C2: Cuarzo rosado

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Subimos por el ascensor hasta la segunda planta. Le enseñé a Mario el piso con mucha ilusión. Se fijó en cada cuadro que decoraba la pared. La mayoría de ellos tienen un marco de color rosa. Varios me los regaló mi madre por mi cumpleaños. Cada vez que me hacía mayor me regalaba un marco de fotos. Tradición familiar. 

Mostró especial atención a los platos sucios de la cocina. Un detalle que se podría haber ahorrado. O al menos podría haber sido más disimulado. Me sentí algo mal, pero se me pasó rápido.

El piso es relativamente grande. Justo en la entrada tiene un espejo. Es el espejo revisor de antes de salir por la puerta. Siempre que sale alguien del piso, se mira en ese espejo para asegurarse que se ve bien. 

Tenemos una cocina americana, la primera vez que la vi aluciné.  Es de color marfil y es de mármol. Tiene una campana de extracción de color negro y una vitrocerámica algo vieja y sucia, pero hace su función correctamente. 

Con el paso del tiempo te vas dando cuenta que una cocina americana no es lo mejor, puesto que cocinas unos lomos fritos y huele hasta el sofá a fritanga.  El sofá es de color marrón. Tenemos dos cojines que nos regaló Elena tras su llegada a la vivienda. Delante del sofá hay un televisor de sesenta pulgadas y una pequeña planta, una Kentia, que compramos antes de irnos de viaje a Rusia. Una historia larga de explicar.

-¿Y si mejor te enseño la habitación? - dije guiñando el ojo.

Mario asintió. Se le marcan mucho las mandíbulas porque está apretando los dientes. Tiene una intensa mirada. <<En qué estará pensando>> rumiaba yo.

 Mi habitación es de color violeta claro por la pared izquierda y violeta oscuro por la pared derecha. Tengo una mesa de color azul marino, los cajones son blancos. Es preciosa. Como Álvaro, pensé yo. Tengo a Álvaro en la cabeza todo el día. Imagino cosas con él. Bárbara, olvídate.

-¿Cómo es que tienes esto aquí? ¿Qué significa?-señaló una piedra.

-Es cuarzo rosado, me la regaló mi madre. Es la piedra del amor. Infunde energía del amor verdadero. Dicen que si tienes esta piedra contigo triunfarás en el amor. Aún así, considero más importante triunfar en la vida y ser feliz, antes que triunfar en el amor. -dije con tono interesante.

-A veces la felicidad se asocia a estar enamorado. Hay que estar bien consigo mismo para poder prosperar en la vida. Sé feliz tú solo o sola, el amor llegará. - dijo Mario. Lo cierto es que sonaba a un escrito de una revista del horóscopo.

"El amor llegará", o eso dicen. Tengo 20 años y toda una vida por delante. Aún así tengo un concepto del amor un tanto distorsionado. No es que no quiera enamorarme si no que hay que saber muy bien cómo elegir a la persona ideal con la que compartirás tu vida. No me gustaría que mis hijos no estuvieran bien en su día a día.

Yo tuve una infancia peculiar. Mi madre Pili fue una mujer muy trabajadora, tuvo cinco hijos y los mantuvo a todos ella sola. Siempre quiso estudiar pero comenzó a trabajar a los 14 años para ayudar a sus hermanos. Una vez se hizo mayor, se enamoró perdidamente de Mariano, un hombre fuerte y risueño. Se enamoró de papá. Él fue a trabajar de militar con el ejército y le prometieron que en dos años estaría de vuelta a casa, pero no fue así. Mamá tuvo que espabilarse sola, con pocos ingresos y una seis bocas que alimentar.

Mamá invirtió mucho dinero en una frutería, pidió un préstamo al banco y quiso sacar adelante a toda la familia pero se complicaron las circunstancias. A veces el que mucho abarca poco aprieta. O eso dicen. La frutería quebró y la familia se quedó con una deuda de miles de pesetas. Un dinero que mamá no podía asimilar. 

Estuvo trabajando de nodriza y no solo eso, si no que era conocida por "La fiera nodriza". Le caracterizaban sus cualidades de superación personal y por ello era muy admirada. Era una mujer muy alegre, que luchaba por cada objetivo que se proponía. Pili era mujer feroz y astuta, que se desvivía por sus seres queridos.

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