"- ¿Unirla a la legión? Ella es incapaz de creer en sus propias habilidades."
"- Entonces nosotros seremos los encargados de creer en ellas por la susodicha."
"- La llevaran a su propia muerte."
"- No des por hechas acciones futuras sin presenciar p...
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今後| "Avanzando"
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P.O.V omnisciente
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Sayuri quien guiaba el caballo de Levi veía como este con rapidez y precisión mataba a aquellos seres de horripilante aspecto, desde que Sayuri había salido por primera vez en una expedición fuera de las murallas ya habían pasado dos años, esto significaba que ahora tenía doce y al fin podía portar el uniforme de la legión a pesar de que hacía un par de meses desde que había comenzado a ser entrenada por el de ojos olivas.
— Te ves algo ida Sayu, ¿te encuentras bien? – La pelinegra reaccionó al llamado de Farlan regalandole una sonrisa, el castaño entendió con aquel gesto que todo parecía estar en orden así que se adelantó a la menor.
— ¿Qué ocurre mocosa? Puedes engañar a Farlan pero no a mí, te noto despistada desde que salimos de las murallas y eso no es bueno, no quiero tener que salvarte de un asqueroso titán.
— Todo está bien, solo pensaba sobre qué tan rápido ha pasado el tiempo, ya hace dos años que nos conocimos, Levi.
Él solo sonrió levemente ante las palabras de ella y acercándose levemente a ella -que al fin podía cabalgar su propio corcel- posó su mano sobre su cabello desordenandolo levemente.
— En qué momento te pones a recordar, eres una temeraria mocosa, no le temes a la muerte.
— Un titán a las cuatro en punto. – Dicho aquello Levi volvió a abandonar a su caballo que quedó en manos de Sayuri, le tomó escasos segundos terminar con aquel ser de unos quince metros, sin duda alguna Levi era el mejor de la Legión de Reconocimiento.
Pero a pesar de que lo dicho anteriormente era obvio, tanto Levi como Erwin parecían estar totalmente empeñados de que Sayuri debía saber manejar el equipo de maniobras, y la razón no era para poder huir en caso de peligro. A pesar de que debido a su forma de ser y sus grandes inseguridades ella no confiaba en sus habilidades aquellos dos hombres no pensaban lo mismo que ella, habían visto un potencial increíble que solo les dio a pensar que tan buena soldado sería si supiera manejar en condiciones el equipo de maniobras y las cuchillas.
— En cuanto regresemos seguirás practicando. – Sayuri no pudo evitar soltar un suspiro de cansancio. – No suspires, debes aprender, tienes buenas habilidades.