CAPÍTULO 3: VENICE BEACH

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6.00 a.m. es lo que veo en mi despertador. Lo primero que piensa mi cabeza es que es muy temprano, demasiado temprano. Me disponía a bajar a la cocina cuando me topé con Mike.

—¿Fuiste tú quien cambió mi despertador? Qué son las seis de la mañana.

—Hermana, si quieres sobrevivir en este país tendrás que empezar a acostumbrarte a levantarte a estas horas. Ponte el bikini, nos vamos a la playa.

—Nos vemos abajo Mike. —y le tiré un cojín como señal de que se largara.

Tardé demasiado. Eran las 7.00 a.m. cuando salimos con la moto camino a la playa. Habíamos decidido empezar por Venice Beach.

Cuando llegamos la playa me di cuenta de lo que mejoraba esta cuando la tenías delante. Lo que más me gustó fue el paseo de palmeras, pero todavía estaba un poco atolondrara, así que le dije a Mike que nos dirigiéramos a la playa, pues estaríamos mucho mejor tomando el sol. En España estaba acostumbrada a tomar el sol, así que ya estaba bastante morena. Estábamos en agosto, así que aún tendría tiempo a que se me pegara el sol Californiano. A Mike también le gustaba mucho la playa, de hecho solíamos pasar los veranos con nuestros colegas en Gandía, pero ya no estábamos ahí.

Estuve tomando el sol durante una hora, y luego me metí en el agua. Era muy temprano pero hacía mucho calor. Eran las 9 de la mañana, y la gente estaba muy activa, demasiado activa. La gente corría por la playa, nadaban, paseaban. Si estuviéramos en España, ahora estaría durmiendo o desayunando. Mike me tiró una pelota para que me acercara a él.

—Que Elizabeth, ¿echas una partida?

—Ni lo dudes hermano.

Estuvimos jugando un buen rato y por un momento me volví a sentir como en casa. Cuando ya estaba cansada pensé en ir a tomarme un café, y Mike, que también es un adicto, pensó que estaría bien recargar fuerzas antes de volver a casa.

Nos dirigimos hacia una cafetería cerca de la playa llamada The Sidewalk cuando iba a pedir vi a alguien conocido en la mesa de al lado. Era Caleb, nunca pensé encontrármelo en una cafetería, sobretodo teniendo en cuenta como lo vi anoche. Me encantaría pensar que esa postura solo fue la de ayer, pero en el fondo sabía que no era verdad. Caleb parecía el típico chico que nunca hablaba con nadie, excepto su grupo de cuatro amigos, un chico que sabía lo que quería, pero que lo haría solo. Estaba tan perdida en mi mente que no me di cuenta de que Mike fue a hablar con él.

—Eh Caleb, ¿cómo andas?

—Vecino, ¿no es muy temprano para ti?

—Mi hermana decidió que sería bueno venir a la playa en nuestro primer día.

—Es mucho mejor Santa Bárbara, pero me alegra que nos háyamos encontrado. ¿Por qué no te sientas conmigo?

—Bueno estoy con mi hermana, ¿recuerdas?

—Cierto, Elizabeth, ¿porqué no te sientas con tu hermano aquí? —y se dirigió a mí con una sonrisa, aunque no la pude descifrar.

Fui a sentarme con ellos con mi café con leche en mano. Vi a Caleb bastante alegre y Mike se lo estaba pasando bastante bien, hacía tiempo que no lo veía así. Hasta que algo extraño ocurrió, Jo cruzó la puerta acompañada de una chica, una chica bastante alta. Se veía muy segura de sí misma, cosa que me recordaba a mí yo del pasado.

—¡Elizabeth! — me llamó Jo muy emocionada—. Te presento a la novia de Caleb, Alison. Va también a nuestro mismo curso. ¿Qué hacéis aquí?

—Hemos venido a la playa, pero ya va siendo hora de que nos vayamos.

—Pero si aún tenemos tiempo. —me dijo Mike.

INCANDESCENTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora