"- ¿Unirla a la legión? Ella es incapaz de creer en sus propias habilidades."
"- Entonces nosotros seremos los encargados de creer en ellas por la susodicha."
"- La llevaran a su propia muerte."
"- No des por hechas acciones futuras sin presenciar p...
“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor responde al cambio”
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— Odio a Erwin en muchas ocasiones, pero esta vez le doy la razón, han matado a los titanes de la cuatro ojos y aún no estás lo suficientemente recuperada para salir a un escenario como ese, no podemos arriesgarnos a que hagan otro ataque y resultes malherida de nuevo, así que por una vez quédate aquí y descansa, ¿Si? Volveremos en unas horas. – La de cabellos azabaches soltó un suspiro frustrada, sabía que Levi tenía razón.
— Está bien, cuidense ¿sí?
— Empieza a preocuparte por tí misma Sayuri, has estado abandonado tu salud demasiado.
— Hay personas heridas que necesitan ser atendidas Levi.
— Tu también lo necesitas, también necesitas cuidarte para mantenerte sana y en forma. – Él la tomó de la nuca y de forma algo brusca la atrajo hacia su pecho formando un abrazo.
— Gracias por haberme cuidado todos estos años, Levi.
— No lo agradezcas, simplemente te lo debo, aunque no lo creas, has hecho mucho más de lo que ves por mí. – Ambos se separaron levemente, el mayor, algo indeciso posó sus manos poco a poco y suavemente sobre la cintura de la menor notando lo delgada que estaba. – Debo de ir a preparar el caballo, nos vemos en la noche.
— Está bien. – Ambos se despidieron con una cálida mirada, ellos no lo sabían, cuatro de los subordinados de el pelinegro habían contemplado la escena.
— Parecen una pareja. – Fantaseó Petra con una sonrisa, sabía que la diferencia de edades entre ambos era amplia, pero solían decir que para el amor no había edad y que si tu corazón elegía a alguien debías dejarte llevar, ella apoyaba ese tipo de ideas, aunque sabía que su capitán y su amiga no lo hacían, quizá por mera ética.
— ¡Sayuri! – Una voz un tanto más alegre hizo acto de presencia, cierto castaño de ojos esmeralda se acercaba corriendo a su “hermana”.
