Capítulo 2

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13 de enero.

Querido diario,

Hacia tanto que no escribía algo así, es decir, que no escribía de un hombre en un diario de vida. Bueno, él lo sabe y el motivo es más que grande, pues hace aproximadamente un año que mi vida amorosa estaba por el suelo. Mis ánimos eran de lo peor y había perdido incluso hasta la esperanza de volver a conocer a alguien, ese alguien que en verdad si me amara y valorara. Ahora esto lo puedo escribir. Ahora puedo escribir lo que alguna vez me dolió tanto y me hizo encerrarme en mí misma.

Un hombre se río de mí por años, el que yo creí que me amaba y que estaría a mi lado por siempre, pero no fue así.

Fue una relación extraña y sin compromiso por años y yo enamorada de él, siempre tuve la ilusión de que llegaría el día en que se decidiría por mí, pero eso nunca pasó y yo me cansé de él y de la situación. Cuando quise terminar, él no le importó y me cortó la llamada, sin que yo pudiese decirle algo.

Durante un tiempo estuve muy mal, solo quería llorar. Me sentía tonta, había hecho el ridículo por mucho y él nunca me quiso. Eso era lo que más se repetía en mi mente y corazón y lloraba con más ganas y dolor. Ya no creía en nadie, solo quería estar tranquila. Buscaba paz en mi alma, solo eso buscaba y olvidarme de aquel hombre, del que yo torpemente me había enamorado y que él me había pedido que lo esperara, para que juntos formáramos una relación, pero que nunca se decidió.

Al menos con su música los días no se me hacían tan amargos. Aunque yo estaba enamorada del que había sido "mi novio", él siempre estaba presente en mi vida, de alguna u otra manera, pues su música y constantes recuerdos de sus visitas y conciertos aquí a mi país estaban conmigo.

Llegó un día en que yo cansada y triste de todo, mi prima me invitó a salir con ella a una playa, por el fin de semana y yo accedí. Fue lo mejor que pude hacer.

Aún recuerdo aquel mágico e inolvidable día. Ese día en que olvidé toda mi tristeza y fui después de tanto tiempo feliz. Fue cuando ambos nos conocimos por una dulce y bendita casualidad y de ahí, nuestras vidas no se separaron más...

Hacía mucho calor y yo sentada en la arena, estaba estrenando mi biquini blanco, con el que me sentía un poco incomoda, puesto que yo no era mucho de usar trajes de baño y menos de dos piezas. Mi prima Maricela me miró y se me acercó...

_ Vamos María José. No te has metido para nada al mar

_ Si sabes que no sé nadar prima

_ Pero debes aprender. Mira, yo te enseño

_ No, Maricela de verdad, a parte, sabes que me da vergüenza este biquini

_ ¡Ay vamos! Te ves regia con él ¡Ya arriba! ¡Vamos!

Negada a meterme al agua, me volteé y quedé anonadada. El corazón se me subió a la garganta y no dejando de mirarlo, la impresión me sobrellevó. Mi prima igual que yo, ambas lo miramos con atención. No lo pude creer, e inevitable, sonreí fascinada.

<< ¿Qué hace él aquí? >>

<< ¡Él! >>

<< ¡Joey Tempest! >>

Tragué saliva y no dejé de mirarlo. Se veía tan guapo y atractivo así en shorts cortos, de color negro, con su playera también negra, sus lentes de sol y su jockey azul.

Mi prima me miró, volvió a mirarlo a él y me sonrió.

_ ¿Qué hace él aquí? – pregunté con asombro y nervios.

_ ¿Por qué no se lo preguntas? – me puse más nerviosa.

_ ¡¿Estás loca?! ¡¿Cómo se te ocurre que me le voy acercar?! Ni que fuera tan psicópata, además no creo que me recuerde – mi prima otra vez sonrió.

&quot;Nuestro Diario de Amor&quot; { Joey Tempest }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora