me sigue el beso, un beso que no termina ahí.

Y quizás mas adelante me arrepienta de lo que haré esta noche, pero hoy no.

A alguien no le va a gustar esto.

>>Yiemir.