Capítulo 25

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SE acercaba la medianoche y por la calle Duval Key West estaba saltando. Paul observaba desplegarse la vida nocturna en los monitores de la pared de Abeja y, por un momento, se perdió en el flujo de turistas por las pantallas, deseando poder unirse a ellos y olvidarse de asesinatos y conspiraciones y todo lo demás.

—"¿Puede ser ella?" - preguntó Abeja pulsando en su pantalla de control y abriendo una única imagen en la pantalla plana principal que normalmente destinaba al mapa de la ciudad. Mostraba a la mujer de más edad, "Jeanie", caminando por la calle Catherine tan tranquila y relajada como uno pudiera imaginar. El código de hora en la parte inferior de la imagen era de sólo diez minutos atrás.

—"Es ella," - coincidió Paul.

—"Vale," - dijo Abeja. —"Voy a mirar sus cartas a partir de ahora."

El software de reconocimiento facial había encontrado a la mujer dentro los archivos de las grabaciones que todas las cámaras habían hecho desde la última hora, pero la propia búsqueda había llevado veinte minutos de proceso. Si tuvieran un software más avanzado, probablemente podrían descubrir un modo de rastrearla automáticamente, pero no lo tenían. Lo único que podían hacer era ejecutar la búsqueda de nuevo, lo cual llevaría otros veinte minutos. En vez de ello, Abeja tuvo que repasar las numerosas imágenes ella misma, suponiendo cuáles podrían haber captado a Jeanie en su ruta a través de la ciudad. Sólo otra de la razones por las que necesitaban un hácker en la Tripulación. Al menos Chloe estaba abajo y no podía recordárselo por la centésima vez.

—"¿Puedes imprimir esa pantalla?" - preguntó Paul.

—"Sería más rápido enviarla por e-mail a tu PDA o al ordenador portátil," - respondió Abeja. Ella odiaba el papel.

—"Eso me vale," - dijo Paul. —"Adelante, enviala también a la máquina de Chloe."

Abeja pivotó en su silla para encarar un teclado y ratón diferentes, pulsó y tecleó durante unos segundos y luego giró de vuelta a sus controles de las cámaras.

—"Hecho," - dijo ella.

—"Gracias, Abeja," - dijo Paul.

Empezó a ir escaleras abajo, pero se detuvo y se giró hacia ella, que parecía intensa, cosa normal en Abeja, pero también concisa, cosa nada normal en ella.

—"¿Estás bien?" - le preguntó.

—"Mmm hmm," - dijo ella, asintiendo sin apartar la vista de las pantallas frente a ella.

—"Chloe dijo que las cosas con Raff se pusieron bastante intensas."

—"Es un mentiroso," - dijo Abeja.—"Lo sé. Por eso vamos a clavarle por ayudar a matar a esa mujer."

Paul no estaba convencido de que ella creyese sus propias palabras, pero él no podía discutir con sus sentimentos.

—"Ya te digo," - dijo Paul. —"Los pillaremos a todos."

Abeja no respondió, Paul se rindió de intentar animarla y bajó las escaleras. Allí, para su sorpresa, se encontró a Chloe y a Winston sentados en el sofá, riendo. Paul encontaba difícil de imaginar lo que podía ser tan gracioso, pero le alegró que al menos alguien pudiese mantener un corazón alegre en tiempos como aquellos.

—"Hey, peques," - dijo Paul, que en realidad era más joven que cualquiera de ellos, más que Chloe por un año y que Winston por al menos veinticinco. —"Tengo algo para vosotros."

Ambos alzaron la vista, aún sonriendo por lo que fuese que les había hecho reir en primer lugar.

—"Hola de nuevo, Paul," - dijo Winston al levantarse y entrecharle la mano. —"He oído que habéis tenido un día ocupado."

Milla Cero - G33K Mafia 2 de Rick DakanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora