CUANDO iba al instituto, el libro favorito de Paul de todos los tiempos era "La Guía del Autoestopista Galáctico" de Douglas Adams. Había leído las tres primeras novelas de cabo a rabo y luego las había leído de nuevo. Incluso portaba una toalla en su coche y llevaba un botón de "No entres en Pánico" todos los días. Divertido, sarcástico, inventivo y nunca ni por un momento nada semejante a serio, las novelas de ci-fi le habían proporcionado exactamente la clase de evasión inteligente pero despreocupada que necesitaba durante sus torpes años de su adolescencia.
Como muchos geeks de su generación, docenas de citas, escenas y personajes de los libros aún permanecían metidos en su cerebro ahora que estaba a principios de los 30 (incluso uno de sus blogueros políticos favoritos había escogido el apodo de Majikthise por uno de los personajes secundarios más oscuros de los libros). Había un pequeño fragmento del tercer libro, "La Vida, El Universo y El Todo", que siempre le había intrigado: una descripción de una fiesta interminable que se movía de planeta a planeta en su nave espacial, saqueando mundos alienígenas en busca de suministros frescos de cócteles y canapés. Cuando era un tímido y joven "gamer" al que nunca invitaban a las fiestas guays, el concepto de una fiesta que nunca acababa parecía increíblemente sugerente. Mucho más tarde había leído una descripción de una fiesta interminable similar más terrestre en una novela de William Gibson, y la idea se asentó en su imaginación una vez más. Key West estaba tan cerca de una fiesta interminable en el mundo real como probablemente cualquier ciudad podía conseguir. Pero al llegar allí con Chloe y Abeja, había descubierto que incluso esta isla de rebeldía tenía sus límtes.
También había descubierto sus propios límites. Le había llevado una semana recuperarse de la orgía de indulgencia de 72 horas que él y Chloe había disfrutado cuando irrumpieron en la nueva ciudad. Pero aquellos tres días habían despertado sueños dormidos de la fiesta interminable de La Guía del Autoestopista Galáctico.
Los tres habían llegado aquí para montar una nueva Tripulación y empezar una nueva vida para ellos. No sólo una nueva vida, sino todo un mundo nuevo y Paul quería vivir en un mundo donde hubiese fiestas fantáticas que nunca acababan. Le había explicado su sueño a Chloe y a Abeja, y aunque ambas coincidiian en que tal fiesta sería de hecho genial, no podían ver mucho uso práctico para hacer en realidad tal cosa. Paul había argumentado que todo el sentido de una fiesta era que no tenía un propósito práctico.
Chloe había replicado que aquello parecía una buena afición para él, pero que necesitaban dinero, y a menos que quisiera servir mesas para financiar su sueño, necesitaban idear algunos timos. El primero de tales timos habían sido la extorsión de Casas y Apartamentos de Key, que había tenido un éxito más allá de sus expectativas.
Luego Chloe había encontrado a un guía hecho polvo de submarisnismo que ellos habían arreglado lo bastante para convertirse en el hombre de frente para la venta de mapas falsos del oro perdido del galeón español Atocha, que el afamado cazador de tesoros Mel Fisher no había conseguido encontrar. Algunos avariciosos y crédulos turistas se tragaban el cuento, añadiendo su capital a la operación, pero sin ningunos golpes importantes asomando por el horizonte, necesitaban otra fuente regular de ingresos. De modo que, como Paul había hecho durante la mayoría de su vida profesional y ahora durante toda su vida criminal, convirtió sus locas imaginaciones en empresas rentables. Igual que sus bocetos se habían convertido en comics que se habían convertido en un videojuego que se había convertido en un plan para extorsionar a sus antiguos socios, así el ensueño inspirado por la ci-fi se había convertido en un plan para una fiesta real que se había convertido en la herramienta perfecta para explotar la cultura a La Fiesta de Key West a favor de la Tripulación.
Ninguna fiesta tiene éxito a menos que los invitados quieran estar en ella, y nada engendra el deseo como prohibir a alguien tener algo. La gente podría asistir a una fiesta 24-horas que estuviera abierta en todas partes a todas horas, pero si lo hacían, sería sólo durante una parada rápida en su camino hacia alguna otra parte. Pero si La Fiesta era un secreto: sólo con invitación, bacanal clandestina de 100 dólares o más para entrar. Bueno, entonces la gente se pegaría para abrirse camino hasta la puerta.
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Milla Cero - G33K Mafia 2 de Rick Dakan
General FictionContinúan las aventuras de Paul y Chloe. Un año después de GEEK MAFIA y tras decidir instalarse en la isla de Florida de Key West. La pequeña Tripulación de Chloe, Paul, Abeja y Sandee ha extendido sus contactos por toda la isla y se abren camino en...